Daganzo de Arriba - Madrid

Los locos que pensaron que podrían cambiar el mundo, son los que a lo largo de la historia lo han logrado.

Algunos lo intentaron a lo grande, otros lo hicieron en un circulo más pequeño, de estos un puñado se quedaron por el camino y unos pocos llegaron al final, no sin algúna cicatriz que mostraban al resto para que se mantuviesen en guardia en otras refriegas.

¿Riqueza? ¡no! cuando se es joven divierte más el juego, un sueldo para vivir de forma digna y mirar por la familia.

En aquella época la familia era numerosa y estaba formada por las personas que realizaban las tareas más sufridas y humildes, en boca de alguno los que nos daban de comer, los que lucian corbata y maletin, unos pocos que arreglaban lo que se desarreglaba, otros procuraban que no faltase aquello de lo que haciamos nuestro modo de vida y finalmente algún gruñon que siempre soñaba con que las cosas se podrian hacer un poco mejor.

Se puede asegurar que era un grupo de personas jovenes bién avenidas y con ganas de comerse aquel pequeño mundo.

Estos momentos felices del hombre, son los que encontraremos en la historia de algunos locos idealistas.

En contra de la letra de la canción de Andres Calamaro, yo soy un loco que no se dio cuenta que el tiempo es muy poco.
Ahora recordando tiempos pasados, pienso que pocos y tal vez los menos indicados, tuvieron una recompensa por el esfuerzo realizado.
No siempre es el maldito dinero la moneda de cambio.