Cuevas Bajas - Malaga

Don Antonio el practicante”, como todo el pueblo de Cuevas Bajas lo llamaba, nació en el pueblo cordobés de Cabra el día 8 de septiembre de 1919, en el seno de una familia de clase media.

Estudió bachillerato en el instituto de enseñanza media “Aguilar y Eslava” de su ciudad natal. Transcurrida la guerra civil, cursó los estudios de practicante en la facultad de medicina de Cádiz, titulándose por dicha facultad en el año 1941.

Tras un tiempo en Cabra, partió hacia el pueblo de Cuevas Bajas para ejercer su profesión de practicante, en unos años muy duros y difíciles.

“El practicante”, de cuerpo endeble y no muy alto, fue demostrando día a día a los habitantes de este pueblo la grandeza y bondad de su corazón, ya que viviendo en una época con unas casi nulas vías de comunicación, escasa población y, no olvidemos, una enorme falta de medios económicos, nunca salió un “no” de su boca, siempre y cuando fuese para ayudar a cualquier persona del pueblo, sea cual fuese su edad o clase social.

Llegó incluso a desempeñar el papel de maestro para aquellos, a quienes por sus tareas laborales en el campo, les era imposible acudir a la escuela por las mañanas.

Debido a su forma de ser y a la situación político-social que se vivía en esta época, fue catalogado de “rojo” por unos y de “fascista” por otros. Pero con el tiempo todos llegaron a comprender que su condición y su forma de actuar no iban acompañadas de ningún interés personal, sino que, simplemente, reflejaba su gran corazón y bondad para con los demás. Todos eran atendidos por igual, sin importarle el sexo, la edad o condición socioeconómica que tuvieren, incluso cuando, en numerosas ocasiones, sabía que había gente del pueblo que no iba a poder pagarle sus servicios.

Sus vecinos siempre tenían la certeza de que podían contar con él en cualquier momento, dándole igual la hora del día, ya fuese por la mañana, durante el almuerzo o a altas horas de la madrugada; o la climatología existente en aquel momento. Sin mediar palabra cogía su maletín, lo colocaba bajo el brazo y, sólo cuando ya estaba saliendo por la puerta de su casa, preguntaba: “¿dónde está el enfermo?”. En la época en la que empezó a distribuirse la penicilina, era común ver a D. Antonio entrar casa por casa suministrándola sin que la gente llegase ni siquiera a caer en la cuenta de cuándo comería o dormiría; pero él, a ésto, siempre le restaba importancia, pues lo primordial era la salud de los demás.

En el tiempo que vivió en Cuevas Bajas, nunca supo lo que fue tomar unas vacaciones, ya que, aunque los tiempos eran muy distintos a los actuales, tampoco nunca quiso dejar desatendidos a sus enfermos.

D. Antonio, además de ser el practicante del pueblo, fue representante de chacinas, café, medicamentos e incluso llegó a regentar un botiquín farmacéutico.

Esta época fue mala para todos los habitantes del pueblo; y él también tenía a su cargo a una familia con una mujer, Doña Clotilde, y cuatro hijos (Carmela, Manolo, Chiqui y José Luís), a los que siempre intentó inculcarles honradez, educación y cariño hacia el prójimo.

Nunca, incluso con su pluriempleo, pudo hacer dinero. En innumerables ocasiones las ganancias se le esfumaban cuando tenía que poner de su propio bolsillo el dinero necesario para pagar las inyecciones que necesitaban algunas personas, ya que era consciente de que no tenían nada que llevarse a la boca para comer.

Lo complejo de aquella época hizo que, en algunas ocasiones, también tuviera que desempeñar el cargo de juez de paz o concejal por orden gubernamental, sin llegarle nunca a gustar estas tareas debido a la enemistad que podía crearse con algunos de los habitantes del pueblo. De hecho, cuando le “rascaba 5 minutos” a su apretada agenda, le gustaba reunirse en el bar con los hombres del pueblo para tomar un café, charlar y olvidarse por un tiempo del estrés al que estaba sometido. Pero eso sí, cuando le ponían un café que a su parecer no estaba bueno, nunca protestaba sino que dejaba de aparecer por el bar durante algunos días.

Así fue pasando el tiempo hasta que en el año 1966 cae enfermo e ingresa en el hospital de Antequera, siendo intervenido del estómago. Tras la operación en vez de mejorar, entra en un estado crítico en el que hace falta sangre con urgencia para salvar su vida (hay que puntualizar que en esta época no existen los bancos de sangre actuales, y los existentes vendían la sangre). Cuando llegó la noticia a Cuevas Bajas de esa falta de sangre para salvarle la vida a D. Antonio, allí estuvieron todos los ciudadanos de Cuevas Bajas para dar hasta la última gota de sangre que le hacía falta a “su practicante” y así demostrarle lo que sentían por él y que no habían olvidado, ni nunca olvidarían, lo que él hacía en tantas ocasiones por ellos.

