Alcalá de Henares - Madrid

Verdades como puños (es lo que pensamos muchos, y el tiempo nos dará la razón)


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ANA NOGUERA Creo en la política.

La estrategia de la mentira calculada
09 06 2011

Asistimos con estupor a la escenografía que el PP está montando después de las elecciones municipales. Aunque no debería extrañarnos pues es una estrategia desarrollada en otras ocasiones. Lo único que se necesita es no disponer de escrúpulos para utilizar doble vara de medir y para lanzar mentiras calculadas con el propósito de destruir al contrario sin importar qué cosas se arrasan al mismo tiempo.

Lo hizo Dolores de Cospedal cuando acusaba que el gobierno la espiaba o lo hace continuamente Mayor Oreja con las barbaridades sobre la complicidad con ETA, por poner algunos ejemplos. Ahora hay que alarmar sobre el estado de las cuentas públicas. Da igual que se mine la confianza del país, da igual que haya Comunidades gobernadas por el PP que multipliquen sus deudas y además con casos de corrupción hasta las orejas, da igual que se mienta calculadamente, todo vale en la estrategia destructiva del PP.

Se trata de allanar el camino para arrasar con medidas neoliberales basadas en el recorte drástico del Estado de Bienestar y de los servicios básicos como la educación y la sanidad. Podemos observar cómo están Madrid y Valencia en sus índices educativos y sanitarios muy por debajo de la media española. Hay que justificar previamente que el PP entrará en el gobierno como elefante en cacharrería; lo hará con plena convicción ideológica, pero sin atreverse a confesarlo, por eso intenta manipular la información buscando confesar el pecado al delito que piensan cometer.

No hace falta que recordemos que la deuda de Castilla la Mancha, la diana ante la que el PP dispara ahora, no tiene comparación con la de Madrid o Valencia. Por cierto, los valencianos son los españoles con más deuda por habitante en unas circunstancias donde se investigan las cuentas por la justicia en casos tan graves como Gürtel o Brugal.

En esta estrategia, se quiebran varias cosas:

1) La convicción de que todo vale en política arruina a la política misma, confiriéndole un toque “mafios0”.

2) Mentir de forma calculada con el fin de destruir como sea al adversario significa que el PP pretende arruinar al máximo a su contrincante, en este caso al PSOE. No sólo le basta ganar, sino que además desea la venganza de que no se pueda recuperar.

3)Dañar al país, a su estructura de Estado, al funcionamiento de bienestar, a la confianza ciudadana con el único fin de obtener el poder a toda costa.

4) Esconder las intenciones tirando la piedra de la mentira para justificar políticas ultraconservadoras convierte a la política en un puro instrumento de otros intereses.

5)Cuando se está reclamando una democracia más participativa, el PP ha conseguido ensuciar y retorcer los mecanismos de la democracia representativa. Con esa estrategia, no se respeta ni la democracia formal.

Evidentemente, al PP no le preocupan ni le interesan las protestas de los indignados por la ausencia de democracia. No va con ellos. La falta de moralidad que exhibe el PP y su cinismo político no supone únicamente un ataque al contrario, la suma de todos sus ingredientes se convierte en un secuestro de la democracia.

Romualdo Peris #


El 15-M a las plazas de España hemos asistido atónitos, cuando no asombrados, ante la actitud de las masas populares que hartas de ver, ya no solo como se tomaban medidas que enriquecían a aquellos que con su ambición habían provocado la actual crisis, si no que ademas experimentaban en carne propia los desafueros de las mismas, con la inseguridad en el trabajo y la perdida de los derechos sociales conseguidos, las llenaron como antaño se llenaron las calles y plazas de París con las mismas ideas y peticiones.
Si, el pueblo esta harto de mentiras y falsas promesas, no existe ese Dorado que unos años atrás no presento el PP con el famoso déficit cero, y que el PSOE no ha sabido desmontar hasta que la burbuja inmobiliaria reventó, cayendo sobre su gestión como una pesada losa que no ha podido o no se ha atrevido a levantar, por ello muchos ciudadanos han ocupado esas plazas, ya no piden, exigen mejoras inmediatas, ya, y por supuesto reales y palpables al minuto de haber sido aprobadas.
Pero al contrario que en las calles de París, los diputados, aquellos ciudadanos que podrían haber encauzado toda esa energía para la solución de los problemas, han tenido miedo, y han optado ya no solo por no prestar su ayuda a los ciudadanos, si no incluso hacerles culpables de sus derrotas electorales.
Los partidos de izquierda que debían de haber sido el cauce natural para esas propuestas se ha mostrado lleno de obstáculos, han sido incapaces de absorber toda la razón que emanaban de sus asambleas, sus justas peticiones han caído en saco roto, los partidos han disgregado la fuerza social, han renunciado a la comunión del gobierno con el pueblo.
Pero ciertos lideres deberán andarse con tiento, las ideas no pueden ser combatidas con las armas, sofoca una rebelión y tendrás ciento, por ello es tiempo de cambio, es tiempo de hacer confluir las ideas y programas con la acción de los ciudadanos, solo así se obtendrán los resultados capaces no solo de vencer la crisis, si no de garantizar un estado del bienestar tal y conforme se predica desde la izquierda, basado en la igualdad en todos los aspectos de los ciudadanos, en la libertad y también en la solidaridad entre los ciudadanos de todos los pueblos de la plural España.