El honor de Andalucía El honor de Andalucía 08:55 (19-02-2011) | 24 Chaves y Griñán eluden sus responsabilidades políticas. Por decirlo cínicamente, un pícaro que se precie no va a ninguna parte si no tiene todas las salidas cubiertas. Eso es lo que hizo el felipismo al copar todos los resortes del poder a fin de asegurarse la impunidad y es lo que está tratando de hacer el zapaterismo, que se comporta como una prolongación de aquel, singularmente en Andalucía. La farisaica indignación de Griñán al decir que las irregularidades de los ERE son “mentiras” y su negativa a abrir una comisión de investigación en el Parlamento andaluz revelan una concepción feudal de la Cámara. Todo se convierte en cortijo para quienes llevan gobernando ininterrumpidamente, y sin alternancia, tanto tiempo como Mubarak en Egipto, por decirlo pedagógicamente. Cortijo es, por supuesto, el agro; cortijo es el granero de votos, asegurado gracias a la compra de voluntades del PER; cortijo es el manejo de los fondos de desempleo con los que esquilman a quien lo necesita para favorecer a los enchufados del PSOE; cortijo son la mayoría de los medios de comunicación, con Canal Sur a la cabeza, con lo que se aseguran la omertá; y un Parlamento regional que han utilizado para eludir sus responsabilidades políticas. Así, el PSOE ha rechazado un centenar de comisiones de investigación en los 30 años que lleva al frente de Andalucía. A José Antonio Griñán habría que recordarle el abecé de la democracia: una cosa son las eventuales responsabilidades procesales y otra muy distinta las responsabilidades políticas de las que debe dar cuenta ante el Parlamento. Las primeras están ya en manos de la Justicia, con el caso Mercasevilla y con la denuncia que acaba de presentar Manos Limpias por el fraude de los ERE. Nada que decir al respecto, ya que son los jueces los que tienen la última palabra. Pero sí se pueden exigir las responsabilidades políticas de quien era consejero de Hacienda de Andalucía cuando se produjo el fiasco de los ERE, un tal José Antonio Griñán. No puede refugiarse en el insulto a la oposición, siguiendo el modelo Rubalcaba. Si este no puede imitar al avestruz cada vez que le preguntan por el Faisán; Griñán debe hacer lo propio, ante los escándalos de los ERE y de Matsa, en el que ganó una sustanciosa comisión otra reliquia del felipismo, Carlos Solchaga. Máxime cuando está por medio el dinero de la gente que, como subraya Rajoy, “es sagrado”. El problema es que asumir la responsabilidad política no es costumbre por estos pagos. Salvo Antonio Asunción, los socialistas se aferran al escaño o a la cartera de ministro. En este Gobierno tenemos no uno, sino dos casos de vulneración de incompatibilidades: Manuel Chaves, por no haberse inhibido en la concesión de una subvención a la empresa en la que trabaja su hija Paula, y también Angeles González-Sinde, que ha concedido subvenciones millonarias al cine, teniendo ella intereses particulares en esa industria. Pero ahí siguen, como si nada. En este sentido resultan sarcásticos el silencio de Chaves y los desplantes de Griñán contra el PP. “Si usted no valora el honor de los demás –le espetó este a Javier Arenas– nunca va a tener el honor de ser presidente de la Junta”. Ignoramos si el dirigente socialista habrá leído Becket o el honor de Dios de Anhouil, pero sería interesante ver en qué nivel ponen 1,2 millones de parados andaluces el honor de Griñán. O qué piensan al respecto los perjudicados por el desvío de fondos del desempleo, mientras se benefician cuatro amiguetes del partido. ¿Creerán ellos que Griñán merece el honor de seguir presidiendo la Junta de Andalucía? posdata:copiado |