El puño, en bajo. La rosa, deshojada. Y el dedo, “dedazo”. El puño, en bajo. La rosa, deshojada. Y el dedo, “dedazo”. La primavera socialista no ha dado frutos esta vez. Ni frutos, ni flores. La hermosa tierra que heredó hace 7 años atrás ha quedado totalmente esquilmada. Los nutrientes se han acabado y ahora quedan pilas enteras de facturas que pagar. Facturas, incluso en pesetas. La fiesta ha terminado. La fiesta del despilfarro, del regalo a los amigos, de las subvenciones gratuitas a proyectos puramente ideológicos. Millones de euros que se han ido por el coladero tan rápido como vinieron. Y es que, en esto los socialistas son expertos: en distribuir la riqueza de los demás, pero no en crearla. Hablaron de empleo, y ahora 5 millones de parados suplican por él. Hablaron de igualdad, y ahora Pajín aconseja a las televisiones disimular sobre los datos de violencia de género que han empeorado. Hablaron de paz, y murieron soldados en Afganistán, entre ellos un amigo mío. Ahora nuestros hermanos también se baten en sangriento combate en Libia gracias a las órdenes de Carme Chacón. Hablaron de medidas sociales, y ahora lo único social son los comedores que dan de comer al día a millones de hambrientos y pobres. También hablaron de primarias, y ahora Zapatero usa su enorme dedo para señalar al sospechoso autor de los GAL, del chivatazo a ETA y del sistema de escuchas telefónicas SITEL como próximo candidato a presidente. Sí, el mismo buitre, digo… Faisán, que viene del felipismo más corrupto: Alfredo, Pérez, y Rubalcaba. Y es que ya lo decía con total clarividencia Russell Kirk allá por la época de tan apoteósica “caverna”: “El típico izquierdista o radical de nuestros días es la afectación encarnada. Se ha convertido, verdaderamente, en aquello justamente que solía denunciar, pues llegamos a ser aquello que odiamos, si odiamos sin discernimiento” |