De esta forma, su pueblo consiguió que el corazón de D. Antonio siguiese latiendo y retornase a su hogar para seguir repartiendo bondad, comprensión y cariño a todos sus paisanos. Todos en el pueblo, desde los niños que lloraban cuando éste les pinchaba las inyecciones hasta los ancianos que casi no podían ponerse en pie, fueron a recibirle a su casa y a expresarle su cariño y admiración.

Restablecido de su enfermedad, continuó con su profesión y amor hacia su pueblo hasta que dos años después sufrió una recaida y comenzó de nuevo a perder sangre debido a una úlcera gástrica. Esta vez no comunicó su enfermedad a nadie ya que coincidió con el cuidado que daba a tres enfermos en estado terminal y no quiso irse a Antequera y dejarlos sólos. Cuando, como era previsible, los enfermos fallecieron y había cumplido con su deber de practicante, comunicó a su hija mayor el estado en el que se encontraba siendo trasladado urgentemente, por su amigo Juan “el de baldomero”, al hospital comarcal de Antequera, donde fue intervenido de máxima urgencia sin llegar a superar la operación. Falleció el 17 de mayo de 1969.

D. Antonio “el practicante” quiso ser enterrado en el cementerio de Cuevas Bajas, donde hoy en día reposan sus restos, porque, aunque sus orígenes eran de Cabra, su gente, sus amigos y su nueva sangre pertenecían a Cuevas Bajas. Y en el cementerio de este bonito pueblo, sin duda sigue latiendo la bondad de su corazón.

Hola Miguel, tu escrito en el foro, recordando a D. Antonio el Practicante,
Me a emocionado ya que yo viví aquella época, y estoy totalmente de acuerdo con tu excelente relato, como no podía ser de otra forma ya que no pones ni una coma de más, todos los elogios que se le dedique a este maravilloso hombre son pocos.
No soy aficionado a escribir en el foro, me parece que esta es la segunda vez que lo hago,
Soy uno de aquellos tantos que tuvimos que abandonar nuestro pueblo buscando un mundo mejor, y en estos momentos estoy escribiendo los recuerdos de mi pueblo, y en el capítulo que le dedico a las personas populares de aquella época, la mayor referencia se la dedico precisamente a D. Antonio el Practicante, pero no tan completa como la tuya, es por lo que te pido que me dieras tu autorización para usar en partes o en su totalidad.
Desde la distancia un cordial saludo a todos mis paisanos.
Manuel Lara Guillén

Sr. Lara:

El permiso se lo debe de pedir usted a Mónica Muñoz Jiménez, autora del escrito fechado en abril de 2008.

Puedo usted verlo en internet.

Cuando se copia, lo mínimo que se debe de hacer es indicar la fuente.

Es más fácil copiar que pensar.

Buenas tardes.

Singilis, en mingun momento he querido aduellarme de algo que no es mio,
Yo lo unico que he echo ha sido buscar informacion de internet y plasmarlo en el escrito,lo unico que he echo es recordar a una persona que dias atras ,en una charla saliÓ su nombre.
Solo eso ni mas ni menos.
Porque para tonterias ya estais ustedes.

te pillaron copiando ,has sido un mal estudiante,reza dos padres nuestros y dos ave marias y estas perdonado.

Ima eres una serpiente, y una muy mala persona,

Yo oi hablar de ese hombre a mis padres era una bella persona.

La ima se cre una mierda y no llega a peo.

Miguel,una cosa es predicar y otra dar trigo.Como se puede ser tan ipocrita,por un lado criticar a los que copian y pegan los articulos de prensa que no te conviene oir,y por otro lado tu copias para tu lucimiento personal.HAY QUE SER IPOCRITA.

minimini esto me lo has enseñado tu pia pia.............

Miguel,que mas quisieras tu parecerte a mi,no fisicamente porque eso es imposible biologicamente,sino moralmente.Pues tu pretendes dar lecciones de lo que ignoras y lo que es peor de lo que careces.

En vez de decir tantas tonterias,mirate tu primero,y luego juzga,parece que fue ayer cuando repartias las maceticas para las elecciones anteriores,y no sabes nada de nada.
Sigue como vas.

me parece bien que se recuerde a aquellos que hacian algo por los demas y sin animo de lucro en muchas ocasiones habria que hacer una placa homenaje a aquellas personas que hacen algo por los demas y sin animo de lucro. para todos y todas.