Villalquite - Leon

Hoy, al mediodía, volviendo casa a comer, iba yo pensando en mis cosas, como suele decirse o en piloto automático, como digo yo.
Ya que había un sol insoportable, decidí ir por las callejuelas del casco antiguo (más oscuras, o intimas como dirían algunos) sobre todo teniendo en cuenta que esa mañana me había sentado sobre la funda de las gafas de sol (con ellas dentro) y se le había salido un cristal, lo que hizo que me arrepintiera de no haber elegido en su momento la funda dura.
Lo primero que vi, fue a un grupo de personas, unos obreros y unos policías locales rodeando a una pobre anciana que estaba sentada en un taburete (el cual no se de donde saldría, posiblemente de la casa de algún vecino). El caso es que la pobre señora, por lo que deduje al ver a la mujer con una toalla apretándose la cara y manchas de sangre en el suelo, debía de haberse tropezado, al parecer con algún tipo de agujero en el suelo al lado de una obra (el cual se apresuraba a tapar con una chapa metálica uno de los obreros).
Seguí caminando calle abajo, bajo la sombra de los edificios. Un poco más allá, y mientras pensaba en la secuencia de los hechos del tropiezo, me cruzo con dos chicas y un hombre con mono blanco. Una de las chicas preguntaba donde podría comprar unas medias fucsia. Esto me hizo perder el hilo de mis pensamientos un segundo, imaginándola con las medias fucsias, y luego con las medias fucsia solo.
Callejeando por las sombrías y húmedas calles del casco antiguo leones, pase al lado de un acordeonista de Europa del este, el cual tocaba Yesterday de Los Beatles. Entonces pensé que tenía que echarle una moneda. Hice balance mental de mis finanzas en ese momento; algo que no fuera una limosna para deshacerme de chatarra pero tampoco un pequeño sablazo a mi bolsillo...cincuenta céntimos estaría bien. Ahora solo tenia que sacarlo de la cartera, la cual estaba en la mochila. Lo malo que mientras había estado pensando todo esto ya estaba casi acabando la calle y el acordeón ya ni se oía. Me dieron ganas de volver, pero tuve que conformarme con el arrepentimiento de no haberlo hecho.
Pocos metros después de lo que me arrepentí fue de no haber cogido el bus, ya que volvía el sol (ahh...soy como un vampiro, pero solo para los ojos).
Fui aguantando con el ceño fruncido, y algo después, ya fuera de la zona antigua, pasado el parque de la Chantría, una mujer me preguntó donde estaba el Corte Ingles, lo cual es casi irónico, porque creo que he indicado mas veces su posición en León (que recuerde unas 20) que cualquier empleado de esta cadena. Mi vena maligna me hizo arrepentirme por un segundo de no haberla mandado hacia otro sitio, pero soy un buenazo, así que la mandé en la dirección correcta.
El resto del trayecto hasta mi casa, estuve pensando en los arrepentimientos. Al final todos estos arrepentimientos, son inútiles, simulaciones de la variable que hubieras elegido a posteriori (otra vez el condicionamiento fractal), son cosas pasadas que no pueden cambiarse. Arrepentirse no tiene ninguna utilidad como tal, pero si es útil para valorar mejor las opciones en un futuro y adquirir experiencia para aplicarla en nuevas situaciones.
Así que no juntéis arrepentimiento con culpabilidad, es algo completamente diferente.

Estoy de acuerdo contigo en parte.Porque en ocasiones, arrepentimiento y culpabilidad van de la mano, según la situación vivida.Es decir, me siento/o soy culpable de hacer o no hacer algo y me arrepiento/o no de ello.
Ahora me gusta mas el tono de tus mensajes que los que nos envías sobre la biblia( que debe ser leída y aplicada en conciencia,si así lo queremos cada uno ,sin imposiciones).
Que tengais buen día.