Villalquite - Leon

--------------------------------------------------------------------------------


FELIPE RUBIO CARRACEDO

Irak: los hechos y las pruebas


Cuántas veces tendremos que seguir escuchando a don José María Aznar justificar lo injustificable, para tener el convencimiento pleno de que él hizo lo que hizo, apoyando de forma explícita y activa, sumándose además a la misión de recadero del binomio infernal –Bush-Blair–. Intentando convencer a otros gobiernos para que se sumasen a la tropelía que el «Trío Infernal» pretendía y que llevaron a cabo: Invasión y ocupación de un país soberano, desoyendo a los inspectores de la ONU, desoyendo a múltiples jefes de Estado, y lo que es más grave, desoyendo a sus respectivas ciudadanías.
A fecha de hoy, el acta notarial de Irak no puede presentar peor constatación: más de seiscientos mil muertos, millones de heridos, un panorama de destrucción generalizado y un caos imposible de controlar. Ellos, el «Trío de las Azores», se confabularon para delinquir con alevosía y premeditación, mintieron de forma consciente a sus administrados presentándoles un panorama de eminente peligrosidad basado en arsenales de armas de destrucción masiva que no existían, que eran conscientes de que no existían, miraron a los ojos de sus ciudadanos y les mintieron, provocaron un holocausto, despertaron a «la bestia» del terrorismo y la jalearon hasta tal punto que hoy es terriblemente peligrosa y amenaza a la mayor parte del mundo.

Después de cuatro años, no ha habido por parte del señor Aznar ni un mínimo gesto de arrepentimiento, ni tan siquiera uno leve (lo siento), por el contrario sigue manteniendo que lo volvería a repetir si se repitiese la historia. Esto se puede calificar cuando menos de una arrogancia y prepotencia maldita, y si él y los que le apoyan mantienen su discurso y a su vez se denominan católicos-cristianos y practicantes, demuestran una ignorancia supina sobre las sagradas escrituras, y por ello hay que decirles que no es posible «predicar a Dios y acostarse con el diablo» y en los evangelios se dice que quien a hierro mata, a hierro muere.

Para algunos sería una barbaridad pretender sentar en el banquillo del Tribunal Penal Internacional al «Trío del Infierno» bajo la acusación de genocidio y crímenes de guerra, para los que así opinan deberemos de preguntarles: ¿Cuáles han sido las causas por las que el Tribunal juzgó y condenó a morir en la horca a Sadam? ¿Cuáles han sido las acusaciones por las que los tribunales especiales internacionales han sentado en el banquillo a diferentes jefes de gobierno por idénticas tropelías como las cometidas bajo la dirección del «Trío del Infierno» y por consiguiente, les han condenado con la salvedad de que no van a morir en la horca? Si se analizan las Causas del Mal Causado, verán que está sobradamente justificado el apunte de llevar ante el TPI al «Trío del Infierno».