Talamanca de Jarama - Madrid

Voy a empeza a contar un cuento, cada uno que lo continue como mas le guste. OK?
Vamos allá:

Había una vez un pececito que un día de tormenta llegó a una playa nueva.....

... como el paraje era muy bonito, decidió probar suerte por estos lugares...

... sorprendido se quedó, al ver a un cangrejo llorando al cual se acercó..

MIRANDOLE ATENTAMENTE, LE PREGUNTO ¿ ?

que te pasa?

quiero que salga el sol, que tengo frío.

-entiérrate en la arena un poquito- le recomendó el pez. Y el cangrejo así lo hizo.

- y tú, ¿eres nuevo, no? -le dijo el cangrejo al pez.

sí, yo vivía en la ajetreada ciudad submadridna y añoraba una vida más tranquila - contestó el pez

- entonces has llegado al sitio adecuado, aquí la hay de sobras, dijo el cangrejo.

Como ves-continuó diciendo-, aquí estamos en la zona perimadridna, muy tranquila en invierno, aunque en verano vienen los turistas que nos animan pero que también nos vuelven un poco locos.
Como estás acostumbradpo a las profundidades madridnas, al principio echarás de menos algunas cosas y creerás que no puedes respirar, pero con el tiempo....

te das cuenta que la contaminación es muy mala

el aire en esta zona del rio es puro, limpio,lo notas en tus saltones ojos de cangrejo...

¿saltones? oye, sin insultar...

no es un insulto, lo digo con todo mi cariño, cangrejito,

EL PECECITO AL DECIR ESTAS PALABRAS TEMBLO DE MIEDO, VIENDO LA CARA QUE LE PUSO EL CANGREJO.

y en esos momentos penso, que podian terminar en una paella de marisco

Fue el cangrejo quien le hizo olvidar dicho pensamiento: -Oye, pez, qué te pareces si nos damos un vuelta?

Sí, anda, enseñame ese puente tan bonito que me han dicho que hay por aquí,

te lo enseño, pero tenemos que echar una carrera,a ver quien llega el primero.

- ¿Qué pasa, cangrejo, que te gusta perder?, dijo el pez.

cuento tres y empieza la carrera,¡pero sin trampas!

El cangrejo contó.
-Una, dos y.......¡tres!
El cangrejo comenzó a caminar, pero iba hacia atrás, por lo que el puente cada ez quedaba más lejos.

nunca podre ver el puente,pero de pronto...

...el cangrejo se dio cuenta que no era una plya donde habia llegaso..era la ribera...y a lo lejos ... entre arboles.....

se veia a una familia feliz, a lo lejos se veia a un niño ke se dirigia en su direccion,el niño al ver al cangrejitolo cogio con sus diminutas manos y salio corriendo y gritando: PAPA YA TENGO UN CANGREJO PARA LA PAELLA!!.......

El pez, al ver la escena, se puso a pensar qué podía hacer para ayudar a su nuevo amigo...gritar, correr, saltar....nada de eso parecía ser útil en ese momento. Y entonces se le ocurrió:

Se puso a cantar. Cantó muy alto, tanto que hasta los pájaros guardaron silencio para escucharlo; el niño paró en seco su carrera hacia la paellera y se quedó mirando al pececillo boquiabierto.

"Hola", dijo el niño, "¿qué estás cantando?". "Creí que los peces no cantaban".

Y no lo hacemos, pero yo soy un pez especial; un pez que ha llegado hasta aquí dispuesto a vivir fuera del agua; había hecho un amigo, pero tú te lo has llevado dispuesto a comertelo. Dime, ¿qué podemos hacer ahora? ¿te comerás a mi amigo o lo soltarás para que podamos cantar los tres juntos?

el niño contesto, con cierto entusiasmo, pero si los cangrejos en la paella no me gustan, mejor lo suelto. que corra

Y el cangrejo, muy enfadado: "Ey, qué pasa, que no contáis conmigo?. Estoy aquí eh?, no me he ido".

