Villamañán - Leon

Este fin de semana me voy para villa a descansar. Espero que haga buen tiempo para dar un paseo por la plaza, el jardín, el cuesto y el domingo rezar junto a los restos de los seres queridos difuntos. Tiene esta fecha una característica peculiar mezcla de dolor y fraternidad. Un ritual sobrio de oración, adorno y reencuentro que conmueve. Hace llorar y abrazarse a muchos convecinos. Suspirar y tomar conciencia de vida llana. Carpe diem, vita fugit, paz y amor para todos los sardineros

Nunca me ha gustado ir al cementerio ese dia tan triste. Me basta con recordar a los seres queridos, que se han ido para siempre, con el vacio que su marcha me han marcado para el resto de mi vida.
Sin embargo no puedo por menos que recordar que cuando era un niño me obligaban a ir para rezar a los abuelos de mis padres o a la tia solterona que había muerto con la misión de su vida cumplida. Que no era otra que criar a sus sobrinos como si fueran hijos de ella.Para mi era un coñazo. No les había conocido y sin embargo tenía que aguantar una tarde entera viendo como el cura recorría el camposanto rezando delante de cada sepultura, acompañado de algun amigo mio, que eran monagillos, portando una bolsa de tela, que a mi me parecía muy grande y que poco a poco se llenaba de monedas.El único misterio que me interesaba del misterio de la muerte, era si esa bolsa se llenaría y calcular con envidia cual sería la propina que les daría el cura. Tampoco puedo olvidarme del frio que se pasaba ese dia. Los pies helados y las manos protegidas por guantes de lana, que algunas veces no bastaban para proteger la salida de sabañones.

Fruta había poca para robar o hacer daño. Quizá algún granadero.No había mas remedio que comprar una peseta de castañas calentitas para calentar las manos. Los mayores se calentaban en las cuevas que ya tenia vino nuevo y con la historia de hacer su trasiego se ponían como motos.

Eran otros tiempos; aún no había llegado el timo de comprar flores carisimas.Todas se plantaban y se cortaban en las huertas del pueblo.Eran tiempos de silencio y no lo digo por el respeto, era obligatorio. La Iglesia era, como el Barcelona, mas que un club o religión.Era el poder puro y duro y EL DIA DE TODOS LOS SANTOS la confirmación de que allí estaba ella para salvarnos del INFIERNO.

Menos mal que ese dia no ha marcado mi vida y hoy lo veo como lo que realmente tiene que ser: Un recordatorio de que ellos se han ido y que nosotros no les hemos olvidado. Que su vida no ha pasado en vano. Que despues de su muerte su obra aún permanece y allí están sus allegados para espiritualmente recordarselo.

Pienso igualmente, no me gusta esta fecha, mi recuerdo de niñez es frio. distante, obligada a llevar unas flotes como bien dices, cortadas del jardín del pario de atrás, y con mucho frio ir al cementerio a rezar por tus abuelos cuales nunca conociste, por unos señores amigos de tus abuelos y una familia de portugueses que se habían matado en accidente de trafico en el fatídico cruce que antes teníamos, para mi era aterrador el cementerio y esa fecha en concreto la odiaba, durante muchos años era obligatorio acudir, escuchar la misa y rezar a los difuntos, ese olor a....hoy en día a cambiado mucho las costumbre "se respetar mas a los vivos. "
A mi madre no hay ni un solo día que no la recuerde, ni uno, creerme, pero es cierto que en 4 años no he ido nunca a llevar flores, un "todos los Santos" , con todos mis respetos hacia la gran mayoría, sigo opinando que no hace falta ese día para demostrar que la hecho en falta, y doy gracias que como cuando era niña, nadie me oblige a acudir.
Sigo igual que ayer , sintiendo frio ese dia...

Pues los cementerios se llenan de gente que siente tanto dolor como vosotros, pero le echa valor y acude con la tenue esperanza de que en el más allá la oración comunitaria que se hace nos enlace más estrechamente con el esfuerzo que realizamos.

Un saludo