Lleida - Lleida

¿No existe en Lleida nadie capaz de ser presidente?


En primer lugar y antes de
entrar en materia creo que
es de justicia, y nunca mejor
empleada la frase, agradecer a los
administradores concursales, Angel
Miró, Miguel Angel Alonso y
Javier Carrera así como al juez de
lo Mercantil, Eduardo Enrech, el
magnífico trabajo realizado en la
defensa de los derechos de la UE
Lleida SAD frente a la Real Federación
Española de Fútbol que trataba,
a toda costa, de imponer su
criterio y arrebatar la plaza que el
club mantiene en Segunda B.
Además hay que tener en cuenta
que a través de la Ley Concursal,
tan contradictoria como se quiera,
se ha reducido el déficit de 28 millones
a la mínima expresión de
63.000 euros y que los jugadores
hayan podido cobrar con el dinero
rescatado a un banco, aunque me
queda la duda si valía la pena tanto
esfuerzo porque, a la hora de la
verdad, en Lleida no exista nadie
que opte a la presidencia.
Si bien es cierto que en sus 72
años de historia, nunca ha sido
fácil encontrar la persona idónea
para sustituir al presidente dimitido
y casi siempre se tenía que recurrir
al vice-presidente de turno
o al vecino de escalera, y no es
broma, porque en el inmueble número
52 de la rambla Ferran, en
la década de los sesenta, se fueron
sucediendo cuatro presidentes,
Laureano Torres, Antoni Teixidó,
Ramon Vilaltella y más tarde
Luis Nadal y, aunque fuera a regañadientes,
salvo raras excepciones
que comentaré, siempre ha existido
en nuestra ciudad alguna persona
dispuesta a “tirar del carro”
pese a los déficits de la entidad.
Con este preámbulo no trato de
menospreciar la buena intención
de los candidatos que, hasta ahora,
han dado el primer paso para
pujar por la unidad productiva del
club: el presidente del Almacelles,
“Sisco” Pujol y la recién desahuciada
Anabel Junyent, entre otros,
aunque ignoro si éstos reúnen las
condiciones exigidas por el juez
para participar en el Concurso, pero
si bien es cierto que ninguna de
las varias ocasiones en que el club
ha quedado en manos de alguna
persona foránea la experiencia no
ha tenido éxito.
La primera y amarga prueba la
tuvimos en la temporada 1968-
69 tras la dimisión del generoso
Ramón Vilaltella con un desfile
de cuatro presidentes en dos
años: Jové “Bernet”, Queraltó, Roig
y Banzo, que por discrepancias
terminaron en los juzgados, y como
nadie quería asumir la presidencia
se recurrió a Manolito Rosell,
un ex-empleado de la Paeria
que s fué a Barcelona y, de la noche
a la mañana, se convirtió en
flamante empresario inmobiliario
con fama de millonario, concejal
del Ayuntamiento barcelonés, persona
muy vanidosa que llegó muy
ilusionado, pero la presidencia solo
le duró cuatro meses debido a
los malos resultados y la falta de
colaboración de sus “amiguetes”
directivos.
Esta situación puso en peligro la
tercera división y dimitió un mes
de noviembre a través de una carta
dirigida a “La Mañana”.
Al final de la temporada se confirmó
el descenso del equipo a la
regional preferente, al cumplirse
20 años del ascenso a primera división.
Otro ejemplo de la ineficaz ayuda
que nos vino del exterior fué
confiar en el empresario barcelonés
Jaume Llauradó, que ante
el S.O.S lanzado por el presidente
Mario Duran, apurado por los
400 millones de pesetas de déficit,
acudió a la Paeria y el alcalde, Antonio
Siurana, no encontró otra solución
que vender la propiedad del
club por una cantidad simbólica al
Sr. Llauradó.
Sin embargo, todo fué un falso
espejismo porque el déficit se
mantuvo y el equipo estuvo a
punto de descender. Quedó demostrado
que el Sr. Llauradó vino
a Lleida a promocionarse para
las elecciones presidenciales del
F.C.Barcelona.
Nombró presidente a José Luis
Gonzalez, con el que no se entendió,
por lo que se vió obligado a
dimitir a los tres meses de su nombramiento,
y Llauradó duró poco
más porque las relaciones con el
alcalde Siurana fueron muy tensas.
El dia 2 de mayo de desligó
del club y al final de temporada el
Ayuntamiento recuperó la propiedad
de las acciones.
La reciente etapa del máximo
accionista, Tatxo Benet, “fichado”
por el alcalde Siurana, pese a ser
la más larga (12 años), y de mejores
intenciones y aportaciones
económicas, solo nos ha servido
para cavarnos la fosa y demostrarnos
que no se puede gestionar un
club a cientos de kilómetros de
distancia, y mucho menos con una
ineficiente gestión interna que ha
ido de mal en peor para terminar
cediendo el mando a otra persona
foránea, Anabel Junyent.
La última presidenta de la U.E.
Lleida no ha podido evitar la defunción
de un club, instalado durante
muchos años en la UCI, y
mal que nos pese, y aunque poco
ortodoxa, la mejor medicina ha sido
la Ley Concursal.
Conclusión: Manolito Rosell regresó
a Lleida para presumir de
Presidencia, su labor fué negativa
y el equipo descendió de categoría.
Jaume Llauradó llegó como
el salvador y vino a promocionarse
como candidato a la presidencia
del Barça y le salió el “tiro por la
culata”, y por último la opción de
Tatxo Benet que parecía en principio
la más idónea tampoco ha
dado resultados.
Y yo me pregunto, con todos
los respetos, ¿qué se le ha perdido
al presidente del Almacelles
en Lleida?.Bastante trabajo tendrá,
pues no pudo venir por problemas
de agenda a su presentación.
¿O qué interés puede tener una joven
de Sabadell para permanecer
en un club del que ha sido expulsada
a cerrojazo limpio, y menos
ahora que dice que no cuenta con
el apoyo de Tatxo Benet?.
Y por último, un aviso a navegantes.
En Lleida, una ciudad de
135.000 habitantes de la que tanto
presume el alcalde Ros, es triste
por no decir vergonzoso que
no exista una persona, empresa,
o grupo capaz de poner 63.000
euros encima de la mesa para
comprar los derechos de un club
de Segunda División B que en el
mercado futbolístico es una auténtica
ganga.
Sobre esta situación nuestro estimado
paer en cap también tendría
algo que decir. ¿No les parece?.


Carmelo Moncayo
Socio nº 30 de la UE LLeida


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I COM DEIA EL POETA DEL SEGRIÀ "ESSER LLEIDATÀ ÉS UN ORGULL DE POCS I ESSER CATALÀ ÉS COLLONUT..."