-¿Preferías ir a la paellera?- Preguntó el pez con sorna-Anda, ven a mi lado y empieza a cantar antes de que el muchacho cambie de opinión.

y los dos se alejaron del niño cantando. El cangrejo con esa forma suya de andar tan característica, de lado y reculando. El pez, que lo miraba, no dejaba de sonreir: "a este paso, llegamos al agua en nochebuena".

y andando, andando, se encontraron por el camino con.....

un srñor sapo gordo gordo, y pensaron ahora somos tres en este camino

"Oye, sapo, ¿tú de dónde sales?" -le dijo el pez.

de una charca que hay al otro lado del camino, y que tiene muchos juncos en los cuales me escondo.

¿te escondes? ¿por qué? -esta vez preguntó el cangrejo.

-Para que no me vean las moscas- respondió el sapo con aire solemne- soy de la brigada de exterminación de plagas, mi cometido es acabar con todas las moscas de la zona.
El cangrejo y el pez se miraron con complicidad y aguantando una franca sonrisa.
-¿Y a qué departamento pertenece tu brigada?- pregntó el cangrejo.

"cómo que a qué departamento", el sapo miró al cangrejo durante dos segundos y después le dijo en tono amostazado, "al de la extinción de tontos".

-Entonces se trata de un departamento autosuficiente y autogestionado- respondió el pez sin poder evitar ya dejar escapar una carcajada ostentosa a la que acompañó la risa nerviosa del cangrejo.
El sapo frunció el ceño y los miró a los dos negando con la cabeza. Entonces de forma espectacular comenzó a hincharse e hincharse de manera que parecía que su piel iba a estallar; ante el asombro del pez y el cangrejo, una vez hinchado hasta lo increible el sapo lanzó un escupitajo de doble trayectoria que alcanzó a los dos incrédulos espectadores.

-Puaj, qué asco, eres un guarro, sapo!!! -dijo el cangrejo muy enfadado, y el pez se carcajeaba de nuevo: "me parece que esto es el comienzo de una gran amistad, jajaja".

Al decir esto, se dio cuenta de que empezaba a picarle mucho la zona en la que había caido la saliba del sapo; intentó rascarse, pero.....¡los peces no tienen uñas!
-¡Rápido cangrejo, rápido!-gritaba el pez-ráscame con tus tenazas.
-Espera, espera, primero tengo que rascarme yo- Respondió el cangrejo que no paraba de dar vueltas sobre sí mismo intentando rascarse sin conseguirlo.
El sapo abrió su gran boca y, lago parecido a una gran carcajada salió de su garganta.

A continuación sacó una larga lengua y le dió un lametazo al pez, limpiándole la saliba. Luego miró al cangrejo y le advirtió: "si te estás quieto, te limpio". El cangrejo abrió la boca para lanzar un gruñido, pero se contuvo. "Está bien, listo"

Una vez limpios pez y sapo, los tres se pusieron en marcha hacia la orilla del agua.

- Bueno,-dijo el pez- pues creo que ha llegado el momento de las presentacioes. Yo me llamo Fus.
-A mí podeis llamarme Pincitas, aunque mi verdadero nombre es Anacleto- Afirmó el cangrejo.
Ambos miraron al sapo esperando a que éste se presentara y entonces dijo:

- Yo soy sapo.
- Sí, ya sabemos que eres sapo, pero tendrás un nombre, ¿no? -dijo el pez.
- De.
- Cómo "De", ¿ese nombre cuál es?.
- Está abreviado.
- Ya imagino, pero cuál es el nombre?.
- Desirée.
- ¿Qué nombre has dicho? -dijo el cangrejo, conteniendo apenas la risa.
- He dicho Desirée. -dijo el sapo en voz alta y airada. -Mi madre que era así de fantástica. Yo lo he cambiado por Desiderio. Pero me llamáis "De", ¡¡¡estamos!!!.
- Vale, De -dijo el pez, viendo que la cosa empezaba a caldearse.

Continuaron su camino sin decir apenas palabra, después de un rato, De, el sapo sintió curiosidad por saber qué hací un pez como su nevo amigo fuera del agua.
- Dime, ¿qué puede llevar a un pez a salir del agua? Cuéntanos tu historia.

