Loeches - Madrid

Borrado por un Moderador.

Madre mia,no hay más ciego que el que no quiere ver.

Cuando usted va a un hospital de gestión privada, la empresa(en la mayoría de los casos CASPIO), tiene que ganar dinero con su atención. Eso implica que el tipo de atención recbida puede que no llegue a la calidad suficiente.
Como no le veo muy ducho en esta matería, le explicaré: Quizás usted o su familiar necesitaría un scaner para un buén diagnóstico: Se lo deniegan por ser de un coste elevado.
- Los materiales básicos necesarios, brillan por su ausencia.Le explico los guantes son de diversas medidas para ajustarse adecuadamente a las medidas de las manos y que el trabajo a realizar sea lo más `preciso posible. TAllas únicas, conm lo cual si le tengo que pinchar más veces, porque el profesional no puede palpar adecuadamente; pues usted coo usuario se jod......
- La calidad de los profesionales. Sr. Grilloverde su hospital de gestión privada tiene a los medicos especilistas "localizados" es decir no siempre en el propio hospital, con lo cual el tiempo de demora en su atención va a se rmayor, en ocasiones vital. Y eso porque se hace???? por ahorrarse dinero la empresa.
POdría continuar hasta mañana pero no quiero desgastar al resto de los foreros.
Respecto a los funcionarios, esta usted muy resentido, lo mismo ha intentado examinarse en varias ocasiones y no ha dado la talla.
Respecto al hospital de la Princesa, le invito a leer al presidente de la sociedad gerontológica de España que describe muy bien como debe de ser la atención de nuestros mayores. Debe de ser multiprofesional ya que suelen presentar pluripatologías y en un hospital general las hay, en uno especializado no. En fin siga usted manipulando pero u poco mejor informado.

+1

En toda la boca....zasss

A mi en el fondo me da lástima esta gente que son capaces de ceder sus derechos a mayor gloria de la empresa que hará negocio con su salud.

Es el mismo caso que el que defiende las políticas económicas que trasiegan dinero público de sus impuestos a los bancos, con la consecuencia de su empobrecimiento personal.

De esta clase de ignorancia viven estos estafadores de las finanzas y de las promesas electorales.

Sin jugar a ser psicólogo, que no lo soy, traslucen algún tipo de complejo que les impulsa a menospreciar a sus iguales alineándose ciegamente con los que les chupan la sangre.

Es también curioso la virulencia con la que esgrimen argumentos decimonónicos que no se sustentan. Son incapaces de compartir ideas, pensamientos, información desde la reflexión.

La forma de personalizar el debate, insultando primero para victimizarse después, también da que pensar. Deja vislumbrar un ansia de protagonismo fuera de lo habitual.