La libertad de expresión, y las imposturas El sainete de Twitter, su anuncio y el presunto ataque a la libertad de expresión generó muchas reacciones en la blogosfera. Yo critiqué esas reacciones furiosas, que consideré no sólo desmedidas, también basadas en mitos, y que prácticamente usaban en “truco Nostradamus”: vamos a dar tantos malos presagios, seguro que en el futuro alguno de ellos se cumplirá. Recibí varias críticas, desde el despectivo “esos gurús de la red” a “apoya la censura”. Lo de “gurús” ya es como el talibanismo ortográfico, si no tienes argumentos, acúsale de gurú, aunque sólo se limite a hacer lo que haces tú: opinar públicamente. Pero vamos a hablar sobre la “defensa de la libertad de expresión”, porque en eso tengo un poco de experiencia documentada de batallitas legales por la libertad de expresión. Algunos ejemplos significativos, y más o menos conocidos porque ya los comenté públicamente. Hace más de cuatro años, el rectorado de mi universidad me pidió que “censure” un apunte que criticaba el fraude al Observatorio Español de Internet porque había amenazado con tomar medidas legales. No sólo me negué, cerré ese blog, abrí este otro, copié el texto completo a este blog, corté toda relación con el rectorado (sigue la misma rectora), no volví a hablar con ellos, no volví a pedir nada, ni siquiera bolis para el trabajo. Desde personas relacionadas con el “observatorio” sufrí campañas de difamación, amenazas, calumnias (hasta que tenía denuncias por acoso sexual de alumnas) y divulgación de mis datos personales completos en Indymedia Barcelona (tanto, que un director de la Policia Nacional en esa ciudad me llamó por teléfono para ofrecerse a ayudar). Hace unos años, antes de la explosión de la burbuja inmobiliaria, empezaron a publicarse en Menéame noticias sobre el tema, antes que saliesen en los medios masivos. El más importante fue el de Fincas Corral (una de las primeras grandes inmobiliarias en explotar y ser detenidos sus responsables). Como era de esperar, recibimos (y recibí personalmente) cartas de estudios jurídicos para que eliminemos esas noticias. La respuesta fue que no veíamos nada ilegal ni ilícito, los abogados insistieron, se convirtió en un acoso personal, cada día recibía amenazas legales. |