- Pues si te digo la verdad, no lo sé -le contestó el pez. - Siempre me ha gustado conocer sitios nuevos, me empecé a aficionar a salir de mis lugares conocidos y cada vez me gustaba más. Un día llegué a la orilla de la playa y me encontré con Anacleto "el pincitas". Y aquí estamos.

viendo paisajes y lugares deconocidos

- Ya veo. Y tú, Pinzas, ¿qué te ha traído por estos lares? -dijo el sapo, con su voz gruesa.

ERES MAS PESADO QUE UNA VACA EN BRAZOS...DEJATE DE CUENTOS .....Y MENOS ESTE QUE ES MAS ABURRIDO........

pues no lo será tanto cuando lo lees... Es de tontos perder el tiempo leyendo algo que a uno le aburre.

me interesa el cuento, no algun tonto que siempre aparece cuando menos te lo esperas

Con no hacer caso...

Sigamos con el cuento:

El cangrejo suspiró: "Ay, a mí me trajo la tristeza. Han pescado a mis dos mejores amigos". Y se le quebró la voz.

no te preocupes, los rescataremos, y pronto jugaremos todos otra vez

-Sí, no se cómo -dijo el Pinzas. -Si los tienen en bandejas en la lonja, para venderlos.

- Tú tranquilo -dijo el pez. - Se nos ocurrirá algo para sacarlos de allí. Vamos a ese sitio.

El camino hasta la lonja fue largo, una vez allí les costó encontrar a los amigos de Pincitas, aquello estaba lleno de gente y tuvieron que andar con mil ojos para evitar ser pisados o, peor aún, vistos y colocados en alguna de las muchas bandejas que allí se encontraban.
Una vez a salvo en un rincón Fus, el pez, dijo susurrando a sus amigos:
-Tengo un plan, si hay algo que a los humanos les repugna, y perdona De por lo que voy a decir, son los sapos y las ranas.
-No te preocupes-respondió De con resignación-de todos es conocido el mal gusto de algunos humanos.
-Bien, lo que he pensado es que te coloques a la vista en la bandeja en la que están los amigos de Pincitas, si todo sale como pienso, la bandeja no tardará en estar en el suelo y tus amigos-dirigiéndose al cangrejo-,tendrán una oportunidad para huir.
-Intentémoslo-dijo Pincitas resuelto.

Dicho y hecho. El sapo de un par de saltos se subió a la bandeja que le indicó Pincitas y empezó a croar. Al oírlo, un humano se volvió y gritó: "un sapo" y empezó a hacer grandes aspavientos con los brazos.
A él se sumó otro que tenía en la mano una pala con la que recogía hielo. Con la pala le dió un golpetazo a la bandeja justo en el sitio en el estaba el sufrido sapo y, efectivamente, la bandeja se volcó arrojando al suelo a todos los cangrejos que tenía dentro, entre ellos, los dos amigos del cangrejo.

- Pincitas, dile a tus amigos que nos sigan y vámonos -dijo Fus, el pez. A los cinco minutos ya estaban los cinco amigos fuera de la lonja.

Los tres cangrejos se abrazaron y felicitaron sin parar de moverse a un lado y otro, no dejaban de abrir y cerrar sus pinzas produciendo así un castañeteo que se asemejaba a un taconeo flamenco.
-¡Ole ole ole!-comenzó a gritar Fus.Y todos rieron y cantaron.









(¿cuantos estamos escribiendo? es curiosidad ¿Nos numeramos? yo 1)

-Bueno -dijo Fus- hay que darle las gracias a De, que si no es por él...
Los dos cangrejos nuevos, le quería pellizcar con sus pinzas pero el sapo se apartó de un salto: - Ey, cuidado, que yo soy tierno. Y Fus y Pincitas sonreían.
- Creo que ha llegado el momento de presentaros a mis amigos: estos dos son Fus y De y estos Tripita y Rojito. Bueno se llaman Nelson y Oscar.
- Hola chicos, bienvenidos al club de los viajeros -dijo Fus. -
- Hablando de viaje, será mejor que nos pontamos en marcha - dijo esta vez De. Y se puso a saltar hacia el camino, sabiendo que los demás lo seguirían.




