Villalmonte - Leon

La foto es hermosa, pero la nieve apenas ha cubierto las tierras, prados y montes.

Los árboles siguen desnudos, mostrando, tímidos, sus delicados cuerpos sin que el blanco manto los haya cubierto mínimamente.

Quizá el invierno apenas ha despuntado...pero más adelante, cuando los días apenas duran una jornada escolar; cuando la nieve sí cubre totalmente tejados, árboles, caminos y riachuelos, entónces es cuando se adormece la vida.

Los chimineos són quienes dan fé de la vida escondida en las cocinas.

Apenas ellas se han levantado, salen directamente al corral para recojer unas escobas secas, un poco de leña menuda y unos buenos troncos de roble para atizar.

Probablemente no sea necesario encender cerilla alguna porque aún quedan brasas bajo las cenizas, tras la larga noche de hila anterior.

El ha salido, justo después, a las cuadras.

Se ha llevado la pala que la noche anterior, previsor, había dejado en el portal, bien untada de tocino para que no se pegue la nieve, e irá abriendo huella hasta los establos.

Primero, a la cuadra de las vacas.

Con el gancho de madera mesará unos buenos montones de hierba seca del pajar y llenará los pesebres de las vacas para que almuercen.

Después, a la cuadra de las ovejas, en donde, además de hierba en los duernos,pondrá unos cuantos haces de chopo y ramascos de roble.

Las cabras, con más poderío, se situarán primero frenta a la hoja de chopo y amocharán, tantas veces como sea necesario, a las ovejas que, impertinentes, pretendan adelantarse.


Después, él, regresará a casa, llevando un montón de nieve entre los tarucos y las peyas -ha ido en madreñas- que dejará a la entrada del portal y que el tenue calor, que ya sale de la cocina, irá derritiendo lentamente, extendiendo para todo el día, un pertinaz charco de agua.


Ella, después de atizar,con la sartén en la lumbre, habrá hecho unos torreznos y calentado leche cogida de los calderos en que se ordeñaron a las vacas la tarde anterior. Con ella ha preparado una buena taza de leche blanca, migada y con sal.


El, se ha sentado en el rincón del escaño, juto a la lumbre. Ha colocado el plato con los toreznos y el tazón de leche encima de la trébede. Parsimonioso, corta un cacho de pan, de la hogaza, sobre el que coloca el torrezno que ayudado con la navaja, que saca del bolsillo derecho del pantalón negro de pana, va cortando y comiento. De tanto en tanto, tranquilo, sin prisa, echa un trago de vino. Después se toma la taza de leche.


Los niños se han levantado después de un monóon de llamadas de su madre, a voces, desde el portal. Aprisa han desayunado y se marchan a la escuela con la enciclopedia y el cuaderno. Van encantados con sus cortas botas de goma sobre las que han colocado el pantalón. Irán rompiendo la nieve, que les llega por encima de la rodilla, hasta llegar a la escuela.

El ganado posiblemente no salga de la cuadra, y si lo hace, será en una breve y corta escapada por los Holmillos, donde roerán piornos, zarzas y espinos.

Como avanzadilla,las cabras que, con sus habilidosas patas se encaramarán sobre la rama intuida consiguiendo despejarla de la nieve.Tal vez, allí donde el viento ha despejado un poco la nieve, escarbando con las patas delanteras, consigan descubrir unas briznas de hieba.

El sol, pálido y apenas dibujado en el cielo; perezoso, sin despegarse de los Moracillos y caido hacia la Madreñera, cruza el Peralón por los Serrones, y se esconde detrás de las montañas de la Mata en un suspiro.

Anónimo publicado en Foro de Villalmonte.

Muy bonito y evocador.

muy sentida la exposicion de momentos de los crudos inviernos sufridos. da para escribir más sobre este epoca , que se animen otros mas