Mollina - Malaga

Vivimos en una sociedad tergiversadora. Ya lo expresó Aldous Huxley en aquella célebre novela que ha quedado como referente.

Bueno, resulta que los nazionalistas, mas nazis que onalistas, llevan ya mucho tiempo echando en las finales de fútbol de la Liga Española el estiércol de sus inmunda ideología, expresada en la pitada al himno nacional de España, al Jefe del Estado español, a la Bandera nacional de España, a los aficionados de otras regiones de España que acuden a los encuentros donde participan equipos vascos o catalanes, etc...

Bueno, ahora resulta que la final es entre un equipo vasco y uno catalán en el estadio neutral de un club madrileño. Y los nazionalistas avisan de que van a pitar al Himno Nacional español, al Jefe del Estado, etc..., como siempre han hecho.
Y resulta que la presidenta de Madrid, comunidad donde se juega la final y donde se van a producir los anunciados hechos delictivos, avisa que, si ocurren los hechos anunciados, se suspenda ekl encuentro y se aplace a una jornada de puertas cerradas.
¿Y qué han proferido los opinantes de esa tendencia?. Que la señora Esparanza Aguirre ha politizado el deporte.
O sea, que los nazionalistas ocn su actitud excluyente no politizan el deporte, sólo lo hace la señora Aguirre cuando pide respeto a los símbolos y aplicación de la ley y el código penal.
Díganme si esto es propio de una sociedad sana y adulta.
Les pongo otro ejemplo. ¿Qué pasaría si en una conmemoración nazionalista hubiera españoles que abuchearan los símbolos y representantes nazionalistas. Pondrían el grito en el cielo, hablando de franquismo y demás cosas pasadas. Como que ahora han llegado a comparar a Esperanza Aguirre con el general Miguel Primo de Rivera...

¿Es esto coherente?. ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar esos abusos de niños malcriados y además jaleados por los opinantes sin criterio propio?.