Si hay que numerarse, y puesto que no ha entrado nadie, yo soy el 2.

A Pincitas lo siguieron sus dos amigos cangrejos, que iban contentísimos de haberse librado de los humanos.

Fus y De iban detrás. Entre sí hablaban y reian.

De repente un pescador con barba blanca ...

...que venía hacia ellos por el mismo camino se agachó y cogió a uno de los cangrejos. Los cuatro amigos que lo vieron dejaron de reir y hasta de respirar. El hombre levantó al cangrejo para verlo mejor y luego lo dejó caer con indiferencia. Luego se empezó a alejar de ellos sin siquiera mirarlos.

- "Vayamos por el río arriba! -dijo Fus, el pez.

pero DE le respondio con miedo "no puede ser muy peligroso, siempre hay pescadores" soy el 4º escritor

(creo que me equivoque) soy el 3ª

- De acuerdo, pues escondámonos entre los juncos hasta que llegue la noche. Será lo mejor -dijo Fus.

Dicho y hecho, allí se fueron los cinco amigos. La tardenoche les pilló charlando y los cangrejos contando las últimas peripecias que habían vivido.

entre risas y comentarios de unos y otros se dieron cuenta que era noche cerrada, estavan despistados, no sabian hacia donde se dirigian, y lo peor de todo no habian cenado, el cangrejo mas pequeño dijo con una suave vocecilla "tenjo hambre"

-¿Y qué comeis los cangrejos?- Preguntó De- si queréis os puedo cazar algunas moscas.
-Yo puedo intentar saltar al agua y conseguiros alguna larva.-Se ofreció Fus.
-¡Qué asco!-Gritaron los cangrejos al unísono.

- Los cangrejos de mar somos carnívoros, comemos crustáceos y pececillos, vivos y muertos - contestó Pincitas. - Pero no temas, Fus, nunca nos comeríamos a un amigo, y menos a quien nos ha salvado.
- Ya, pues entonces, tendremos que buscar a ver si hay un pececito por ahí, muertecito ¿no? - le respondió Fus.
- Y los demás, qué ¿no cenamos? - dijo De.

-¡Vamos De, no seas cascarrabias!- le riñió el pez- Acabas de ofrecerte para cazar unas cuantas moscas. Ponte manos a la obra y búscate tu cena.
El sapo refunfuñó y se puso a dar saltos sacando su larga lengua, en un pis-pas había cazado un montón de moscas y estaba dando cuenta de ellas sin dejar de farfullar mientras las comía.
Los cangrejos, por su parte, tuvieron suerte; encontraron los restos de un pez que una gaviota había pescado. Fus, por supuesto no pudo mirar cómo se alimentaban sus amigos, le resultaba muy desagradable. Decidió saltar al agua y buscar entre las plantas alguna larva que echarse al estómago. Mientras nadaba se preguntó si aquel extraño grupo de amigos tendría futuro, eran tan diferentes.... Además ¿qué hacía él fuera del agua? Si hasta la expresión "sentirse como un pez fuera del agua" daba a entender que aquello era un error.
Pero no podía regresar al mar, eso lo sabía.

Lo único que tenía claro era que mientras se pudieran ayudar unos a otros tendrían unas buenas defensas para los peligros que acechaban por todas partes.

Una vez saciados, el grupo se reunió de nuevo; había llegado la hora de descansar, se sentaron en círculo y antes de ir a dormir charlaron un rato.
De, el sapo les contó que siempre había vivido en una charca hasta que alguien sotó allí unos peces muy raros, nunca vistos por la zona y que no tardaron mucho en acabar con todo lo que en la charca tenía algo de vida.
-Me salvé de milagro- dijo reflejando en su voz el miedo que había sentido- esos animales eran insaciables ¡se lo comían todo! Además el agua ya no era saludable, los que no murieron en sus mandíbulas lo hicieron enfermos. Aquello fue terrible, un holocausto.

- Pues yo arribé a la playa donde encontré a Fus siguiendo la pista de mis amigos. Gracias a que lo encontré a él, si no, no sé qué hubiera hecho. ¿Y tú, Fus?.

