Valderas - Leon

¿Alguna vez has deseado arrancarte una parte del cuerpo y tirarla a la basura? Yo sí. Si pudiera me cortaría las manos y se las daría a los perros. Me las miro y son como garras hinchadas y deformes asidas al borde de un abismo oscuro. Me duelen, me duelen día y noche, con un dolor sordo, desesperante y perpetuo que me impide dormir. Tampoco puedo comer ni escribir. La comida me la tiro por encima y cada letra se me convierte en un dibujo extraño. También me cortaría esta cabeza mía en la que ya solo habita la locura. Cada vez que veo al médico se lo digo: "Por favor, doctor, córteme la cabeza de una vez". Pero él solo me da esas pastillas que me atontonan de día y me espabilan las noches, y entonces comienzo a dar vueltas y vueltas a recuerdos que me atormentan y confunden en mi memoria, ciénaga de lágrimas y dolor estancado y putrefacto, con despojos del alma que flotan y se resisten a hundirse en la nada. Ya solo sé del mundo por los ruidos que me llegan desde la calle. Deben ser las Ferias. Un Dodge amarillo descapotable aparcado frente a El Moderno. No dejes que nadie me vea muerta. Prométemelo, Carmen, prométemelo. Los chiquillos se amontonan alrededor. Me llevas a León y que me quemen sin que nadie me vea. Era bajo y feo pero tenia una mirada tan profunda que si te caías en ella ya no podías salir. Acércame el agua y dame un sorbo. La calle está llena de tómbolas, las canciones se confunden y la gente sube y baja. La casa es para ti y haces con ella lo que quieras. Era segunda Dama de Honor y todas estabamos tomando el vermú sentadas en la terraza de El canario. Los hombres decían que era muy guapa y se me quedaban mirando cuando pasaba. Ya sale el toro. Ten cuidado, amor mío. Coge la llave de la mesita y mañana vas a ventilar un poco la casa. Entonces salió del bar con don Octaviano y se me quedó mirando. Nadie me necesita y nadie me echa de menos. Dime si eso no es estar ya muerta. Don Octaviano olía a humo, don Octaviano siempre olía a humo. “A las once de esta noche te espero con el coche en el espolón”. Y abres los armarios y coges lo que quieras. “Señor alcalde, presénteme a esa cara de ángel”. Las únicas fiestas que tienen sentido son las que van de dentro hacia fuera y llenan las calles como un torrente de alegría y participación. Mis amigas me dejaron de hablar porque él solo me miró a mí. ¿Yo qué culpa tenía? “Toma, cara guapa, unas entradas para que me aplaudas esta tarde”. Me gustaría que tú te encargases de todo, Carmen,cuando yo ya no esté. “Quiero dedicar este toro a la mujer que ya me ha robado el corazón”. Tampoco quiero misas ni pésames. “¿Dónde quieres que te lleve a bailar?”. Y me sentaron en medio de todas las autoridades, algunas de ellas miserables expedidores de certificados de buena conducta. No te arrimes tanto, Platanito. Sube la banda tocando por la calle de La Paloma. Pues no sé que tendrá esta boba que no tenga yo pa que él solo tenga los ojos para mirarla. Ojala que me muera de noche, a la misma hora que ya no le volví a ver. “Si quieres hablo con tus padres y te vienes conmigo a Pamplona”. Disparan las carabinas a los chicles y suenan como una batalla. “Ven conmigo a los fuegos que quiero que todos nos vean juntos”. Me daba verguenza mirarte en la plaza y verte bailar con el toro. ¿Me lo prometes, Carmen? Dí que me lo prometes. Mañana a las doce tenéis que ir a las eras a ver el fútbol y dar los trofeos. Te vi luchando con el toro y quise pensar que luchabas por mí. Y el cuerpo se me lleno del fuego de la tarde y tuve muchas ganas de tirarme a la plaza y, a la vista de todos, abrazarte y comerte a besos.

¿Por qué no te dedicas a escribir?. Si no lo haces ya. Y no es pitorreo

Me encanta como escribe ud. Malpique. Con los textos que va publicando aquí se podría hacer un magnífico libro.

En estos foros de internet se discute, se acuchilla, se rebate, se da la razón, se politiza,se acusa,se insulta, se envidia...
Siempre desde el anonimato (clandestinidad, diría).
MALPIQUE: no sé si se dará Ud. cuenta de que nos tiene enganchados a este "Tablón de opiniones ocultas".El día que no escribe, es día triste para mí. Me enorgullece que alguien próximo, aunque no se de a conocer, sea tan generoso de contarnos la historia de este pueblo de manera tan sublime y gratificante.
Espero con impaciencia su siguiente capítulo.
Un sludo.
O mejor, un abrazo.

Gracias campazas y maderacoronjosa.
Un abrazo.


No me importa si lo que me cuentas es verdadero. Me conformo con que sea entretenido; porque cuando la verdad no existe, todo es posible.

E.T.




