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19-07-13 13:45 #11443287
Por:kzurrourro

1188 Cortes de león
Juan Pedro Aparicio publicará ‘León, cuna del parlamentarismo’

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efe | león 18/07/2013

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Después de que la Unesco reconociera hace un mes la celebración en León de las primeras Cortes democráticas en 1188, el escritor leonés Juan Pedro Aparicio, Premio Nadal y Premio de las Letras de Castilla y León, publicará una nueva obra, titulada León cuna del parlamentarismo. El libro lo editará la Diputación de León, en la colección Breviarios de la Calle del Pez. El texto está basado principalmente en el documental histórico que se grabó en 2010 con motivo de la celebración del 1100 aniversario del Reino de León, cuyo guión y dirección corrió a cargo de Aparicio, según ha explicado a Efe el escritor, quien coordinó aquellos actos. El libro pretende divulgar cómo fue la creación de las Cortes Leonesas en 1118, un hito histórico en el que, por primera vez, el pueblo accedió a una asamblea de la más alta decisión política, en igualdad con los otros dos estamentos: el clero y la nobleza.

El documental en el que se basa la obra comienza con una cita de Claudio Sánchez Albornoz que dice: «En este año inolvidable de 1188, un Rey Alfonso otorgó lo que podríamos llamar la Carta Magna Española, anterior en varios años a la inglesa». «La Carta Magna Leonesa -añade Albornoz- se dirigía a un pueblo que no conocía el régimen feudal, articulado en grandes municipios libres y fue por ello más democrática y liberal que la de Juan sin Tierra». Lo habitual es que del libro se pase al cine, pero en este caso ha sido al revés, del documental se va a la literatura, ha admitido. El título de la obra León cuna del parlamentarismo, «lo dice todo»; es un libro histórico, que incluye no sólo lo acontecido en 1188, sino lo que han dicho sobre aquel acontecimiento personas como el Rey Juan Carlos, ya que el libro reproduce el discurso que dio el monarca en 2010 cuando inauguró los actos del aniversario del Reino de León
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19-07-13 13:49 #11443299 -> 11443287
Por:kzurrourro

RE: 1188 Cortes de león
Un libro recogerá el guion del filme ‘León, cuna del parlamentarismo’

Los 1.100 años del Reino centran la nueva entrega de los ‘Breviarios de la calle del Pez’.


29/06/2013

El escritor leonés Juan Pedro Aparicio. El escritor leonés Juan Pedro Aparicio.


Aparicio pone letra y voz a una nueva antología de El Búho Viajero
«Lo que siempre busqué era un mensaje claro, contundente y casi único»

«En este año inolvidable de 1188, un rey Alfonso IX de León otorgó lo que podríamos llamar Carta Magna Española, anterior en varios años a la inglesa. La Carta Magna Leonesa se dirigía a un pueblo que no conocía el régimen feudal, articulado en grandes municipios libres, y fue por ello más liberal y democrática que la de Juan Sin Tierra». Con estas líneas del célebre historiador Claudio Sánchez Albornoz arranca León, cuna del parlamentarismo, documental escrito y codirigido por el escritor leonés Juan Pedro Aparicio que fue producido con motivo de la celebración, en 2010, de los 1.100 años del Reino de León y cuyo guion se encuentra en estos momentos en proceso de ser convertido en libro junto a otros materiales relativos al legado de aquel Estado medieval.

Aparicio recordaba a este periódico que la idea es anterior a la reciente declaración, por parte de la Unesco, de los textos que documentan las Cortes de 1188 como Memoria del Mundo, por lo que el proyecto cobra «mucha más actualidad en estos momentos». También informó de que la obra, cuyo título será La cuna del parlamentarismo, está incluida dentro de la veterana serie Breviarios de la calle del Pez que edita la Diputación leonesa y que coordina Juan Pedro Aparicio junto con los también escritores Luis Mateo Díez y José María Merino.

La aparición del libro, en concreto, está prevista para el mes de noviembre y en su interior constará, además del guion íntegro del documental que en su día emitiera TVE y distribuyera a sus lectores este periódico, el discurso que pronunció Don Juan Carlos durante su visita al Palacio del Conde Luna con motivo de los 1.100 años del reino leonés; la traducción de los Decreta o Carta Magna Leonesa de 1188; las Reflexiones de un narrador en torno a la Historia de León; la apertura y clausura del Congreso de Historia del Reino de León y el acuerdo de la Junta por el que nombraba, previa consulta a la Academia de la Historia, Cuna del Parlamentarismo a la ciudad de León.