Fus guardó silencio durante más tiempo del normal antes de responder. Finalmente comenzó su historia.
-Yo vivía en el Mar Mediterráneo, es un buen mar, tranquilo, cálido y lo suficientemente grande como para sentirte libre pero no tanto como para sentirte perdido. Un día un gran barco pasó sobre mi cabeza, escuché el gritrío de la gente que iba a bordo, "es un crucero me dije" sin darle mayor importancia, pero entonces.....algo así como un haz de luz pareció saltar desde la cubierta al fondo del mar. La curiosidad me pudo y seguí la luz, ésta comenzó a tomar forma, parecía un gran pulpo, pero era incorpóreo, tranparente; quise tocarlo y sin darme cuenta me encontré nadando en su interior.
-Me estás asustando- dijo De sin disimular su temblor.

- Sí, te aseguro que fue para asustarse. El gran pulpo era una red enorme de arrastre y en su interior recogió miles de peces en unos minutos, yo intenté salir, pero los peces que eran capturados me empujaban hacia adentro.

La suerte me miró de cara cuando al elevar la gran red hacia el barco ésta se enganchó y se abrió un agujero en ella por la que caímos cientos de peces al agua. Yo salí de allí haciendo un esfuerzo para alejarme del barco.

-Y lo logré,-continuó narrando el pez- pero entonces me di cuenta de que no tenía dónde huir, fuera dónde fuera si no había redes había basura, o grandes manchas depetróleo, o grandes bosques de algas pereciendo en el intento de respirar.

Eran tales la suciedad y la maraña de algas que no podía nadar, pero hice grandes esfuerzos cada día; superando los obstáculos, poco a poco fuí acercándome a la costa y llegué a la playa donde encontré a Pincitas y luego a los demás. Ahora tengo un grupo de colegas, antes era yo solo.

- Bueno, -dijo De, después de bostezar- y ¿qué tal si nos vamos a dormir?.
- Buena idea, sapo, dijo uno de los dos cangrejos nuevos. El otro aplaudió con sus pinzas.
- Mañana será otro día- dijo Fus.
- Y lucirá el sol -dijo Pincitas.

Y cada uno de los animalillos fue a buscar un rincón donde pasar la noche lo más comodamente posible.

El sueño fue tranquilo y reparador, pero al despertar volvieron a sentir hambre, así que de nuevo cada uno se fue por su lado para procurarse alimentos. Una vez saciados caminaron sin rumbo fijo hasta que De se paró en seco al reconocer el paisaje.
-No debemos continuar-ordenó de forma tajante-.Nos estamos acercando a mi antigua charca, si queremos vivir será mejor que nos alejemods cuanto antes.

- Pero De, a mí me apetece meterme un ratito en el agua -dijo uno de los cangrejitos.

- Ya, pero escucha lo que te dice De, porque sabe lo que hay ahí -le contestó Pincitas.

- Pero si eso era antes, ahora a lo mejor ya no están los peces malos -volvió a decir el cangrejito coloradito.

- Si, sí, vamos, porfa, porfa - pedía el otro, poniendo cara de bueno.

- De ninguna manera - se puso serio De.

- que sí, que sí - coreaban los cangrejitos.

Pincitas y Fus, se miraban y callaban.

Aún no habían decidido qué hacer cuando el cangrejito más atrevido se metió en el agua. Estaba chillando de placer cuando de repente sintió un roce en una pinza. Se volvió a mirar y de repente vió a tres o cuatro pececillos con las bocas abiertas y unos dientecillos impresionantes.

- Socorro -gritó- y salió que se las pelaba del agua.

- Será mejor que nos vayamos, dijo De con solemnidad.

-¡No!-gritó de repente Fus-¿Por qué tienes que abandonar tu hogar? No es justo que lleguen unos desalmados y todos tengan que escapar del sitio que les petenece.Antes ayudamos a Pincitas y sus amigos, pensemos ahora en cómo ayudar a nuestro amigo De.

- Bueno -dijo Rojito- pero a mí me da miedo.

-¿Y qué podemos hacer? -dijo Pincitas.

- Pensémoslo entre todos -dijo Fus.

