Villar de Acero - Leon

No, no escribo el título en el sentido que podrían pensar los jóvenes y algún viejo verde, aunque en ese sentido adivino (no tengo experiencias objetivas) que tampoco le faltan a Villar, sobre todo en verano.
Es en el sentido de las bondadosas "tias" o matronas que abundaron en el pueblo, como la tía Estrella que recuerda ayer con afecto Taran Xedo.
Para este tratamiento especial, honorífico, parecía condición necesaria ser persona casada y de cierta edad.Así no titulábamos "tíos" a Eduardo, Samuel Celso etc. ni "tía" p.e. a Maria a Pequena etc aunque fueran de cierta edad.

En nuestra ya lejana infancia, no había cajas listas (ordenadores) ni cajas tontas (televisiones) ni teléfonos móviles ni inmóviles, ni carretera, ni más juguetes que los carros con ruedas de nabos y estadullos de paja, y algún aro de llanta oxidada de bici minera, por decir algo.
Más tarde en casa de Alvaro, el zapatero del taller "den baixo" había una pelota remendada de cuero qu utilizábamos medio hinchada en el campizo vecino al Cementerio y que siempre se iba al río por el gol norte cuando no la paraban los expectadores, y a las huertas. vecinas por el gol Sur...

Pero eso era los domingos, que era cuando era posible completar equipos con jóvenes de trabajo diario en el campo en los días de labor. Así que la mayor parte del tiempo vacacional, trotábamos por el pueblo asaltando las cocinas de las bondadosas "tías" que ya sabíamos que nos recibían siempre con cariño y alguna delicadeza gastronómica.

Las recuerdo todas, p.e. en el pico del lugar la tía Argentina e.p.d. A mí siempre se me dirigía en correcto castellano, con su voz potente y cuyo timbre hacía sin duda honor a su nombre.
Y recuerdo que en tiempos de la quasi tribal relación, lejos, muy lejos la Villa, era ella sóla el verdadero ambulatorio de la seguridad social: Asistenta social, enfermera sanadora ... Si no me equivoco se sabía los rezos distintos, según épocas, del rosario en la iglesia y velatorios.

En el centro del pueblo: El Concello Vello teníamos a la tía Encarnación Alfonso Gavela culta y también impecable bilingüe. Y ya al fondo del pueblo, en el Barreal (en el Barreal dió los primeros lloros el que suscribe, precisamente en la casa donde gateó Ismael, que nacer supongo que él nacería con asistencia hospitalaia ya en Ponferrada) me acogía siempre con un cariño especial la tia Filomena, la madrina política del escribidor de este artículo. Ella siempre sacaba algún choricín con pan del moreno de algún arca del suministro.

Las proteínas iban directas al buche y el centeno al Pun que casi siempre era mi compañero de correrías, el can entrañable de caza que tenía el tío Serafín... Ahora la Sra Filomena vive en Cataluña pero pasa los veranos en Villar donde seguramente recupera el título de "tía". Eran muchas más pero hoy sólo una más:La tía María mi abuela paterna. "Tía" para mí es un título equivalente al "Don" pero en femenino. Un status muy honorable la de aquellas señoras que, aún jóvenes, siempre iban de oscuro: escarpines, blusa, saya y "pano" negros (por dentro alma benefactora y corazón colosal) bien por haber enviudado pronto (caso de tía Amparo y tía Paula) bien por considerarse mayores antes de tiempo (la mayoría).

Ni que decir tiene que me uno al homenaje póstumo a la tía Estrella, mujer que verdaderamente se multiplicaba en las matanzas, junto con su activa hija Rosario.

Recuerdo con la boca hecha agua las primicias del sacrificio invernal, los chichos, las riquísimas filloas con miel, y los emblemáticos "PREBES".

Y las partidas de brisca, ese póker paisano, en la taberna de los bajos de su casa solariega. El tío Manolón junto con su cuñado el tío Serafín eran verdaderos maestros .
Pero de "tíos" y otros destacados personajes arquetípicos quizás otro día o en otro lugar...Salud a los paisanos y allegados.