Juan Pedro Aparicio, Comisario de León 2010 y autor preocupado por divulgar la historia y valores de su tierra natal ya desde aquella Reivindicación leonesa de León (1981) también ha querido incluir una introducción en el que deja bien claras muchas de sus motivaciones y objetivos cuando se puso al frente de León 2010. Por ejemplo, cuenta cómo aceptó el ofrecimiento que se le hizo desde el Gobierno autonómico en febrero del 2009 y que necesitó «cuatro días para contestar». «Mi opinión sobre ese tipo de conmemoraciones no era la mejor, con frecuencia me parecían un gasto poco justificado, con bastante de populismo y mucha afectación institucional —cuenta en el texto—. Al aceptar el nombramiento, me impuse como lema hacer del gasto una inversión, promoviendo algo que no se acabara con el año sino que diera frutos hasta mucho después de celebrados los fastos».

En positivo y en negativo

Además de repasar lo que considera un «sorprendente aspecto negativo» de la efeméride («una cierta corriente de opinión parecía creer que el 1100 aniversario podría redimir a León de casi todos sus males»),
Aparicio señala en esa reflexión que «hubo quien quiso interpretarlo torcidamente y me reprochó con burla la petulancia de afirmar que en León había nacido la democracia». «Algunos carteles del propio ayuntamiento recogieron sin malicia el mismo equívoco, lo que advertí al alcalde para que rectificara. Nunca afirmé que en León naciera la democracia. Las Cortes leonesas de 1188 alumbraron lo que con el tiempo serían los parlamentos modernos, el embrión de la democracia representativa y no otra cosa.

Pero eso ocurrió en León. Y ocurrió porque aquella sociedad estaba madura para ello», continúa en esa clarificadora introducción antes de resumir que las Cortes leonesas de 1188
no son sino «la caverna de Platón del pensamiento político occidental».
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19-07-13 13:59 #11443318 -> 11443299
Por:kzurrourro

RE: 1188 Cortes de león
Premios Castilla y León: Aparicio destaca que los castellano y leoneses «comparten mucho»


El escritor, que habló en nombre de los galardonados, pidió también «respeto» a lo que «distingue» a los ciudadanos de la Comunidad «porque esa es su mayor riqueza»
Premios Castilla y León: Aparicio destaca que los castellano y leoneses «comparten mucho»
HERAS
Juan Pedro Aparicio durante su discurso
El escritor Juan Pedro Aparicio (León, 1941), ganador del Premio Castilla y León de las Letras de este año, resaltó este martes en su discurso en nombre de todos los galardonados que el princpal “valor” de estos premios reside en los propios “méritos” de los galardonados, que suponen, a su juicio, “una poderosa llamada a la emulación de los ciudadanos y un estímulo para quienes trabajan casi siempre en soledad”. El escritor tampoco olvidó en su alocución a “las personas” que propusieron a los premiados, a los “jurados que los votaron y “a esa ciudadanía” de la que forman “parte” y “cuyas dificultades actuales” comparten.

En una intervención con peso político, el escritor puntualizó que Castilla y León es “una fábrica de españoles”, ya que “cuando uno viaja por España es frecuente encontrar a paisanos que se han ganado el cariño y el respeto del entorno”, al desempeñar “con eficacia y rigor” profesiones que van “desde la más alta responsabilidad a otras de menor relieve”. “En la inmensa mayoría de ellos”, apostilló, “se percibe un mismo sentimiento de estar viviendo en su propio país, conscientes de que contribuyen con su esfuerzo y su buen hacer al bienestar de todos”, informa Ical.

Aparicio también pidio respeto a lo que “distingue” a castellanos y leoneses, “al ser tal vez esa diferencia” la “mayor riqueza” que posee la autonomía, integrada por “dos regiones históricas” con una “historia muy grande”. Del mismo modo, abogó por no “ocultar” ni “dejar de lado” esas diferencias, aún sin olvidar que es “mucho” lo que castellanos y leoneses comparten, según dijo en sus palabras de aceptación del galardón y en nombre del resto de premiados.

El autor de ‘El Transcantábrico’ y Premio Nadal de Novela en 1988 por ‘Retratos de ambigú’ remarcó que tanto castellanos como leoneses son “integrantes de la nación española” y que “unos y otros” entienden que “así como el mar no riega todas las ciudades, no puede haber una megalópolis con rango de capital del Estado en cada Comunidad Autónoma”.

“Unos y otros aceptamos que vivir en cualquier parte del territorio nacional, aunque sea lejos de la tierra que nos vio nacer –tal es mi caso desde hace ya casi cincuenta años–, no supone exilio ni destierro, sino una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal”, añadió el literato.

En cuanto a su campo, la literatura, Juan Pedro Aparicio resaltó que “los libros son máquinas del tiempo, las únicas que existen”, capaces de “traer el pasado” y permitir a los lectores “soñar con hacer de la vida algo más duradero, que “pueda ser compartido por generaciones venideras”.