Y se reunieron en el borde del agua. Anduvieron deliberando por más de una hora, viendo el modo de echar a los peces carniceros de la charca.

-¿Y dices que se comen cualquier cosa que se encuentren en el agua?- Preguntó Fus pensativo.
-Todo lo que se mueva, a veces ni lo que se mueve...ellos prueban y si se puede tragar se comen.-Respondió De con una mezcla de miedo y tristeza.
Era todo un reto conseguir engañar a esos peces, pero tenían que hacerlo, no pidían permitir que aquella situación de terror y extermino continuase.
-Creo que tengo una idea- dijo al fin Fus sin demasiada convicción-, es peligroso y si sale mal.....pero podemos intentarlo.
-¡Cuenta, cuenta!- gritaron los cangrejos entusiasmados.

- Bueno, pero dejarlo que hable, no seáis ansiosos -dijo De.

-Supongo que conoceis la forma en que los humanos nos pescan- comenzó a explicar Fus ante la atenta mirada de todos-, mi padre me enseñó a reconocer sus cebos y a distinguir el fino hilo entre las ondas del agua. Es algo muy cruel y al mismo tiempo muy efectivo, oculto tras el cebo hay un gancho afilado que se clava en la boca y quedamos atrapados.
-No funcionará- se apresuró a interrumpir De-. Son muchos los humanos que han intentado pescarlos, pero son muy listos, lo único que no muerden son esos cebos.
-No los cebos habituales- contnuó Fus con una media sonrisa en su boca- pero si el cebo somos uno de nosotros......

-¡Estás loco!
-¡Quien se ponga como cebo morirá!
-¡No podemos arriesgarnos hasta ese punto!
-¡Definitivamente es una locura!
Los gritos desordenados de unos y otros se confundieron, los cangrejos no dejaban de girar sobre sí mismo y De abrió los ojos como nunca lo había hecho. Ninguno de ellos parecía estar de acuerdo con el plan de Fus.

- El plan es delicado, pero si colaboramos y somos una piña, saldremos airosos -dijo Fus.

- Ya, ¿pero cómo decidimos quién se pone de cebo? - contestó De, con un tono desconfiado.

- Por eso no hay problema -dijo Fus rápidamente-: yo seré ese cebo.

Al oírlo, los otros cuatro callaron y lo miraron con respeto.

-¿Y cómo evitaremos que al morderte no te mate?- Preguntó Pincitas preocupado.
-Ésa es la parte más delicada y peligrosa-repondió Fus meditabundo- LLevo tiempo dándoloe vueltas y creo tener la soución,pero.....dejadme algo de tiempo para que perfeccione el plan. Mientras tanto si se os ocurre algo.....escucharé vuestras sugerencias.
-A mí lo único que se me ocurre es salir dando saltos de aquí- Refunfuñó De visiblemente molesto.

- No, ni hablar de eso. No nos conformaremos con la tiranía de esos depredadores.

- Es que si tuvieras caparazón como nosotros... -dijo el cangrejito más tímido.

- Ya idearé algo, dejadme pensar tranquilo -dijo Fus, y se alejó un poco del resto de amigos.

Mientras Fus pensaba lejos de sus amigos, éstos se pusieron a deliberar:

- No podemos dejar que se arriesgue a que se lo coman los peces carniceros -decía Pincitas.

- ¿Y qué se te ocurre que podemos hacer? -respondia De.

- Lo mejor sería poner otro cebo que les gustara mucho -susurraba el tercer cangrejito, ya que su timidez no le dejaba levantar la voz.

Sin darse ellos cuenta, Fus se había acercado:

-¡Ya lo tengo! -aseguró con voz firme- ¡ya sé cómo lo voy a hacer!.

¿como? peguntarontodos a coro

-¡Pues sencillamente!. ¡Lo más simple del mundo! -contestó Fus.

- Sí, pero ¿cómo? -atronó De.

- Haciendo que se vayan. ¡Simple! -reía Fus, al contestarle.

- ¿Ah, sí?. ¿Y cómo lo conseguirás, listo? -respondió De, un poco mosqueado.

