Velilla de San Antonio - Madrid

Las personas nos comunicamos con los hechos, no solo con las palabras. Quienes somos, cómo pensamos, qué valoramos lo comunicamos con nuestras actitudes, con nuestra actividad del día a día. Cuando una persona lleva en su puesto de trabajo varios meses, ya sabe cómo es su jefe y toda la gente que le rodea. Los ha visto actuar. No le hacen falta ni discursos ni declaraciones de principios. De igual modo podemos identificar a nuestros políticos.
El discurso de los políticos es una medida de su coherencia y de su hipocresía. Cuando sus actuaciones son coherentes con su discurso, esta persona es fiable. No engaña. Se podrá estar más o menos de acuerdo con ella, pero no engaña. Pero hay personas que tienen un discurso muy convincente, pero luego sus actos contradicen a sus palabras. Pierden toda su autoridad moral, si es que alguna vez la han tenido.
Además tienen obligaciones que no tenemos el resto de los ciudadanos. Parece que algunos creen que con no utilizar el cargo que ocupan en beneficio propio es suficiente. ¡ Solo nos faltaba eso!.
El que ostenta un cargo público tiene que ser ejemplar y tener una conducta intachable y que no deje lugar a ninguna duda sobre su honestidad, y si independientemente de ser honrado o no, su conducta ofrece alguna duda, algo está haciendo mal. No es un digno gobernante.
Hay que empezar a hablar de integridad. No es suficiente con no ser corrupto y por supuesto estas actuaciones no las pueden liderar las personas con las manos manchadas y mucho menos pontificar desde su atalaya Sr. De Juan

Y el PPIVCC, sigue robando en agosto o k ase? :-)

Esto lo dice Nick Ahumado en tuiter, o sea, el Tolili, o sea, el Cuca, o sea, el de siempre, el que siempre escribe de madrugada, quizás inspirado tras una noche loca. Locomía. El que va a los plenos a llorar y pedir amparo (Amparo, ande has puesto la fruta), el que amenaza con denunciar a todo el mundo por calumnias, el tío camuñas de las velilleras campas. Zafio personaje sacado de la España más profunda. Y a lo mejor es feliz el andoba. Con sus manejillos, con sus pastuquis, con sus conspiraciones de rebotica, moviéndole el silloncete a su sectario, digo, secretario general (que poco ejerce como general, tal vez cabo furriel o mensaca de la escuadra de gastadores). También habla en tuiter del toro jarameño y de la mona de Gibraltar este mochuelo ahumado. Estará haciendo una cole de cromos de animalarios. Mejor que pruebe a leerse los cuentos de Arreola. Hola. Y adiós gracias.

Nick Ahumado, duque desterrado y errabundo, ente de costumbres fijas. Además de plañir en los plenos del ayuntamiento, coge las ocasiones al vuelo, como si fueran moscardas verdes, y arremete como el ciego del Lazarillo contra todo y contra todos. Ahora le dio por la Cruz Roja, para él, unos vampiros.

Ética y estética.

Perturbadora situación la de este país venido a menos porque perturbados de todo tipo han agarrado la presa y no están dispuestos a soltarla. Esos sí que son vampiros.