Por lo tanto, para el leonés la “narración no es otra cosa que tiempo embalsado, domesticado”, un tiempo que “se disfruta y se consume a voluntad”, como “una píldora de la eterna juventud de la Humanidad”, que “mediante la palabra ha sido capaz de establecer un puente entre generaciones”.

Lucha contra el tiempo
Su propia “escritura” ha sido, precisamente, “un lucha contra el tiempo, o mejor, rebajando un poco el tono, una disputa”, pues “contra el tiempo resulta imposible luchar”, ya que es “el único elemento de la realidad” que “se nutre” de los hombres.

“De mi obra he querido hacer no tanto una réplica como un embalse de vida, de la vida que me ha tocado vivir, que eso es para mí al fin la literatura: mirada y memoria”, apuntó el escritor, quien ha “intentado apresar con palabras algunos momentos significativos” de su “experiencia” y, por lo tanto, algo de su propio “tiempo” habrá “quedado guardado en las páginas” de lo que ha “escrito”.

Para terminar, Juan Pedro Aparicio se mostró convencido de que “un escritor es ante todo un lector”, alguien que, desde su propia experiencia, “ha sentido, y sigue sintiendo, una apetencia insaciable por lo que se contiene en los libros” y que “se sigue asomando, con fascinación, al encuentro de esas palabras que hablan en silencio, que penetran hasta el fondo, que movilizan la imaginación y la memoria” y que, en última instancia, “remueven” el “corazón”.
Puntos:
19-07-13 14:08 #11443335 -> 11443318
Por:kzurrourro

RE: 1188 Cortes de león
Discurso Juan Pedro Aparicio
Premio Castilla y León de las Letras 2012


Señor Presidente de la Junta de Castilla y León, señora Consejera de Cultura y Turismo, autoridades, señoras y señores, queridos amigos:

Es costumbre que el galardonado con el premio de las Letras diga unas palabras de agradecimiento en nombre de los demás y en el suyo propio, lo cual supone un gran privilegio pero también un enorme compromiso, tanto más notable cuando entre los premiados hay un maestro de la lengua española, el profesor Borrego Nieto, que domina de igual modo el viejo lenguaje leonés, según tiene acreditado en sus numerosos trabajos.

He de confesar que ante un compromiso de tal envergadura preferí ignorar los discursos de mis predecesores, no me fuera a pasar lo que a ese ministro alemán, forzado a dimitir acusado de haber plagiado una tesis.

Hay manifestaciones de gratitud demasiado singulares como para ser recogidas en una fórmula colectiva. Se cuenta que cuando Alfonso XIII entregó a don Miguel de Unamuno la gran Cruz de Alfonso X el Sabio, éste le espetó:

Gracias, majestad, por una distinción que tengo tan merecida.

No teman, sin embargo, que yo vaya a decir tal cosa de mí mismo; pero sí puedo afirmarlo, y con la voz muy alta, de mis compañeros de galardón. Sus méritos, resumidos con justeza en las palabras de los jurados respectivos, simbolizan el mayor valor de estos premios, pues son desde su primer día una poderosa llamada a la emulación de los ciudadanos y un estímulo para quienes trabajan casi siempre en soledad.

Es importante honrar e incentivar aquellas actividades que ofreciendo a la sociedad unos frutos que se prolongan en el tiempo, incluso más allá de la vida de sus cultivadores, no suelen procurar a estos una retribución inmediata.

La gratitud de los galardonados hoy con los premios Castilla y León, nuestra gratitud, se dirige, pues, de modo muy especial a las personas que nos han propuesto y a los jurados que nos han votado e inmediatamente a esa ciudadanía de la que formamos parte y cuyas dificultades actuales compartimos.

Se nos ha concedido un galardón que lleva el nombre de las dos regiones históricas, de historia grande, muy grande, que integran nuestra Comunidad. Un nombre, obvio es decirlo, que nos obliga a ambos, castellanos y leoneses, pues, siendo mucho lo que compartimos, nos impone también el respeto a lo que nos distingue, sin que, bajo ninguna excusa ni condición, hayamos de ocultarlo o dejarlo de lado, al ser tal vez esa, nuestra diferencia, la mayor riqueza que poseemos, la que nos permite aparecer ante los demás de manera inteligible y positiva, sin caer en los mimetismos de tantas falsas historias.

Los leoneses suelen ser ciudadanos cabales, lo que también vale para los castellanos. Unos y otros nos queremos integrantes de la nación española. Unos y otros entendemos que, así como el mar no riega todas las ciudades, no puede haber una megalópolis con rango de capital del Estado en cada Comunidad Autónoma. Unos y otros aceptamos que vivir en cualquier parte del territorio nacional, aunque sea lejos de la tierra que nos vio nacer –tal es mi caso desde hace ya casi cincuenta años–, no supone exilio ni destierro, sino una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal.