- Pues dejándoles sin sustento, sin animales que llevarse a la boca. Así no tendrán más remedio que irse. ¿Qué os parece mi brillante plan?. -se le veía feliz a Fus mientas veía las caras de sorpresa de sus cuatro amigos.

-¿Vaciar la charca de todo lo que pueda ser comida?- Preguntó De reflexionando- No es mala idea, a los animales podemos localizarlos y explicárselo,pero......¿cómo sacaremos todas las plantas? Ademá hay miles de larvas que necesitan humedad y cuidados......no sé, no sé.
-Tranquilo De, los animales de la charca nos ayudarán ¡Tienen que hacerlo! Estamos intentando salvar su hogar.-Dijo Fus casi entusiasmado- Tú que conoces las costumbres de esta charca encargate de que todos los animales est-en a quí al anochecer.

Y así lo hicieron: convocaron a todos los habitantes de la charca, excepto a los peces carniceros. Cuando empezó a declinar el sol se vió a un grupo heterogéneo de animalillos trepando por la orilla y entre los juncos hasta llegar a una pequeña explanada. Pronto oscureció pero una luna menguante les iluminaba a todos.

Los cuatro amigos los iban recibiendo y haciéndoles sentar en círculo.
En el medio de éste estaban Fus y De.

- hola amigos, dijo De. Este que véis aquí es mi amigo pez. Se llama Fus y tiene una idea para acabar con los peces carniceros de la charca. Escuchadle atentamente.

- hola a todos. Pues sí, se me ha ocurrido como hacerlo. He pensado que la única manera de hacer que desaparezcan es privarles de la comida. Hacer desaparecer todos los animalillos y de más que comen para obligarles a irse a buscar el sustento a otra parte.

- Por mí que no quede -dijo un sapo casi tan grande como De.

- Ni por nosotros, dijo un pez que tenía pececillos a su lado.

- ¿Pero cómo salvaremos a las larvas y renacuajos? -siguió preguntando el sapo.

- Esto lo tenemos que hablar -le respondió Fus.

-Hemos estado pensando y creemos que tenemos la solución- dijo uno de los cangrejos poniéndose más rojo que de costumbre.-Con nuestras pinzas haremos una poza entre los juncos, de forma que se llene de agua pero que no tenga acceso desde la charca, podemos meter allí a todos los bebes y estarán a salvo hasta que logremos que esos malvados peces se vayan.
Fus y De miraron a los cangrejos con una sonrisa de satisfacción, los tímidos cangrejos resultaros ser muy ingeniosos y útiles. No cabía duda, esta batalla tendrían que ganarla, no podía ser de otra forma.
-¿Y qué hacemos con todas las plantas que viven en la charca?- Preguntó uno de los asistentes a la reunión.

- Eso va a ser más complicado -dijo Fus. - No podemos arrancar las plantas. Sería imposible, pero estoy convencido de que estos peces, que principalmente son carnívoros, no se conformará con comida vegetal.

- Esperemos que sea así, y que dentro de poco este sueño se haga realidad -le contestó De.

- Pues pongámonos manos a la obra en cuanto salga el sol ¿no os parece? - preguntó Fus, dirigiéndose a los animales que los escuchaban.

- ¡Bravo! -coreaban éstos.

- ¡Jajaja! -reían los cangrejitos.

Dicho y hecho. Al amanecer ya estaban todos los animalillos en movimiento y sin hacer ruido. Se iban acercando a las orillas de la charca e iban instalando a los pequeñines en las pequeñas piscinas que rápidamente habían excavado todos los cangrejos.

Para media mañana, la charca estaba vacía. Pronto vendrían los peces carniceros a buscar su almuerzo y no encontrarían nada. Faltaba ver su reacción.

pero una vez que el sol habia salido vinieron unos hombres con maquinas y palas, se pusieron a limpiar toda la maleza del rio "que hacia mucha falta" y sin querer destrozaron las charcas, mataron a todos los peces y plantas, dejandolo todo hecho una pena, no quedaron ni cangrejos, ni sapos, ni animales vivientes, todo barro y lodo. Pero el rio quedo muy limpio, y colorin colorado este cuento ha terminado