Colmenar Viejo - Madrid

Ya nadie se acuerda... o mejor dicho, ya nadie se quiere acordar de aquellos años en los que bebíamos agua.

Dice el refrán que quien guarda, halla. Y yo guardé, créanme cuando les digo que yo guardé y aquí traigo una muestra de lo que fue la política antiterrorista del señor Ansar. Por cierto, creo que un ánsar es algo parecido a un ganso, pero no nos desviemos del tema:

Los que tengan oídos para oir que oigan, ojos para ver que vean, y a los que les quede un mínimo de vergüenza, honor y orgullo que lo apliquen.

Lo peor de todo es que aún andan sueltos por la calle dando consejos, rebuznando su rencor por las esquinas y atreviéndose con todo el descaro a seguir mintiendo...

Pero tranquilos, que como dicen en este pueblo, "hasta el rabo todo es toro".

No, no les queda vergüenza, porque lo que hay es negocio y en la política hay muchísimo, especialmente para algunos.

Si consiguen enturbiar las cabezas de muchos, crear desaliento armando jaleo, aun a costa de lo que todos dicen que son temas "de Estado", mintiendo hasta que dan ganas de vomitar, habrán conseguido tener más negocio y repartirse el pastel. Eso sí, a todos los demás nos quedará menos en el bolsillo, porque sin más explicaciones ha aparecido en el bolsillo de algunos de ellos.

¿Por qué será que los de derechas no se desaniman en su acción política, por encima de su conciencia, a causa de la crisis económica, de la corrupción casi generalizada, de los desastres económicos y ecológicos que tan directamente han contribuído a que ocurran?

Porque entienden que aquí "sálvese el que pueda", que ellos son antes que nadie, que tienen más porque son más listos y más capaces.

Si se renuncia a tomar parte (partido), han obtenido lo que quieren.

Aún si se participa, tampoco es que haya seguridad de que no consigan lo que buscan, pero al menos lo tendrán más difícil.