Deje al cuerpo (Modelo marido estupendo, minipimer XP de seis velocidades) paseando de la mano con Carmen por una playa de Ribadesella y me vine a Valderas. Llegué ayer por la tarde y, sin casi pisar el pueblo, me colé en la bodega cooperativa y estuve haciendo unos largos en una cuba de Cuestas buenas para coger fuerzas. La noche la pasé columpiándome en los pararrayos de San Juan y Santa María, y jugando al escondite con los Espíritus Santos. Al amanecer, descendí desde la cúpula y resucité de entre los muertos sobre el altar de San Claudio y me di una Santa Misa para mi solo hasta que me sentí limpio y sin carbonilla por dentro. Cuando llegó don Tasio le supliqué, una vez más, que me confesase y que me vendiese un kilo de hostias para tener siempre en casa, pero me ignoró como si no me viese. No me habla desde que aquella tarde le gané dos partidas seguidas al dominó. Salí a la calle y recorrí el pueblo buscando a alguien que escuchase mis pecados pero solo encontré gente que con sus miradas me confesaba los suyos. Nada extraordinario que yo no comparta con ellos: envidias ancestrales, pequeños hurtos, auto tocamientos diversos, soberbias impertinentes, egoísmos multicolores y toneladas de vulgaridades autocomplacientes. Les perdoné a todos y como penitencia, a los más pecadores, les dije que se tomasen unos vinos o que diesen una vuelta a la Zamorana y que paseasen mucho todos los días que pudiesen. Después no sé lo que pasó, creo que tuve unas interferencias en el chiringuito de las autoclaves del hipotálamo procedentes de la nebulosa de Centauro y durante unos minutos me diluí en mi mismo y desaparecí. Cuando me quise dar cuenta y ser de nuevo consciente de mi propia existencia me encontré tomando un café con leche en la cocina de mi amiga, la exconcejala para relaciones con la Santa Sede. No seáis malos con ella. Es un favor personal que os pido. Nos contamos nuestras penas y alegrías mientras me hacia una tostada de pan bimbo que untó con lágrimas y mermelada de fresa. La verdad es que no puedo ver llorar a alguien sin acompañarle en el llanto. Mango unas lloreras tremendas. No sé si es una debilidad o un defecto de fabricación pero necesito llorar más de cinco horas al día para que se me auto refrigeren los metacrilatos del circuito de los extensores metafísicos. Creo que es por eso que me gusta tanto venir a Valderas.

Al mediodía me entraron unas ganas tremendas de atracar un banco. Entré en Banesto disfrazado de polilla y les desvalijé toda la propaganda que tenían a la derecha de la ventanilla (una chiquillada, lo reconozco). Después me acerqué a saludar a mi amigo del alma, el hombre del bigote amarillo que ya no le tiene amarillo sino blanco termoplástico. Me sorprendió verle tan bien de salud sin que ningún vecino le hubiese metido aún los bafles del disco music-night por el culo. Nos tomamos unos cubatas con Genarín VIII que andaba subido en un árbol del paseo cazando pardales y cuando llevábamos ya siete en el cuerpo nos cogimos de la cintura y nos pusimos a bailar una lambada en mitad de la calle para hacer hambre. Por el paseo vi bajar a una bella mujer que se iba a la piscina y no pude evitar que mi espíritu casto y puro le hiciera el amor tres veces sin que se diera cuenta. A comer fui con Cristina. Me había preparado un cocido maragato. Sabía que quería verme. Hacia dos días que en sueños había recibido un mensaje telepático pidiéndome ayuda. Le di un beso en la mejilla y aproveché para analizarle las feromonas que segregaba con el sudor: Vienen tres trillizos hermosos clavaditos a los abuelos. Me enseño el bastón de mando nuevo que echaba humo por un extremo y olía un poco a chamusquina. Por el sobreuso se le había quemado un circuito de los gases paralizantes de acreedores y no le funcionaba bien el disfraz de Agustina de Aragón que le regalé. Estos aparatos Made in China tan complejos es lo que tienen y el servicio post venta es muy deficiente. Le hice un tuneo del bastón y en su interior le instalé un rascador de espalda, una ducha con gel de Legrain y un armario de grafito 100% para ultracongelar a la oposición para que los próximos cuatro años no sean capaces de decir nada coherente salvo hacer gestos con la cara como de sonrisa boba y deprimida. Me contó que se la llenaban los plenos de público sediento de sangre, conocimiento y entretenimiento. Cuando la audiencia vaya bajando hay que hacer un intermedio para la publicidad y a todos les dais un bocadillo de tortilla y un vino español, y un día te traigo a Jorge Javier y a la Belén Esteban- le dije.

A las seis de la tarde volví a mi cuerpo que seguía paseando con Carmen por una playa que no conocía, sin que ella se hubiera dado cuenta que durante las últimas 24 horas había estado hablando y viviendo con un muñeco: Cosas de matrimonio.

Cuando su espíritu juguetón revolotea por la villa, malpique, los ánimos se serenan y se respira sensualidad y buen rollo.¡Un kilo de hostias para tener siempre en casa!¡Qué bueno! Vuelva pronto.

Extraordinario. excelente. magnÍfico. quÉ relato mÁs bueno. sigue asÍ que todos aprenderemos mucho. un saludo.

Cuando sea mayor,quiero ser como tu.
SALUDITOS

Me gusta el relato... que conocí de primera mano.

Felicidades al autor. Espero el siguiente, por este medio o con cervezas de por medio.