De todo es sabido el afán de protagonismo del alcalde, y aparte de subirse a un escenario y coger un micro siempre que puede, ha encontrado otro medio colocar placas conmemorativas sin ninguana relevacia a parte de su lucimiento personal. Del izado de la bandera, en el café-teatro, la REINAUGURACIÓN del cine-teatro después de cambiarle el nombre y las butacas, pero no haber arreglado las goteras, éste se está quedando sin paredes, para tanta placa... Pero claro debe alimentar al ego tan desmesurado que tiene, y al igual que los antiguos faraones, esculpian en la piedra los cartuchos con sus nombres, y dejar así constancia de su paso por la historia, él no se da cuenta que no necesita nada de esto, pues ya ha pasado a la historia de nuestro pueblo, como el alcalde más nefasto que hemos tenido jamás.
Se ha demostrado que los grandes dictadores eran en el fondo gente acomplejada