Mollina - Malaga

jAJAJAJAJA, A VECES LA PALABRERÍA BARATA NOS JUEGAN UNA MALA PASADA

En el robo de niños estuvieron involucrados y fueron cómplices funcionarios, médicos y, por supuesto, la Iglesia, la misma que condena el aborto y nos pretende dar lecciones de moralidad.

La cifra de niños robados a sus familias republicanas para ser entregados a otras familias con pedigree del régimen fascista, se calcula en unos 35.000, internados en centros del Auxilio Social, hospicios y conventos.

Esta práctica iniciada en los años 40, continuó incomprensiblemente hasta los años 80; si bien durante toda la época franquista el fin era político, en los años siguientes el motivo era puramente económico.

Los primeros robos comenzaron en los años 40.

Sus víctimas eran las mujeres que entraban embarazadas en la cárcel -muchas veces, tras dar a luz, las madres eran fusiladas-.

Todavía quedan testimonios que han denunciado cómo les robaban los hijos a las presas republicanas.

Una de las matronas de aquella época, reconoció el robo de los niños en las prisiones y contó cómo las monjas les ponían un pañuelo en la cara a los bebés cuando les daban de mamar para que no le cogieran cariño a su madre.


Otras veces a pesar de que el niño nacía bien y las madres eran capaces de verlo, rápidamente una enfermera les indicaba que tenían que llevarlo a una incubadora. Al día siguiente le comunicaban a la madre que el bebé había muerto.

Nunca más volvían a ver a su hijo.

La Iglesia no sólo estaba en cada una de las etapas del ‘robo’ sino que además castigaba a las parturientas por entender que las ayudaban a dar a la luz: “Después de parir y robarles los hijos, las mantenían durante años limpiando los suelos de los hospitales para que pagaran su deuda por haber sido atendidas”.


Aunque parezca mentira gran parte de estas atrocidades estaban amparadas por las leyes franquistas y por la Santa Madre Iglesia.

Al Estado le corresponde obligar a las instituciones y organismos pertinentes que muestren las pruebas y documentos oportunos y necesarios para esclarecer estos crímenes, caiga quién caiga.

Pero al único que lo ha intentado, el juez Baltasar Garzón, a instancias de los verdugos ha sido separado por jueces fascistas de la carrera judicial.