Val de San Lorenzo - Leon

En el mismo sotillo donde año tras año crían los milanos,tal vez en el bardal espinoso de un regato o en el arbolillo aislado en medio del llano,las urracas se aposentan en sus feudos de cría y se entregaran a la construcción de una sofisticada y solida plataforma de ramillas,paja y barro que instalarán en la horquilla de un árbol o arbusto tupido.Anda en esta epoca el cernicalo vulgar enfrascado en un celo especialmente ruidoso y bullanguero,recortando su silueta contra las azules y frias mañanas del mes.En pueblos, en las llanuras,en caseríos y granjas,numeros especies animan el día y la noche con sus idas y venidas...Muy cerca del traslapado tejado de la iglesia,en la vieja espadaña,las cigüeñas blancas se afanan en arreglar su voluminoso nido,aportando broza,lana palitroques,barro y los más variopintos y sorprendentes materiales.Muy pronto la enorme acumulación de palos-que crece cada año- recibirá de tres a cinco huevos que serán incubados pacientemente por ambos miembros de la pareja. Durante la noche,cuando el silencio más absoluto se adueña de los pueblos y caserios,el frío aire se ve invadido por extraños sonidos quejumbrosos,profundos suspiros y notas aparentemente sobrenaturales.En los aleros de las iglesias,en los tejados de las cuadras,en el interior de pajares y carreteros,las pálidas lechuzas experimentan su primer celo de la temporada. A medida que transcurre la treintena,las especies que frecuentan las zonas abiertas se van reemplazando.Poco a poco se han ido marchando avefrias,bisbitas y lavanderas,los últimos alcaudones reales invernantes dejan lindes y espinales en los que pasaron el invierno y los bandos de aláudidos o fringílidos sa van desintegrando casi por completo.Entretanto,sin embergo,los días más largos y poco a poco más templados nos irán trayendo de lejanos mundos a las golondrinas,tan frecuentemente condideradas emisarias de la primavera,a los aguiluchos cenizos quienes pronto se dedicarán a sobrevolar constantemente sus querencias,mientras las alondras dejan derramar su potente y armonioso canto y los encelados machos de liebre se persiguen alocadamente-presos de una irrefrenable excitación-por los eriales y navazos reverdecidos." .Extraido del libro Un año en la vida de la España Salvaje,con alguna cosa de mi própia cosecha. Que en nuestros campos sigan existiendo todas estas cosas,que el despertar de cada primavera sea capaz de sorprendernos duranta toda nuestra vida y que seamos capaces de admirar toda la belleza y habilidad que la naturaleza posee.