Valdetorres de Jarama - Madrid

La ambición por el poder va dentro de la condición humana, es cierto, pero solamente los medios que se utilizan para obtenerlo son los que llevan y asimila al que lo pretende al más feroz de los animales. Tal vez por ello, cuando se consigue de esta forma, solamente queda sentimiento de soledad, en la que se entra por miedo a que revivan los cadáveres que quedaron en el camino.
Quiero ser indulgente con la soledad del varado en la orilla del camino de la vida, en la frontera de su fin; quiero ser comprensivo con quien actúa a las órdenes de otros, en la ilusa confianza de conseguir de éstos, lo que no pudo conseguir por si mismo; y quiero ser bondadoso con quienes tuvieron y no tienen, con quienes buscan y nunca encuentran, y con quienes tratan de ver para negar que están ciegos. Pero no quiero perdonar a quien, oculto en la espesura, aguarda el seguir eliminando, a cuantos se acercan a él, con tremenda fiereza, ponzoñada de rencor, para conseguir el poder, y con ello esa pútrida soledad, de la que sin ella ya no sabe vivir.
Y a ti, alocado buscador de poder, yo te digo que no me das miedo con tus artes de caza, con el siniestro ritual previo al exterminio, pues mis ideas me alumbran, y nunca me podrás sorprender agazapado en la oscuridad en la que te escondes.
Es verdad que es débil la carne, y la voluntad de los hombres, y que con los nuevos abalorios de las dádivas de bajo presupuesto, se compran votos, pero, aun así, no te temo, porque mis ideas, aunque humildes, solamente quieren ayudar, nunca comprar. Ruje que no te tengo miedo.