Pastan, luego existimos. Enhorabuena. ¡Y que te quiten lo bailao..! Una vez concluido (o casi) el periplo de tus vacas desde que empezaste a engendrarlas, recuerdo ahora los inicios en la carpa de la plaza de Felipe II entre pastos, pinturas, sonrisas, tu mandil... Mi visita aquella mañana invernal, tu alegría al verme reflejada en tu expresión, tu fluidez coloquial con todos los que te rodeaban... Mi siguiente visita para ver tu segunda vaca en el metro de Gregorio Marañón, más sonrisas, fotos intentando que se vieran la vaca y las frases esculpidas en la pared del doctor Marañón, tu inspiración, tu sueño, tu cuento de Van Gogh; un café charlando de tus (nuestras) inquietudes en el cercano y taurino hotel Miguel Ángel. La sorpresa de ver a tu tercera vaca expuesta en El Tilo de Martillo la noche de Reyes, anunciando lo que hoy es: "Ya es primavera". Después verlas a todas pastar por las calles del centro de Madrid, con la coincidencia de que la vaca "A mi pueblo" -con el perfecto "azul cielo" cadalseño iluminando su lomo-, aparece melancólica junto a mi trabajo. Y envolviendo todo tu mundo creativo -y a nosotros mismos-, tu entusiasmo vital que nos arrastra en pos de la bella utopía de la amistad, mientras abrazados vamos escribiendo para ti el maravilloso cuento del arte. Un sincero abrazo para aquél que tantos nos da sin pedir nada a cambio. |