Historias de Santa Marina: La siega “Entonces ya, cuando se termina en eso, se va a las eras; se cogen las vacas, que están en la cuadra, atadas al pesebre con unas cadenas, entonces se une el carro, se le ponen unas varillas al carro, se enrraman con unas hojas de escoba o de roble, se enrrama bien las varillas de los laos, pa que no se caigan las espigas, y luego abajo en el carro, pa que no se caiga el grano que se suelta, se pone un mantón de tascos, que se hace de trozos de telas viejas, los que hacen en unas fábricas que había, que los hacían antiguamente, que ahora ya no los hacen, los hacían en el Val, y entonces se pone eso.” “Se duerme en las eras, las mozas, que allí se llaman las mozas, se quedan una por casa, duermen a lo mejor dos juntas, en una barda de paja, pues allí llevan unas mantas y se duerme allí, pa que no roben el grano, y por la mañana temprano, cuando viene el alba, te levantas a espajar. Y de noche van los mozos a arrastrarlas, la que se queda dormida, la arrastran por encima de la paja y al dái siguiente a lo mejor aparece en otra era. Y cuando se iban las mozas a dormir la siesta, iban los mozos y enramaban la maja donde habían dormido las mozas; y cuando ellas volvían, se encontraban toda la maja llena de flores y de ramas de manzano o de lo que fuera.” Leonor, 62 años Extraído del libro “La maragatería” de Isabel botas San Martín (1993) |