Alguna vez he dicho que León es una fábrica de españoles; y lo mismo cabe decir de Castilla. Cuando uno viaja por España es frecuente encontrar a paisanos nuestros que se han ganado el cariño y el respeto del entorno al desempeñar con eficacia y rigor profesiones que van desde la más alta responsabilidad a otras de menor relieve; en la inmensa mayoría de ellos se percibe un mismo sentimiento de estar viviendo en su propio país, conscientes de que contribuyen con su esfuerzo y su buen hacer al bienestar de todos.

De mí solo diré que reconozco haber transitado por la literatura con alguna perplejidad y bastante candor, movido –desde aquellos diarios que escribía en mi infancia leonesa– por una ambición bastante ingenua.

Alguien ha querido comparar al escritor con el cazador de mariposas. No voy a negar que tengan algún parecido. Ambos buscan la belleza y, cuando la logran, se diría que han sido capaces de atrapar el tiempo. El perseguidor de mariposas, a costa de una vida, una de las más efímeras que existen en la naturaleza. El escritor, mediante recreaciones, en las que moldea su propia experiencia temporal. Y no suele quitar vidas, sino darlas, multiplicadas y potenciadas, en sus ficciones.

Los libros son máquinas del tiempo, las únicas que existen, y aunque no puedan llevarnos al futuro, sí nos traen el pasado a nuestros días y nos permiten soñar con hacer de nuestras vidas algo más duradero, que pueda ser compartido por generaciones venideras, de manera análoga a como nosotros transitamos por la España de Alonso Quijano cuando leemos la obra de Cervantes.

Afirma el filósofo que narración y tiempo están tan íntimamente ligados que es difícil hablar de uno de ellos sin referirse al otro. Nos valemos de la narración para describir la experiencia temporal porque ésta es la forma en que el tiempo entra en la conciencia, no sólo en la individual, también en la colectiva. El hombre empieza a reconocerse como hombre cuando es capaz de narrar. No en vano hablar y fabular tienen la misma etimología, del verbo latino fabulor, que, para el maestro Covarrubias, vale tanto como contar novelas.

La narración no es otra cosa que tiempo embalsado, domesticado, un tiempo que se disfruta y se consume a voluntad, como una píldora de la eterna juventud, la eterna juventud de la Humanidad, que mediante la palabra ha sido capaz de establecer un puente entre generaciones, un puente que desgraciadamente es como un río pues siempre discurre hacia delante, hacia el futuro.

Quien les habla así lo ha intentado. Mi escritura ha sido, y es todavía, un lucha contra el tiempo, o mejor, rebajando un poco el tono, una disputa, pues contra el tiempo resulta imposible luchar, siendo el único elemento de la realidad que se nutre de nosotros.

He intentado apresar con palabras algunos momentos significativos de mi experiencia y algo de mi tiempo habrá quedado guardado en las páginas que he escrito. De mi obra he querido hacer no tanto una réplica como un embalse de vida, de la vida que me ha tocado vivir, que eso es para mi al fin la literatura: mirada y memoria.

Siempre he creído que un escritor es ante todo un lector; y eso sí lo he sido, no digo un buen lector, sino lector, alguien que ha sentido, y que sigue sintiendo, una apetencia insaciable por lo que se contiene en los libros. Alguien que se ha asomado a ellos, y se sigue asomando, con fascinación, al encuentro de esas palabras que te hablan en silencio, que penetran hasta el fondo de ti, que movilizan tu imaginación y tu memoria, que remueven tu corazón, inundándolo de emociones que son muchas veces como una luz nueva para mejor entender el mundo.

Pertenezco a una generación, acaso la última, que se acercó a la literatura de espaldas al mercado. Vana ilusión, sin embargo. El mercado ha ido tomando tanto ascendiente que los jóvenes escritores se quejan hoy con razón de una nueva dictadura.

La escritura de un libro nunca me ha servido de falsilla para hacer el siguiente. Y no lo achaquen a diletantismo. Tampoco a exceso de rigor. La causa principal ha sido el miedo al aburrimiento; si no me atrae leer aquello que es perfectamente previsible, tampoco me gusta escribirlo. En cada novela, en cada libro, he buscado nuevos horizontes, nuevas fórmulas. Y así ha sido siempre, en la escritura como en la vida, donde con frecuencia me he mostrado dispuesto a tomar ese desvío que me enriqueciera el camino.

Y termino. En tan larga andadura como ya llevo a las espaldas este premio no cumple otra función que la de una señal de tráfico que confirma la buena dirección.

En la tarea artística, acaso en cualquier tarea, la verdadera meta está en el camino.

Lo dice con mayor fortuna el poeta clásico:

El premio está en haberlo merecido,
Y las honras consisten no en tenerlas,
Sino solo en arribar a merecerlas

Juan Pedro Aparicio. Premio Castilla y León de las Letras 2012 (Valladolid 22 de abril de 2013)
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