Sorriba del Esla - Leon

Los nervios por la debacle del PSOE disparan la presión sobre Zapatero
Barreda vuelve a poner voz a la irritación socialista, que exige un golpe de timón | El socialista Barreda sugiere sustituir a Zapatero para evitar la catástrofe electoral | Incertidumbre en el PSOE ante los planes de Zapatero en el 2012, que no desvela


JUAN CARLOS MERINO | Madrid | 09/10/2010 | Actualizada a las 00:14h | Política
"Algunos se arriman cuando las cosas van bien, pero quieren poner distancia cuando las cosas van mal", dice con fatalismo un socialista fiel a José Luis Rodríguez Zapatero. Si todas las circunstancias han colocado al presidente del Gobierno al borde del precipicio, algunos parece que quieren darle un empujoncito final. Lo paradójico es que sean de su propio partido, el PSOE.


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La sensación de descomposición, parálisis y crispación es amplia en el Gobierno y el PSOE. Se suceden los errores, los patinazos, las luchas intestinas tanto en la Moncloa como en Ferraz, mientras la incertidumbre que genera el hecho de que Zapatero insista en no desvelar su futuro –si será el candidato socialista en las elecciones generales del 2012– está poniendo a muchos al borde de un ataque de nervios. Así, algunos en el PSOE reclaman un golpe de efecto. O un golpe de autoridad. O un golpe de timón. Algo, lo que sea, cualquier cosa antes que seguir desangrándose electoralmente mientras se acercan las citas con las urnas. Porque el calendario es muy negro para los socialistas: el previsto desplome del PSC el 28-N será el primer batacazo, temen, antes de las elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2011 –en las que no prevén arañar ni un palmo de terreno al PP y lamentan que podrían perder plazas fuertes como Barcelona y Sevilla–, como preámbulo de la debacle electoral socialista en las generales previstas para marzo del 2012.

Mientras aún dura en las filas socialistas la resaca por las envenenadas primarias de Madrid del pasado domingo –algunos no quieren pasar página, como intenta Zapatero, para que nadie se vaya de rositas–, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, ha reabierto la caja de los truenos dando voz pública a la irritación que, al menos en privado, transmiten muchos dirigentes socialistas.

Si Tomás Gómez justificó su pulso a Zapatero en que lealtad no es sumisión, Barreda asegura que lealtad es decir siempre la verdad. Y, así, no ha dejado títere con cabeza: recomienda limitar los mandatos de los presidentes a ocho años –sugiriendo que Zapatero no debería volver a ser el candidato en el 2012– y exige un cambio de rumbo y adoptar medidas contundentes porque, si no, el PSOE se dirige a una "catástrofe electoral". De paso, añadió que en su próxima campaña electoral prefiere no ver a ningún dirigente federal –se presume que Zapatero entre ellos–, tal como, hace ya meses, sugirió el jefe de la campaña catalana del PSC, Jaume Collboni, aunque luego fue desautorizado por José Montilla.

En la Moncloa y en Ferraz, obviamente, están que trinan contra Barreda –no es la primera vez–, y lamentan unas palabras que achacan sólo a sus intereses electorales: creen que María Dolores de Cospedal podría incluso arrebatar Castilla-La Mancha para el PP en mayo. Y lo más fino que se les oye es llamar "irresponsable" a Barreda. Por parte del Gobierno, fue María Teresa Fernández de la Vega la encargada de mostrar su disgusto: "El presente y el futuro pasan por el proyecto que lidera Zapatero al frente de este Gobierno", zanjó.

En la Moncloa descalifican los deseos de muchos socialistas de que Zapatero, al menos, desvele si se presentará o no en el 2012: "Los tiempos políticos los marcan los líderes. Y el presidente del Gobierno acierta".

A dar una mayor sensación de que el Gobierno se cae a pedazos contribuyó, como para hacer una broma, el ministro Miguel Sebastián: "Nunca sabes cuántos consejos de ministros te quedan". Una sensación, por cierto, muy extendida hoy entre los ministros.