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Las cinco profecías menos apocalípticas de Krugman
Hoy, 06:00 h. | Ruth Ugalde

El premio Nobel de Economía, al que se podría rebautizar como el azote del euro, también tiene su corazoncito. Y lo demostró ayer en la conferencia que impartió en la Fundación Rafael del Pino, cuando, sin salirse de su discurso en pro de mayores medidas de estímulo y menores políticas de austeridad, defendió que la moneda única tenía futuro y que España se merece una oportunidad.
Krugman afirma que es "Fráncfort y no Madrid" quien debe intervenir para solucionar la crisis de la eurozona

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Paul Krugman, a quien se podría rebautizar como el azote del euro, no es tan fiero como lo pintan. Y lo demostró ayer en la conferencia que impartió en la Fundación Rafael del Pino, cuando, sin salirse de su discurso en pro de mayores medidas de estímulo y menores políticas de austeridad, defendió que la moneda única tenía futuro y que España se merece una oportunidad.

¿Significa esto que lanzó las campanas al vuelo? Nada más lejos de la realidad. Lo que significa es que fue menos apocalíptico de lo que su fama hacía esperar y, sin dejar de criticar a Europa y a la grave crisis en que se halla, dejó entrever unos rayos de esperanza. Eso sí, siempre escondidos dentro de negros escenarios.

Un discurso que llega a sorprender cuando se escucha en boca del mismo hombre que, una y otra vez, ha hablado sobre la posibilidad de la desaparición del euro y la amenaza de un corralito en España.

"No hay duda de que se trata de un economista polémico, al que le gusta el debate", dijo María del Pino, presidenta de la Fundación Rafael del Pino, cuando le presentó ante un auditorio invadido por cientos de personas.

Profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton desde hace más de una década, Premio Príncipe de Asturias en 2004, y Nobel de Economía en 2008, Paul Krugman dejó ayer cinco profecías que, por una vez, fueron menos apocalípticas de lo habitual:

1-. "La situación de Grecia es desesperada, la de España es grave, pero tiene solución": Después de haber publicado que nuestro país casi parecía abocado a un corralito, escuchar esta frase es toda una inyección de adrenalina.

Eso sí, Krugman nunca regala los oídos. El profesor mostró su fina ironía al afirmar que "parece que haya una competencia entre Estados Unidos y Europa por ver quien lo hace peor para salir de la crisis. Y por ahora ha ganando Europa".

De hecho, aunque los problemas de la moneda única y las deudas soberanas no existieran, el continente estaría seriamente amenazado por su disparado desempleo y el nuevo deterioro económico al que se enfrenta. Pero, a pesar de todo, admitió que sigue habiendo salidas.

2-. "La Cumbre (del pasado junio) encontró una solución adecuada para abordar el problema de los bancos": Aunque, como se señala en el punto anterior, Krugman considera que Europa ha hecho casi todo, o todo, mal, el punto de inflexión fue la reunión de líderes de la semana pasada.

La decisión de que Europa pueda rescatar directamente a los bancos, de una mayor integración fiscal y de un plan por el crecimiento van en la línea correcta, según el Nobel.

Para llegar a esta conclusión, estratificó el problema del Viejo Continente en tres capas: la bancaria, la fiscal (que presiona a los Estados), y la de competitividad (gran lacra de la economía española).

Si Bruselas cumple lo prometido, las tres se irán abordando, aunque Krugman insistió en que todo este proceso habría sido mucho más fácil y menos doloroso si hubiera habido una auténtica unión política, unos Estados Unidos de Europa.

"Tener una moneda única, sin un Gobierno único, empeora las cosas", aseguró. Aunque también dejó claro que ni él, ni nadie, desea que el euro se rompa.

3-. "Los salarios españoles no van a bajar, entonces, los alemanes tendrán que subir": El problema de la competitividad española se remonta, según el Nobel, a los años en que la burbuja inmobiliaria disparó los salarios, "y eso hizo que la industria española dejara de ser competitiva, porque se pagaba muy bien en la construcción".

Ahora toca desandar ese camino, el problema, según Krugman, es que no se puede abordar vía más rebajas salariales, porque se trata de una quimera. ¿Entonces? Entonces, lo que queda por hacer es rebajarlos en comparación con Alemania, para así ser más competitivos en comparación con ellos.

Dicho de otra manera, "si no van a bajar los salarios en España, lo que debe ocurrir es que suban los germanos, y eso generará un poco de inflación", un mal menor para el profesor de Princeton.

4-. "Al no haber un único Gobierno, la política monetaria deberá cargar con más peso": Aunque Mario Draghi pueda sentirse presionado con esta afirmación, la realidad es que Krugman tampoco es especialmente apocalíptico al afirmar esta máxima. Más bien, es pragmático: la realidad es la que es y sólo el BCE tiene el poder y las armas necesarias para inyectar algo de crecimiento en la zona euro.

La primera prueba de fuego, según el Nobel, llegará este jueves, cuando espera que Draghi rebaje los tipos de interés. "Si no lo hace, estará demostrando ser absolutamente insensible", afirma.

Del mismo modo, los líderes del Viejo Continente podrían haber abocado a la economía a "la peor crisis" de todos los tiempos si en la pasada Cumbre no hubieran alcanzado los citados acuerdo.

"A partir de ahora, las políticas que se adopten deben ser positivas, si no, vamos abocados al desastre". ¿Profecía catastrófica o mera reflexión? Cada uno puede llevar la cita al extremo que quiera, pero Krugman ofrece algunas pistas con su afirmación de que "nadie quiere que desaparezca el euro" y, aunque admite que "es un camino bastante posible", también reconoce que "no tiene por qué ser así".

5-. "No creo que tengamos una crisis de confianza": Siempre polémico en sus afirmaciones, Krugman no pide perdón por ellas, entre otros motivos, porque considera que el impacto que puedan llegar a tener sus palabras es muy limitado en comparación con el alcance de las decisiones de los líderes europeos.

"Esto sólo se resuelve con políticas de verdad", afirmó tras criticar los falsos (y nefastos) mensajes de optimismo que durante toda la crisis han lanzado los líderes europeos, cuando lo que deberían haber hecho era aceptar la crisis y haber adoptado las medidas necesarias hace tres años.

"El pesimismo es a veces más responsable", dijo en defensa de sus incendiarios artículos y duras advertencias. El problema no está en qué dice Krugman, sino en qué hacen los líderes europeos.

A partir de aquí, quizás haya que empezar a relativizar un poco sus palabras... y a presionar más a los Gobiernos para que hagan lo que tienen que hacer.

NOTA: Krugman ha estado en España promocionando su libro "¡Acabad ya con esta crisis!". La obra no ha sido editada en alemán. Al menos, por el momento.