Cambrils - Lleida

Ha tenido que ocurrir una enorme desgracia en Bangladés, para enterarnos de algunos casos y cosas que no son de dominio público, de nuestras miserias soterradas o menos, de nuestras indigencias mentales, aunque no de carácter bolsillero, cuentas corrientes y/o de opíparas cenas, y demás chapuzas de que la avaricia nos suele proveer.


30 Euros/mes, ese y solo ese es el salario de una persona trabajando como enclavo en esos cuasi clandestinos talleres en esos países donde la miseria es más mísera que en el nuestro (pero todo se andará), todo es cíclico, casi siempre se retorna al punto de partida, casi siempre se encuentra y se tiene que empezar a transitar, sí o sí, hasta pareciere que fuese una situación orquestada, claro, que llegado el momento, saldrán a flote y como siempre quienes estén más capacitados, quienes sepan mejor nadar.


Pero a lo que vamos, la codicia como fuente de inspiración para eso del saqueo por el saqueo, como al pero es la caza, claro que sí, claro que alguien (los oportunistas de inteligencia más o menos aguda), que aprovechan la ocasión sin pensar nada o casi nada en la ética, solo con la avaricia como norte, al cual norte dirigirse a marchas forzadas, para aprovechar el tirón. Sin embargo si no fuere tan acusada esa afición a lastarse los bolsillos con “”todos”” los sudores ajenos, si invirtiesen unos mínimos aceptables de esos sudores en unos sistemas de seguridad razonables, ahora o en otras ocasiones no tendrían que tratar de poner fronteras de por medio, seguirían ordeñando al “”ganado”” por muchos espacios de tiempo, en silencio y de manera persistente, pero como dice el refrán: “”la avaricia rompe el saco””, con lo cual demuestran que no es inteligencia punta, la que usan, sino esa especie de sagacidad oportuna, pero que dejan demasiados flecos en la colcha, con lo cual, esta, en determinado momento, lugar y circunstancia, deja con el culo al aire al””agudo avariento”” y tiene que emprender la retirada dejándose detrás (por los momentos) agudezas, avaricias y esclavos, no deja detrás la idea de que en otra parte planetaria, siempre habrá (lo hay) un becerro al cual ordeñar, un esclavo al cual parasitar, un súbdito necesitado que le echen un cuento y a la pata de la oreja, de forma convincente y conveniente. Encontrarlo no resultará difícil para ellos, casi tienen todas las cartas a su favor (de los avarientos), con la paradoja de que cuando llega la parca, esta, sorprende con los bolillos bien lastrados al avariento, con la conciencia bien sucia y sin poder trasladar nada de ese lastre a ninguna parte, todo queda almacenado y será disfrutado por el heredero de turno, que a buen seguro no lo necesitará, pero que continuará rolando en el mismo círculo.


Nadie que se diga culto, o se haga pasar por ello, admite la pena capital para estos bastardos genocidas avarientos, porque ello supone (argumentan ellos) ponerse a su altura o no haber salido de las cavernas, claro, que ello suceda casi siempre que la sangre familiar no está de por medio, cuando los lesos son otros y cuando se puede usar la hipocresía, porque la lesión no alcanza al sistema nervioso personal, por ende no se emiten respuestas en las celdas del dolor. Sin embargo no es ni puede ser cuando el leso es uno, o a quien la avaricia de otros, llevan a uno de los hijos al cementerio o lo que es peor, a una silla de ruedas de por vida o a ser un vegetal por muchos años y que sea ese uno quien haya de verlo a diario o a tener que atenderlo, pensando que la PARCA, sea benigna y se lleve antes al vegetal que al cuidador.


Sigamos usando marcas, porque eso da caché, aunque no se tenga donde caerse muertos, y/o la formación sea y esté ausente en todo orden, importa nada, cuántos muertos ayudemos a fabricar…, fuera y dentro.



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Triste destino el de esas pobres gentes. La codicia de algunos no tiene límite, y sin embargo son aplaudidos y reconocidos como grandes empresarios, caminan sobre pétalos de rosa y son puestos como ejemplo de buen hacer. Un asco, una m1erda, dan ganas de apearse en marcha de este mundo.

Y hablando de tragedias, este domingo pasado, el gran Jordi Ëvole, en su programa "Salvados", de la Sexta, nos refrescó la memoria sobre algo que ya teníamos olvidado, gracias a las artes de ciertas PPersonas y la colaboración de sus medios de comunicación afines para enterrar el suceso, aquel accidente del Metro de Valencia en el que murieron más de cuarenta personas. En este programa se puede ver la desfachatez de los PPolíticos PePe$eteros Valencianos, con Juan Cotino a la cabeza de esa desvergüenza. Merece la pena verlo.

Saludos.

Bnb