Málaga - Malaga

Sin duda, la Política -tanto a nivel nacional, como regional (ahora "autonomista") y local, necesitaba una urgente restauración. Lo que no significa, en modo alguno, una "revolución" -que es lo que pretenden, o al menos lo parece, los "nuevos" cargos políticos, los de nueva implantación; losd que van de pijos revolucionarios de diseño.
Restarurar es mejorar lo que no funciona como debiera. No es tan difícil de entender, digo yo...

En cuanto a las "nuevas caras" (tómeselo cada cual por donde le dé la gana) en el Ayuntamiento de Málaga, nada más tomar posesión de su acta, la "voz tronante" de "Málaga Ahora" (marca blanca de Podemos) hizo buena la frase atribuida a Groucho Marx (y por tanto "marxista"), que reza que "Es mejor permanecer callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente" . ¡Menuda filípica largó, sin dejar títere con cabeza, hacia los anteriores...! Y sin venir a cuento.
El movimiento se demuestra andando, dice el refrán, no largando patadas y cornadas a diestro y siniestro. El Ayuntamiento está necesitado de una reforma, no de un terremoto. Un movimiento sísmico no arregla nada; lo deja todo mucho (bastante) peor de lo que ya estaba.

El problema que siempre hemos tenido en España, precisamente, es el no dar tiempo al tiempo... y así nos ha ido siempre. Esta gente (nueva por edad, pero con ideas más que superadas al día de hoy) se empeñan en ser tomados por marxistas (¡a estas alturas!); y tal vez lo sean, pero de Groucho, cuando dijo que "la política es el arte de buscar problemas, enontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados".
Más se consigue con buenas maneras y mejores modos, razonando y tratando de convencer al contrario (en el mundo de la política no hay "enemigos", sino "adversarios"), es lo primero que deberían tratar de aprender los "nuevos tronantes". Sólo así se podrá conseguir que el adversario de hoy sea un aliado el día de mañana.
Pero al ir de tan prepotentes, "sobraos", engreidos y pagados de sí mismos, raro será no ya que lleguen a parte útil alguna, sino que se vayan hundiendo en su propia cortedad de miras. Pero eso sí: la culpa siempre será de "los otros"...

El tiempo dirá.

Vaya, hombre... Ahora resulta que, según estos tipejos, su derecho a la libertad de expresión está por encima del buen gusto, la convivencia pacífica y las creencias del resto... ¡Sus muelas!: