Cadalso de los Vidrios - Madrid

FERIA TAURINA CADALSO-07 O DE COMO GUMER EMOCIONÓ A SU PUEBLO

Ha sido el primer año que llovió el día de las Misses. Sobre la 1h30´ del 25 de Agosto y cuando sólo se había nombrado a la Miss de la Peña Muñana, alguien desde algún lugar desconocido nombró a Tláloc -Dios de la Lluvia- y aquello parecía el diluvio, no universal pero sí cadalseño. La gente salió de estampida buscando dónde refugiarse. Justo, Justito, Ricardo y yo, más previsores (quizá bebedores), observábamos satisfechos y a buen recaudo aquel espectáculo natural de luz, sonido y sonrisas. Llamó mi atención durante un instante fugaz el agua brillante cayendo delante de los grandes focos que iluminaban nuestra Corredera. Parecía uno de esos cuadros de Gutiérrez Solana en los que mezclaba lo tenebroso y lo bello para hacerlos perturbadores. Ya el 12 de Septiembre Madrid iba tomando su pulso infantil contemplando como las mamás adquirían complacidas los libros a sus hijos que permanecían felices y ajenos a lo que les deparará un largo curso escolar. Frente a mí una madre muy guapa enseñaba a su hijo a pedir las cosas por favor. Me asaltaron de sopetón recuerdos con parecidas incidencias y protagonistas. La vida vuela tan rápido como Paloma y yo lo hacemos -con un “gusanillo” interior- hacia las Fiestas de Cadalso que comienzan el 13 con el Pregón, la Pólvora y los abrazos. La algarabía feliz ya no deja de sentirse y oírse hasta el día 17 e incluso más, puesto que un muñanero me comentó que en los sucesivos atardeceres cadalseños él sigue oyendo rumor de músicas y cantos. Únicamente lo percibe un instante, después todo queda en una placidez otoñal. Y así –dijo- hasta que, con los días, su ánimo recupera su pulso habitual.

La tarde del 14 de Septiembre, con buena temperatura y tres cuartos de plaza, se lidiaron novillos de Felipe Bartolomé. Desilusionaron, se esperaba mucho más de esta ganadería que es una de las pocas que conserva la pureza de la estirpe Santa Coloma. Salieron parecidos a los “toros figuras”: desrazados, sosos, parados, con movimientos “tipo mecedora” y con aparente pérdida de sustancia córnea. Con ellos poco hicieron sus novilleros, parecía como si se hubieran contagiado de la falta de entusiasmo y ganas de embestir de sus oponentes. Agustín de Espartinas, palmas en su lote, se le nota que pasa por horas bajas; ha perdido mucho del vigor que demostró en las últimas campañas. Alberto Lamelas, palmas y oreja, tiene que apretar más el acelerador para no perder el tren. Carlos Guzmán, palmas y oreja, se le intuye un buen concepto del toreo, hay que esperarle, es muy joven y debe rodarse más para poder emitir un juicio más equilibrado. Brindó el sexto a su admirador y buen aficionado cadalseño Ángel García, es encomiable lo que este hombre apoya el toreo y a muchos de sus protagonistas.
Tuvimos suerte porque justo al acabar la novillada comenzó a llover con fuerza aunque no duró mucho tiempo. Esto permitió que las peñas se reorganizaran y, con ellas, volviera el buen tiempo y la alegría. Nati, nervioso y apesadumbrado, me requirió para que le ayudara a llevar la pancarta de La Muñana, la cual yacía mojada y él, muñanero al cabo, no podía consentir tamaña humedad. Humedad muy semejante, tanto exterior como interior, portábamos algunos; esto último lo apuntó Víctor con ese gesto tan risueño que alberga imperturbable su rostro. En tanto, Cristina tiraba fotos a discreción que luego se aprecian preciosas, aunque no tanto sus protagonistas. Y Jose no paraba de repartir tricornios a todos los desmonterados. Se marcha Álvaro, la primera vez que asistió vestido de muñanero contaba dos meses y yo le acuné entre mis brazos protegiéndole de la euforia de nuestros compañeros. Ahora me desprendo de mi bandera atorada, se la dedico y, al fin, se la regalo. Algún día no estaremos nosotros y él con sus primos nos recordarán cuando la agiten por venideros “Días del Cristo”. Al principio algún recuerdo quedará de nosotros, luego… nada.

El día 15, con buen tiempo y casi lleno gracias a la presencia en el cartel del rejoneador local Mariano Rojo, se corrieron novillos de “El Cahoso”, a los cuales no les hubiera venido mal algo más de presencia y estar mejor afeitados (el sobrero no paró de echar sangre por el pitón izquierdo). Las apariencias también importan y más en estos tiempos tan convulsos para el toreo. El primero fue sustituido antirreglamentariamente ya que fue Montes quien lo descordó con el segundo rejón de castigo. Aquerenciados en tablas el tercero y sexto -éste el de más presencia- los demás se dejaron hacer. Álvaro Montes, oreja y oreja. Sergio Galán, palmas y dos orejas. Mariano Rojo, oreja y dos orejas. Montes templó muy bien en los quiebros y anduvo bullidor. Galán abusó en exceso de la presencia de sus auxiliadores. Algo que cada vez abunda más en el rejoneo así como en la lidia a pie cuando es el matador el que pone las banderillas. Si un torero a pie o a caballo está ante un toro, el acto toma el carácter de un desafio y no deben intervenir los banderilleros nada más que lo estrictamente necesario para mantener la integridad de sus matadores o ayudar en casos extremos. Creo que hay un término medio que ayuda y sienta bien; antes decían que ahí estaba la virtud. Sergio curiosamente me gustó más en el segundo, del que no le dieron trofeos, que en el quinto –dos orejas- al que cargó de muchos hierros y pasaportó de un rejonazo que provocó mucho derrame al animal. Elegante, concentrado y con la mirada fija en el horizonte vi bajar en su furgoneta por la carretera de Rozas a Mariano Rojo. José Bergamín escribió refiriéndose a Rafael de Paula que “tiene percha literaria”. Eso pensé yo en el mismo instante en que pasó Mariano ante mí. Arriba, en casa, quedaba la madre sola y en silencio como cada tarde que torea. Ese silencio adquiere la dimensión de un acontecimiento desgarrador que únicamente romperá una llamada seguida de un murmullo de ella: “¡Gracias, Dios Mío!“. Y entonces –sólo entonces, nunca antes- saldrá al jardín despacito acompañada de su perrillo y mientras cantan sus pájaros echará agua a las plantas y una caricia amorosa a su corazón. Y yo, a la noche, oiré desde mi cama y entre ensoñaciones, rumor de toreros que vuelven a su casa igual que por las madrugadas los percibo cuando salen a torear. Y entre sueños medito que, como Miguel Hernández, Mariano Rojo “va de su corazón a sus asuntos…” Precioso un par de banderillas perfectamente enfrontilado con ese portento de caballo tordo. Antes enceló a ambos novillos hasta sacarlos de tablas, les templó, consintió, dejó llegar y les puso banderillas al quiebro aguantando lo indecible… Y siempre intenta clavar al estribo haciendo el rejoneo auténtico con esa gran cuadra que él mima y doma todo el año en “Las Erillas” cadalseñas. No hace concesiones baratas a la galería, procura que cada faena sea un poema de amor que llegue a la sensibilidad del espectador. Me conmovió cuando daba la vuelta al ruedo con las orejas. Caminaba lento, como los toreros artistas, acompañado de decenas de chiquillos vestidos de peñistas o de paisano. Niños, muchos niños a su derredor acompañaban con admiración al triunfador de la Feria cadalseña del 2.007: Mariano Rojo. Y es que el niño es el ser más bueno y agradecido de la creación. Sinceramente le deseo que siga llevando en triunfo su nombre y el de su pueblo por todas las plazas del orbe torero y, como así expresó en un semanario taurino este verano, que nunca olvide a Cadalso. Se lo dice alguien que piensa que los chavales con los que crecí en San Antón eran en realidad adultos en miniatura.

La tarde del 16, con media plaza y buen tiempo, saltó al ruedo una muy bien presentada y encastada novillada de “El Jaral de la Mira” con buidas y desarrolladas defensas, con sentido pero nobles cuando se les podía, se mancharon de arena el morro de tanto humillar pero los castigaron en varas de forma brutal. Remataron en tablas y ninguno se astilló, ¿eso quiere decir algo? Les sobró calidad, trapío, transmisión… para prestar a tantas y tantas ganaderías “procedencia Domecq” que pululan por las plazas del Dios Tauro. Sobresalió el tercero, “Bastoncillo”, tuvo pujanza, nobleza y repitió incansable, se creció en el castigo y eso que de salida parecía tener las fuerzas justas; en mi opinión resultó ser el mejor de la Feria. También destacó el cuarto, “Herbolario”, que soportó cuatro puyazos y fue noble y repetidor como su hermano. Los tercios de banderillas del primero, segundo y quinto fueron auténticos desastres. Además el puntillero del segundo necesitó hasta 25 intentos para apuntillar al semoviente, en el quinto no los conté… ¿Cómo se defienden estas cosas ante los animalistas? Raúl Montero, silencio en su lote. Curro Jiménez, silencio y silencio con aviso. José Caraballo, oreja y silencio. Montero llevaba varios años retirado, a pesar de que su cabeza quiere su corazón no puede, aparece desconfiado y sin sitio. Jiménez no se confió en el segundo y le recetó media en el espinazo, al quinto le pasaportó de una estocada casi entera en buen sitio y recibió un aviso. Debe adquirir más oficio para enfrentarse a novilladas a las que hay que lidiar y dominar con técnica para después poder torear. Lamentablemente la práctica totalidad de sus compañeros, incluidos muchos matadores, carecen de esas dotes esenciales. Tanto se espera al animal “almibarado” que se olvida el oficio que proporcionan novilladas encastadas. Caraballo cumplió con el tercero, cuajó aceptables series de derechazos y vistosos adornos al final, a pesar de que lo mató de una “chalequera” le dieron una oreja. A éste le banderilleó pulcro (¡por fin!) Vicente Herrera. Caraballo se coloca muy bien en los cites para después retorcerse en exceso en los pases. Ahora bien, está muy pendiente de la lidia y eso le honra, no tanto le enaltece su forma de matar ya que también al sexto lo mató de fea manera. Pero ¡milagro! hizo un quite por chicuelitas al último de la tarde que, a la sazón, fue el único de todo el ciclo.
Llevo años viendo la Feria en compañía de Justo en los bajos de sol. La Muñana nos sirve de referencia, Los Demás de horizonte, Los Colegas de compañía en movimiento, La Cinta de impulso y ánimo y Las Cadalseñas de ejemplo y sensibilidad. Él viene cada tarde cargado de bocadillos compuestos con manjares y “delicatessen”, que con sosiego y cariño prepara después de comer. Generosamente los regamos con cervezas y pequeños comentarios sobre caza, toros y recuerdos. A la salida, en tanto llegan Paloma y Mar con Justito (Dani hace la guerra por su cuenta), nos dirigimos a Cañardo a tomar güisquis y reírnos. Siempre reímos su ingenio de hombre noble y con fino sentido del humor (“el humor no asienta sobre ingenios torpes…” D. Quijote, dixit). Después nos encaminamos hacia Vigi y allí sin esperarlo, sin saberlo, sin imaginarlo brotó el hechizo. A todos en noches de juerga se nos ha partido el corazón cuando hemos oído una copla de amor… Así sucedió, escuetamente: Pepe sacó del desván de los recuerdos docenas de fotografías hechas con exquisito tacto y con acertados, breves y ocurrentes pies de fotos. De repente se nos inundó el corazón de ternura y la mente de memoria con sus contenidos humanos, era un contraste encantador con todo lo que nos rodeaba. Acabamos en La Corredera con la orquesta “Del Calvo” bailando sin parar. Serían las 5,30h de la mañana cuando Carmen, compañera de mi primo Paco, percibió sutilmente que aquella noche había sido especial.

La jornada del 17 igualmente gozamos de buena climatología, las Cadalseñas con su mister pusieron una nota jocosa antes del paseíllo, la plaza estaba cubierta en su mitad. Se lidió una interesante novillada, bien presentada y astifina, de “Los Chospes” que pelearon y cumplieron en los caballos, salvo el segundo. Destacó el tercero, “Rejonillo”, novillo bueno y noble que aguantó toda la faena en el centro del ruedo y murió con la boca cerrada. El sexto, “Cortés”, era voluminoso, humillaba y tenía franca embestida, sobre todo por el derecho. Primero y cuarto parados. Grande el cuarto, badanudo, esperaba. El quinto aguantó con raza después de quedarse “dormido” bajo el peto. Pepe Moral, silencio y silencio con aviso. Rubén Pinar, oreja y vuelta. Miguel Tendero, silencio con aviso y vuelta con aviso. Moral pasó por Cadalso con síntomas de estar “atorado” o no recuperado de su último percance, apático en el primero y más voluntarioso y confiado en el cuarto; se esperaba más del novillero triunfador en Madrid. Me agradó Pinar, asentado, seguro y con recursos para poder al segundo novillo; técnico, embraguetado, muy seguro llevando largo y sobando hasta enseñar a embestir al quinto. Faenas inteligentes las suyas. Mató bien a sus enemigos, fundamentalmente al quinto. Califico como la mejor estocada de la Feria la ejecutada por Rubén Pinar a este quinto de nombre “Femenino”. Tendero fue el mejor del serial toreando con el capote, cumplió con el tercero al que enjaretó toda la faena en el centro del redondel, con la muleta esculpió un buen derechazo ligado al de pecho, se cruzó al natural y finalizó con otra buena serie de derechazos; en el sexto destacó en el temple de sus derechazos del que sobresalieron tres series y el bello remate final, le faltó insistir por el izquierdo al que únicamente describió un natural. Algo que tiene que aprender de forma urgente e imperiosa es a matar y no digamos a descabellar… (12 y 14, intentos, respectivamente). No obstante, en conjunto, la actuación de Miguel Tendero resultó a la postre la mejor de los toreros de a pie en esta Feria 2.007. Digna de destacar esta tarde fue la gran labor de los subalternos que contrastó con la negativa tarea de la jornada anterior. Destacaron en el primero el picador J.C. Marcón y los subalternos Jesús Rasero Márquez en banderillas y José M. Rodríguez lidiando. En el tercero magnífico Manuel de los Reyes en un quite de peligro a su compañero Gonzalo González. En el cuarto sobresalieron el piquero J.C. Sánchez y los banderilleros José M. Rodríguez y Manuel de los Reyes y lidiando Jesús Rasero. En el sexto propinó un buen puyazo J.Fco. Peña.
Todas las tardes, antes de salir el cuarto, Gumer se encarga de dibujar las circunferencias concéntricas del ruedo. Hoy todos sus compañeros le homenajearon merecidamente y le entregaron una alegoría taurina. Artísticamente acabó de dibujar el último tramo impulsando la carretilla que sola y obediente acabó su cometido blanco e impoluto. Sus compañeros se dirigieron hacia él todos juntos, todos albos, todos unidos junto al tercio del patio de caballos. Miguel “Chori” se encargó de ofrecerle el regalo con cariño y satisfacción, no exento todo ello de temple torero. Un nudo se nos hizo a sus paisanos en las gargantas porque admiramos a este hombre bueno desde hace muchos soles. Nos incorporamos aplaudiendo con fuerza en las manos y emoción incontenible en el ánimo. Humilde levantó el obsequio y nos lo ofreció mientras sus compañeros le rendían justa pleitesía. Parsimonioso y digno, como dibuja y anda por la vida, entre la ovación salida del alma de su pueblo, se retiró a tablas. Caminaba mirando al suelo y con los ojos llenos de emociones. Buscaba cosas bellas que había sembrado sobre el albero de su plaza durante las tardes toreras de su vida. Las reconocía porque brillaban para él llenas de ternura bajo el destello azul del cielo septembrino.
La Muñana estuvo muy ocurrente desfilando a la salida de los toros. Parecía un destacamento de la Benemérita con sus guiones, estandartes, banderas y tricornios. Les comenté a Antonio y a José Luis Acuña que: “¡Es tan reconfortante hacer y ver reír a las personas!” Esta noche el baile de La Corredera acabó enseguida, se acusaba ya el cansancio festivo pero algunos impenitentes como Miguel “Cascapiña”, Dina, Agustín, Ana, Pilar, Paloma, Chefi, Maní, Pepote, “Cantudo”, Luis “Pifa”, Vero, Juan, servidor… nos resistíamos a poner fin a tanto “buen rollo”. Desolados nos dimos cuenta de que todo finalizaba cuando Vero levantó su copa y nos exhortó a brindar para que las próximas Fiestas fueran tan inolvidables como las presentes. Al rato comenzamos a desfilar dicharacheros. Ya habrá tiempo en los próximos días de rumiar lo vivido… casi todo para mejor.

Es justo mencionar el interés por hacer las cosas bien y darle seriedad a la plaza de los equipos presidenciales, incluidos sus asesores artísticos y veterinarios. Felicitaciones por tanto a Angel Canoira, Yolanda Martín (por partida doble) y a José R. Fermosel. Muy bien todo el equipo del servicio de plaza, destacando el buen trabajo de los encargados de corrales y toriles. Perfecto el programa de mano con sus fichas diarias pero ¿porqué desapareció la tablilla del año pasado con la reseña de cada toro? Una sugerencia que hago todos los años es la necesidad de contar con un alguacilillo que transmita las órdenes de la presidencia, entregue los trofeos y dé un toque de seriedad y color a nuestras tardes taurinas. Una interesante iniciativa que se repetirá por segundo año, esta vez los sábados de Noviembre 2.007, son los coloquios taurinos patrocinados por nuestro Ayuntamiento. Eso es apostar por el fomento y el apoyo del espectáculo. Esperamos que en todo lo demás se sigan las mismas pautas de evolución, trabajo, justicia, equidad y honestidad.

Todo final de fiesta tiene un deje melancólico, esa pretensión imposible de prolongar la alegría, de parar el tiempo. Con el “Pobre de mí” de las Peñas las palmas acompañaban el comienzo de otra fiesta otoñal de esperanzas tan inciertas como intactas. Porque intacto queda Cadalso para reír y llorar con nosotros. Siempre está ahí y no me negaréis que eso reconforta y supone un consuelo a los que, como yo, pasamos por aquí tropezando y creemos -ilusos- que vamos con porte distinguido.

Perdonad la extensión pero es como me salió. Si alguno se anima a contar sus sensaciones festivas sería muy interesante leerlas.