El que fuera ministro de Exteriores y responsable de buena parte de la desastrosa política exterior de los últimos años, ha destacado por su alianza de civilizaciones, las relaciones privilegiadas con las dictaduras de medio mundo y, desde el punto de vista del humor, por su genial y muy recordado discurso en lingala.
Probablemente Miguel Ángel Moratinos fue el único sorprendido por su cese como ministro en la crisis de Gobierno de octubre de 2010, abandonando el cargo con lágrimas en los ojos, literalmente. Tras las elecciones dejó también su escaño y desde entonces ha sido uno de los que más ha costado reubicar: de muestra, su fracaso en su intento de ser Secretario General de al FAO a pesar de sentirse capaz de acabar con el hambre.
Finalmente, haciendo honor a sus buenas relaciones con los países árabes ha acabado fichando por Qatar, donde será consejero del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria del país del golfo Pérsico.
