verano del 2009 Agosto del 2009 En una playa del litoral español en vacaciones sufrí un pequeño accidente de verano muy comun que dio con mis huesos a las dos de la madrugada en un dispensario de la S.S., abierto las 24 horas cercano al apartamento, la cosa no era grave pero si molesta y me tocó esperar pacientemente un par de horas. La sala de espera estaba llena de gente en pos de la atencion sanitaria por problemas parecidos a los mios, puas de erizos, insolaciones, picaduras de insectos pequeños cortes ect.; los que esperaban a ser atendidos la mayoria turistas de otras nacionalidades, y tambien muchos marroquis sin signos aparentes de accidentes playeros. Cuando llevaba unos 10 minutos de espera se presento una pareja con una niña de 9 o 10 años en brazos de su padre, rapidamente me di cuenta de un problema en ella de nacimiento que todos conocemos; y tambien las piernas y los bracitos llenos de ronchas y muy mala cara. El padre una persona bien educada le explicó a la señorita de recepcion que estaban de vacaciones y habia olvidado las tarjetas sanitarias en su domicilio habitual, pero que su hija tenia mas de cuarenta de fiebre y la piel en carne viva. Estaban muy preocupados por los sintomas y solicitaba atencion medica para la misma; la verdad es que el aspecto de la niña era pésimo obsevando su carita palida, sudorosa y de dolor. La señorita ni se digno mirar a la infante, le espetó al buen señor que sin cartillas sanitarias no podia ser atendida, el insistio de la urgencia y solicito hablar con el medico jefe o responsable,con una educacion y maneras esquisitas,por fin la la chica de la bata blanca descolgo el teléfono, habló unos segundos, colgó y con cara de poco ánimo de dijo que esperara hasta ser recibido. Los paisanos alahuitas eran llamados y salian rapidamente con sendos cretificados medicos y recetas, y entre medias de estos algun guiri, el caso es que habia pasado mas de media hora desde que el buen señor solicitó ser atendido; la niña yo la veia cada vez peor y mas molesta, con un lamento mas que llanto que me apenaba. La madre la acariciaba y calmaba pidiendo paciencia y tratando de distraerla, el padre con un aspecto calmo, pero atento y contenido me hizo pensar que en cualquier momento iba a saltar como un corzo, y asi fue, pero de una manera sorprendente e impensable para los que alli estabamos. Acababan de llamar a una pareja de marroquis, ella con un bombo en la barriga muy habitual y echandose mano. El buen señor se levanto de pronto y de dos zancadas se planto en recepcion delante de la susodicha,-mas de 40 minutos aguantando estoicamente a ser recibido, que no atendido- pego un manotazo con la palma de la mano en el mostrador que retumbo como un mazazo, todos nos quedamos estaticos mirandole, y dijo con una voz alta y clara pero tranquila: Salam malecum, me llamo Mohamet Mohamet Mojamet, y quiero un medico ahora mismo para la niña.... La receccionista se quedo como una estatua de sal, los alli presentes algo parecido pensando la que se iba a armar, pero que vá,de pronto como si le azuzaran en el culo con una aguja xxl aparecio un señor con bata blanca y aspecto de jefe, con una sonrisa de oreja a oreja y una voz forzadamente jovial pidiendole disculpas por la tardanza y invitandole a que pasara con la niña sin mas. A los 10 minutos mas o menos habia una ambulancia en la puerta, y un coche de los municipales, y la niña saliendo en silla de ruedas con sus padres para ser ingresada en un hospital,escoltada por el de la bata blanca y una enfermera, los guiris alli presentes empezaron a aplaudir al protagonista y por defecto los demás presentes, exceptuando algunos del mas alla de las costumbres; el buen padre creo que se ruborizó, pero dio las gracias a todos sin perder la compostura y se metio en la ambulancia. Moraleja: Alá es grande, no hay duda. NOTA. Debo decir que la sanidad española es una de las mejores del mundo, tanto en atencion como en resultados,a mi me lo parece. Este es un caso aislado, la cuestion de ésta historia no es esa |