Valduvieco - Leon

Recuerdos de infancia 24, junio 2012
Huevos frescos
Hoy voy a contar una anécdota, perdonad haya en ella algo personal. Tenían Lalia y Argimiro el horno de amasar anexo a un pequeño gallinero. El horno formaba una pequeña “lastra” donde dormían las gallinas, como en casi todas las casas. El techo era tan bajo que en aquel espacio no cabía una persona adulta. Pero en casa de Lalia y Argimiro además de dormir en la lastra tenían los “niadales” y allí ponían las gallinas sus huevos. Así que las gallinas ponían y ponían huevos y cada más o menos dos meses, según recuerdo, me tocaba meterme como podía en aquel espacio y salir con los cestos llenos de huevos. Luego los vendían como “frescos”, claro, y los de la ciudad los compraban encantados por que eran de “pueblo”. Anda que no se los comían poco contentos los señoritos de la cuidad. Los huevos se vendían en León, Mansilla, a la huevera de Mellanzos, no recuerdo su nombre, Estefanía, quizá. Tambien servían de forma de pago para los comerciantes Pepe de Valdealiso, Agustín de Cifuentes, Marceliano de Mellanzos, más tarde ya Fernando de Mansilla…
Esta es la hisotira de los "huevos frescos".
Saludos a todos los mondillos.
A. A. F.