Villarejo de Salvanés - Madrid

ES LARGO PERO INTERESANTE SOBRE TODO PARA ESOS QUE ATACAN CON LA HERENCIA DE............... LO HIZO MAL EL................. AHORA SE COME EL MARRON LOS ESPAÑOLES

Fondo Monetario Internacional, ¿un fondo de financiación a los estados o suerte de institución que impone la política mundial? ¿O es el látigo del poder económico que pretende acabar con la democracia del mundo acabando con los gobiernos democráticamente elegidos?. En Wikipedia se puede leer sobre el FMI y dice que sus estatutos declaran como principales objetivos la promoción de políticas cambiarias sostenibles a nivel internacional, facilitar el comercio internacional y reducir la pobreza. Nada más alejado de la realidad. Muchos creen que el objetivo principal del FMI es garantizar el statu quo del sistema financiero internacional, y flujos ininterrumpidos de capital desde los países de la periferia hacia los países centrales. Lo queramos o no, nos llevan como borregos hacia su propio sistema político, aunque sea recurriendo a golpes de estado en gobiernos elegidos democráticamente.

|UNIDAD MONETARIA|

stamos ante una estrategia orquestada y dirigida a uno y otro lado del atlántico, surgida tras la crisis financiera iniciada en EEUU. Solo hace falta conocer un poco de historia para encajar en el momento actual el papel decisivo de EEUU, FMI y Banco Mundial en la gestión de esta crisis financiera mundial y en la de Europa en particular. En 1944, en un mundo asolado por la Segunda Guerra Mundial, los acuerdos de Bretton Woods refundaron el capitalismo, quedando patente la soberanía de EEU, con el dólar como moneda de referencia y no el patrón oro como hasta entonces. Uno de los principales logros fue la creación del Fondo Monetario Internacional. De Bretton Woods también surgió el Banco Mundial, que, en un contexto de gran preocupación ante los destrozos de la guerra, se llamó en un primer momento Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo. Según Wikipedi,a en la cumbre de G20 de 2009, el FMI cuadriplicó su capacidad financiera a un billón de dólares. Que el poder real reside en los centros financieros del mundo y no en los representantes de la democracia, se nos hace cada vez más evidente, hasta nuestro líder Mariano Rajoy dice no tener libertad para tomar decisiones, nos resulta patético, pero por lo incuestionable.

Ha sido así desde 1944, durante estos últimos 68 años, pero especialmente en estos últimos 30 años, con la ayuda del desarrollo de la ingeniería financiera, y ahí estaban el FMI y BM, las mayores financieras del mundo. La diferencia del momento actual reside en que con la globalización se acentúan tanto los problemas derivados de la crisis financiera mundial, como la información y desinformación, que vuelan como la pólvora. Hay que saber que el proyecto Euro pertenece a la política económica fondomonetarista (FMI) que, desde el cierre del Acuerdo Bretton Woods el 15 de agosto de 1971 y desde las políticas de "ajuste" en Latinoamérica los años setenta, va asociada al neoliberalismo-neoconservadurismo. En Europa, las medidas neoliberales arrancan con el laborista Callaghan, los socialistas Craxi (cogobierno de Andreotti) y González con sus ministros Boyer, Solchaga, Solbes. El Euro es la forma extrema, o su máxima expresión, de "Estado mínimo" y "desregulación". No es la moneda de un Estado, como pueden ser la Libra Esterlina o el Franco Suizo. Surgida la crisis en Europa, los mismos creadores del euro saben que sin un gobierno común europeo que controle las políticas económicas y fiscales de los distintos países, no pueden controlar que la devolución de tales deudas contraídas por los bancos locales, y asumidas por los estados, se haga conforme a sus maquiavélicas exigencias, esos mismos organismos garantes del flujo de capital sin límites. De ahí la implantación del techo de gasto y la inexorable exigencia de reducciones de déficit.

