Sin Justicia, no hay Democracia... El presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, viajó 20 veces en fines de semana largos —la mayoría de ellos de cuatro días o más— al mismo hotel de lujo en Puerto Banús (Marbella, Málaga), desde noviembre de 2008 hasta marzo de este año, sin que en las fechas en las que se realizaron los viajes se tuviera constancia de actos oficiales que los justificaran. Los gastos que Dívar cargó a los presupuestos del Consejo General del Poder Judicial por esos periplos, se elevan a 18.654 euros. A estos gastos hay que sumar, los correspondientes a su séquito, compuesto por cinco o seis escoltas y coches oficiales… Bien, no sólo el Sr Divar no dimitirá, lo más “gracioso”, “bochornoso”, “indecente” e “indignante” es que siete vocales del Consejo han pedido la dimisión del vocal José Manuel Gómez Benítez, por haber denunciado a Divár ante la Fiscalía General del Estado… ¿Qué sucede cuando falla el Poder Judicial? Si la persona llega a desconfiar de la Justicia, significa que desaparece la garantía para el ciudadano. Este fallo representaría el ocaso y fin de un sistema democrático. Se puede vivir de muchas maneras pero nunca sumido en la injusticia. El grave peligro de la justicia en cualquier país, es su politización. Si la Justicia llega a politizarse perdería su independencia, principio básico sobre el que descansa su naturaleza. Si la Justicia ha de servir a un determinado partido a medio plazo, significará la destrucción de la justicia, de ese mismo partido y por su puesto del sistema democrático y ello porque para erradicar tal injusticia tan solo se podría hacer aniquilando el sistema pues estaríamos ante la ausencia de seguridad. Si llegase ese momento los responsables tendrían que responder muy seriamente. Y si no nos preocupa tanto el Poder Ejecutivo, menos nos preocupa el Poder Legislativo. Los elementos y miembros del Legislativo que el pueblo va a votar y que salgan elegidos elaborarán leyes pero...¿ Quien las va a aplicar ? Sin duda el Poder Judicial. Entonces ¿Quién es el importante? ¿Quién tiene la clave de la situación? Por supuesto quien aplica la Ley. Y ya pueden dictar leyes y ponerles todos los adornos que de su aplicación, de una u otra forma, dependerá el resultado. Si los jueces fuesen maquinas, el razonamiento sería otro, pero son humanos como todos. La clave la tendrá quien pueda decir la última palabra y esta la dice el Poder Judicial. No olvidemos esto… Desde aquí, me permito pronosticar que podrá existir Democracia, en la media que exista Justicia, que existan unos jueces que la hagan posible. El Juez tiene una misión importantísima que sobrepasa el quehacer normal en lo humano y que la fundamentación de su que hacer se enraíza en lo divino. De ahí que el buen hacer sea admirable, más por su propia importancia, su posible mal hacer tendrá una responsabilidad mucho mayor. Un Estado democrático podrá funcionar mientras sus ciudadanos confíen en la Justicia, sepan que pueden acudir a un Juzgado y allí encontrar la solución a su problema; entonces, los problemas políticos pasan a un segundo plano. Pero si llegare un día en que el ciudadano sabe que no puede acudir a un Juzgado porque allí imparte justicia un Juez o una Juez en la que no puede confiar...a partir de ese momento empezaría a contar la cuenta atras. Podría tratarse de casos aislados pero ni siquiera ese lujo se lo puede permitir la seriedad de la Justicia pues un escándalo en otro orden es grave pero en el orden jurídico es gravísimo y es lo que al ciudadano le sitúa ante una indefensión y por tanto de incredulidad en el sistema. Llegado ese caso ¿De qué servirían todas las leyes ? ¿ De qué servirían todos los votos ? Todo ese montaje político no valdría para nada. Por todo ello hemos de darle al Poder Judicial la importancia que tiene y merece. Pero que nadie olvide que para poder mantener esa credibilidad, el propio Poder Judicial tendrá que revisar el material humano de que dispone pues sería una lastima que por una mala ortiga se perjudicase toda una cosecha. Siempre hemos respetado y respaldado a la Justicia porque la consideramos la clave del sistema y debemos tener fe en ella. Los que la organizan y dirigen a sus componentes tienen una misión muy importante: hacer posible que sigamos teniendo fe en ella. Así es posible casi todo. Haz algo por tu propio bienestar y pide la dimisión de Carlos Dívar, Presidente del Tribunal Supremo; |