Villalquite - Leon

APOLOGÍA DEL BIEN
BERNARDINO C. GONZÁLEZ-HALLER 1397124194

CON LAS PALABRAS se puede decir lo que se quiera. Las personas que no responden de lo que dicen, no tienen respeto a los receptores. La mentira está extendida por todos los rincones de la sociedad, pero en el campo de la política hay muchos que la han profesionalizado. Por ahí anda el nuevo gallego pidiendo a los españoles, por conveniencia, que hagan «algún gesto de lo que guardan en el corazón» en honor a la patria. Debe saber Rajoy que en el corazón no guardamos nada, que todo está en el cerebro. Todos los días nos demuestra que se pasa de listo, pues confunde los conceptos. No creo que, con el orgullo a la bandera y a la patria, podamos hacer la compra todos los días, ni hacer frente a los pagos que nos caen encima. Recurrir a los sentimientos de las personas cortas en inteligencia o desinformadas para conseguir votos no es la mejor credencial. Apropiarse en exclusiva de la bandera y de la patria siempre ha sido obra de fascistas. Los ciudadanos que formamos la sociedad y vivimos en ella no necesitamos exaltaciones patrióticas, necesitamos camas en los hospitales, buenos médicos y suficiente personal sanitario; necesitamos viviendas y espacios urbanos donde podamos vivir dignamente; necesitamos buen nivel educativo y conocimiento para cambiar el sistema que permite que una minoría se aproveche de la mayoría y además nos quiera engañar con el orgullo nacional, mientras se hacen ricos o más ricos.

No es Zapatero el origen del mal de los males. El problema es que hemos permitido liquidar el modelo de la socialdemocracia que defendía lo público y el bienestar de la mayoría, y sustituirlo por el modelo neoliberal de las grandes fortunas que nos asfixian. Lo vemos en la compra todos los días. José María Aznar y Mariano Rajoy gobernaron ocho años y no hicieron nada para mejorar las pensiones ni los salario de los trabajadores, ni en frenar el precio de la vivienda. Todo lo contrario, sentaron las base para que todo subiera y para congelar los salarios. No nos olvidemos de eso. Por lo tanto, no podemos creer los cuentos de Rajoy puesto que demostró que carece de sensibilidad social y que lo que le interesa es el poder. ¿Dónde están las dos Españas? Aquí lo que hay es una minoría de ricos y una mayoría de clase media y de pobres. ¿Quién mete miedo a la gente? Sólo los dirigentes de Partido Popular. Rajoy parece que quiere volver a inventar la rueda. Construir discursos demagógicos y envolver las mentiras con los problemas que genera el sistema capitalista que defiende la derecha y echarle la culpa a Zapatero es faltar a la inteligencia de la gente y creer que la gente no ve cuáta falsedad hay en ello. Quizás si Rajoy hubiera estudiado la asignatura de Educación para la Ciudadanía sería más educado cuando habla del presidente

lo que yo decía no queda nadie a quién votar, por lo tanto abstención.