Todos somos conscientes de que los acreedores están representados por el FMI y BM, y cuales son sus estilos para recaudar decenas de miles de millones, aunque se lleven por delante el trabajo, los recursos para subsistir dignamente, mientras por donde pasan van deteriorando la salud de las naciones, la educación o la sobrevivencia misma. Pero, como decía, en Europa no lo tienen fácil, por lo que es necesario un proyecto, que cada vez se intuye con más fuerza, de federalizar Europa. Este proyecto no creo que surja de la casualidad sino que es el fin orquestado de todos estos acontecimientos recientes. Es mucho más fácil para los lobbies financieros mundiales entenderse con un solo gobierno europeo que con un diverso entramado de gobiernos con intereses y políticas locales muy dispares.

Podemos leer en la prensa las palabras recientes de Felipe González: Depende de que vaya aumentando la voz del nacionalismo insolidario. Europa ha pasado por dos guerras mundiales. “Nunca se atreverán a destruir la Europa del euro”, dicen algunos. ¿Por qué no? Europa está en una encrucijada de tres caminos en la que he insistido muchas veces. El primer camino es hacer un big bang para federalizar la unión económica y fiscal, además de vertebrar la unión monetaria. ¿Por qué empleo la palabra federalización, que produce rechazo? Lo hago intencionadamente, porque si hay una seudofederalización, sin legitimidad democrática, estamos perdidos. Si no hay legitimidad democrática en ese proceso, y queremos solo a los hombres de negro, en forma de ministros de Economía, para el conjunto de la UE, el proceso de construcción europea derrapará masivamente ante los ciudadanos

Desde luego este fin conlleva un proceso demasiado lento para los buitres del capitalismo, que por el momento con gran descaro y sin reparos, desembarcan en los países en forma de troika, con total impunidad a los ojos del mundo entero, en una jugada que nada se parece a un proceso democrático y que es silenciado por los dueños de la opinión mundial, que son los mismos acreedores internacionales, los representantes de estos colosales grupos financieros, son ellos mismos, los que dominan y atracan el mundo.. Además, un cambio de postura radical en relación con el euro representaría una derrota de esta misma política, ya que no sería sólo nefasta para Europa, sino para la política desregulatoria y neoliberal a nivel mundial.

Los economistas se debaten entre si es mejor continuar o no en el euro, en cual de las circunstancias la pérdida es menos mala. A nosotros los ciudadanos europeos de a pie que en nada somos culpables de tan terrible deuda, lo que nos debería de importar es tan fácil como exigir una política clara y que nos representen, dirijan y defiendan, los poderes públicos elegidos democráticamente. Se van desvelando poco a poco claras intenciones ¿Como va a venir la troika a España al gobierno central si dentro del mismo país conviven los estados autonómicos con sus propias políticas económicas, sobre todo en aquellos asuntos tan importantes de dilapidar y sacarle el provechoso jugo privado, como son la sanidad y la educación? Pues no, harán todo lo posible por hacer desaparecer las autonomías, ya lo estamos viendo, primero poniendo sobre las cuerdas las cuentas de cada una, luego en forma de solicitud de rescate al estado, y si esto no es suficiente y alguna se revela, vendrán los reales decretos necesarios o incluso cambios constitucionales, para reducir a la mínima expresión el estado de las autonomías y las haciendas locales.“Porque el nacionalismo, del que dependen los Gobiernos en los votos, hace imposible que cambie el razonamiento político nacional y se genere un razonamiento político europeo”, palabras de Felipe González.

La estrategia orquestada no es difícil de adivinar, si el dinero perdido, desde luego no ha sido ocasionado por los ciudadanos sino por ellos mismos, lo recuperarán a través del sufrimiento ciudadano, quienes dejarán de creer en sus propias instituciones y políticos, por lo que les será más fácil imponer tecnócratas salidos de estos verdaderos centros de poder, pero el ciudadano se cuestionará más tarde que pronto estos gobiernos impuestos, por lo que fácilmente surgirán voces, movimientos ciudadanos, partidos políticos que griten y pidan, quizás, una solución democrática: la instauración un gobierno central europeo que defienda los intereses de sus ciudadanos. ¿O quizás alimentan un golpe de estado? Este escenario es más jugoso, mueve mucho capital y es mucho más rápido.