Mollina - Malaga

Hasta ahora tenía una buena imagen de Rodrigo Rato. Al menos hasta el pasado día 10, cuando el Gobierno español se vio obligado a nacionalizar Bankia. Durante la época de Aznar me pareció un ministro de Economía solvente. Comparado con los conocimientos que tiene Rajoy de la economía, tenía la cabeza bien puesta. Incluso aunque, como hemos sabido después, el boom del ladrillo comenzó bajo su mandato.

Quizá influía también el hecho de que Aznar eligió a Rajoy en vez de Rato para que el futuro presidente de Bankia no viera clara la guerra de Irak como reveló entonces El Mundo en una célebre portada. Pero la imagen que yo tenía de Rodrigo Rato se empezó a torcer cuando dimitió antes de tiempo del FMI en una salida jamás contada del todo. Y ahora se ha desmenuzado definitivamente.

El pasado 10 de febrero, durante la última presentación de resultados, aunque afirmaba: "Bankia podrá salir adelante en solitario, sin ayuda pública y sin vender activos estratégicos" (1). Pero la nacionalización nos costará, de momento, 4.500 millones de euros. Y nadie ha explicado de dónde saldrán. Mientras Luis de Guindos, ministro de Economía, aunque aseguraba el pasado viernes que Rato no tenía "ninguna responsabilidad" en la crisis de Bankia (2). ¿Cómo que no? Pero si ha sido presidente desde 2010.

Si repasamos la historia reciente de la entidad hasta su intervención veremos que el PP la utilizó para fusionarla con la mayoría de cajas de autonomías gobernadas por el mismo PP. Salvo Caixa Laietana: Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja (3). A estas alturas es evidente que sufrió un grave problema de indigestión.

Las cifras del grupo dan pavor porque Bankia invirtió unos 51.000 millones en el sector inmobiliario de los que más 31.000 son préstamos previsiblemente de difícil recuperación- y unos 14.000 activos tóxicos entre pisos, suelo y promociones (4). Para entendernos: Bankia es la principal inmobiliaria del Estado. Y no hace falta que les diga cómo están las inmobiliarias. No se vende ni un piso.

Si las ayudas a la Banca computan como deuda pública, todos los robos de los políticos, tanto en Bancaja como en Caja Madrid, los pasamos a pagar todos los españoles y todo sin ninguna explicación ni asunción de responsabilidades. Los autores están ahí, son los primeros que dicen defender a España, cobrando también del erario público, solo hace falta investigar y sacar a la luz las vergonzosas fortunas. Desde hace tiempo vengo diciendo que detrás de Grecia vamos nosotros y preparémonos para la pobreza, la delincuencia y la criminalidad que se nos viene encima, de mientras toda una élite compuesta de políticos, banqueros y hombres de negocios, muy bien representada por cierto en ese vergonzoso palco del Bernabéu, se gastara todo el dinero robado y la gente, la gente no le importa a nadie.