Puente Diez Estando cerca de la celebración de todos los santos, donde nos preparamos a recordar a seres queridos que extrañamos siempre y que los homenajeamos un día especial como 1 de noviembre. Los que pueden retornan para sentir la cercanía de los recuerdos de aquella persona o personas que partieron dejando una ausencia perenne en el tiempo. Pero hoy, quisiera referirme a seres especiales que partieron en la etapa más incipiente de su niñez, o adolescencia o juventud. Aquellos que en determinado momento de nuestras vidas nos dejaron precipitadamente y con sus recuerdos vagando inconclusos por nuestras vidas. Todos sabemos o la mayoría saben a quienes me refiero. Su ausencia aún hoy es incomprensible y no asimilable, no tener cerca, no compartir recuerdos, ya que sus sueños fueron truncados al comienzo de sus sueños. Son de esos momentos de la vida donde se detiene el tiempo y nos cuesta arrancar y quieras o no te marca, te obliga a llevar contigo su recuerdo y un pedazo de su vida en los sueños de uno. Darle vida en la vida de uno, para componer lo que nunca pudimos entender, la partida de un amigo o familiar que se quebró dejando la memoria incompleta de todos nosotros. Con este escrito quiero transmito un sentir que llevo y creo que llevamos muchos de quienes vimos ausentarse físicamente de nuestras vidas pero que nunca dejamos de llevarlo en nuestra memoria. He querido darle vida siempre aquellos que se les oscureció demasiado temprano pero para decirles que siempre permanecen en nuestra memoria. En un día de recuerdos, tristezas y añoranzas que se visten con la memoria de todos y cada uno de los que no están.
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