Tamayazo en valdeavero En contra de lo que muchos creen, los alcaldes, presidentes autonómicos o del gobierno, no los eligen los votantes, sino que son elegidos por los concejales, diputados autonómicos o diputados en cortes, que sí son los elegidos por los electores. Esto hace que se pueda dar el caso, y de hecho se da con relativa frecuencia, que el partido ganador no es el partido gobernante. Lo normal, es que los diputados o concejales de los diferentes partidos negocien previamente si apoyan a uno u otro candidato al cargo presidencial y en función lo acordado, voten la investidura en un sentido o en otro. Pero no siempre ha sido así. En las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid de 2003, el PP ganó por mayoría simple, mayoría insuficiente si PSOE e IU unían los votos de sus diputados para promover a la presidencia de la Comunidad de Madrid a Rafael Simancas, cabeza de lista del PSOE. Todo parecía que iba a ocurrir de esta manera, pero he aquí, que el día que se constituye la cámara de diputados, no aparecen ni Eduardo Tamayo ni María Teresa Sáez, diputados electos ambos del PSOE, lo que rompió la aritmética de las mayorías. La televisión mostraba constantemente la cara que se le quedó a Simancas cuando tubo consciencia de lo que le venía encima, la misma cara que se le pudo ver a Erick Maitín en el pleno del viernes 28 de octubre de 2011 cuando se percató de que había perdido el control de su grupo y que estos se atrevían a presentar mociones sin su conocimiento o a favorecer con su abstención o con el apoyo explicito, las presentadas por la oposición. ¿Qué ha podido pasar para que en solo cuatro meses haya podido aparecer la disidencia en el seno del PP local? Entra dentro de lo común y se da con relativa frecuencia en todos los partidos, que miembros disconformes con la línea seguida por los responsables, terminen distanciándose de estos, pero estas situaciones suelen darse después de transcurrido un tiempo relativamente largo; lo raro es que se produzca a tan solo cuatro meses del pleno de investidura, cuando todavía deberían estar disfrutando de los días de miel y rosas. ¡Qué poco ha durado la luna de miel del PP y su reconquistada alcaldía! Pero esto no debería habernos pillado por sorpresa, pues ocurre frecuentemente con los matrimonios de conveniencia y la candidatura presentada por el Sr. Maitín era eso, un matrimonio de conveniencia, en la que a ti te ofrezco esto para que vengas en mi lista y a ti te ofrezco esto otro. El problema de las promesas es que luego hay que cumplirlas, y no siempre es posible. Sr. Maitín, le queda un duro camino por recorrer. Si le sirve de consuelo, esto mismo le ocurrió hace treinta años a uno de sus antecesores, al alcalde Sixto Martín, pero él supo controlar la situación con mucha mano izquierda, esa que deberían tener todos los políticos y que por lo que hemos visto hasta ahora, parece que a ti te falta. ¡Sorpréndanos, Sr. Maitín! Al menos estos no le han quitado la alcaldía, como ocurrió en el sonado caso del TAMAYAZO, con el que he comenzado este comentario. |