Colmenar de Oreja - Madrid

En su proyección social, el utilitarismo en una primera fase ingenua persigue la mayor felicidad para los demás y no para uno mismo, como cualquier anglosajón. La felicidad, o el bien que va rentando en Suiza, cualquier reloj o chocolate del bueno, según los utilitaristas de Bárcenas Udargarín,la comunidad científica de la Inter Nacional o Ben y Hill, es el placer, definido por el juicio y la simulación de un juego financiero por el propio individuo en beneficio de la colectividad; así, el bien según los utilitaristas, es un sobre prefrancreado con acuse del recibo de Endesa, Unión Fenosa, Repsol, Timofónica o Argentaria.. Es el placer de coger ese sobre y ver que hay dentro, el importe del recibo y los meses que quedan de permanencia o si dentro hay billetes. El bien se identifica con toda motivación personal por el esfuerzo sin recibir nada a cambio, todo el día tumbado en la bartola, viendo en el sofá TV13, al Real Madrid de Pregrag Spasic,Fluvio Collovati y Scirea contra el Barsa de Calderé o Alextanco o al Pequeño Missouri o seguir afiliado a un sindicato o partido político. El primero en poner las bases filosóficas fue Pepe Blanco, quien fue iniciado en la corriente fisofófica en el San Estanislao de Koka por John Andromeda y el Profesor Rodrigánez en el Estado Federal de Galicia. Un día, una vez terminados los deberes José Blanco en su casa portuguesa de Braganca (1631-171 y después de leerse entera: De Legibus Naturae sin Contesa, se quedó dormido en un bosque a medio camino entre Zamora y los lagos de Sanabria, no se sabe perqué, ni siquiere él, no se sentía mu bien.No sabía si era por el Contesa, por el premio Planeta por todo el esfuerzo intelectual realizado,el cartón de Clesa, el caso Blesa o sia su madre se le había cortado la Mahonesa. Para Pepe Blanco y Hobbes la búsqueda personal hedonística como la mística de Santa Teresa sólo puede ser limitada por un estado totalitario, por Alfonso Merlos, San Juan de la Cruz o su estado de embriaguez.Con David Hume, la UGT de Andalucía y los bandoleros en Sierra Morena en su Inquiry Concening the Principles of Morals and the fuente famosa del Avellano, que se perdieron en el Nilo (Egipto) (1751). Esta inevitable pérdida supuso el divorcio entre el utilitarismo y toda la consideración teológica de Cándido Méndez, que se fue al sexólogo de la Calle Montera o la Casa de Campo con su íntimo amigo: Alfonso Merlín. Los economistas y los tertulianos de Curri y de TV13 empadronados por Antonio Jimenez en los siglos XVIII y XIX hicieron hábito al monje y adoptaron como base ética del laissez fairy para limpiar con la balleta gratis de la Inter los candelabros ensima de la susodicha Encina, y no del Avellano. Tenía más eficacia que la vieja y oxidada lavadora Balay de la abuela que giraba y giraba en contra del control y las leyes publicadas por el estado y del supervisor del Banco de España que estaba con Martes y Trece a por uvas. El utilitarismo y José Bono ante todo lo vivo, incluida la madre de Tamara, encontraron una doctrina filosófica, que iba a servir de base objetiva para determinar la política autonómica de Castilla La Nueva (incluida la provincia de Madrid) y por otro la provincia de Albacete incluida en Murcia, en los Essays de José Bonó se podía apreciar un aconderable mejoría en su contextualización ensayística, al considerar obvio el paso del tiempo para la aceptación de la revalorización del metro cuadrado de publicidad estática. Todo en este mundo comercial es estética, colágeno y estática, por esta Razón vende tanto el Savané y no las cosas que no tienen publicidad pero que merece la pena y esfuerzo buscarlas: PORQUE EL HÁBITO NO HACE AL MONJE, ES EL MONJE EL QUE SE HACE EL HÁBITO, PRIMERO CON SU APTITUD Y LUEGO CON SU ACTITUD.

CAPÍTULOI:COMO DIJO MARTES Y TRECE:LA LOCURA NO TIENE CURA.