REFLEXIONES SOBRE LA BLASFEMIA Reflexiones sobre la "blasfemia" En estos días, las estúpidas caricaturas danesas sobre uno de los dioses que los hombres nos hemos inventado ( y de su profeta ), están levantando ampollas, para algunos incurables. Y es que el mundo religioso está lleno de fanáticos, que vuelven a ver en todo esto una blasfemia imperdonable. Blasfemar es "injuriar" al dios, de palabra o de obra. Es atribuirle, a él o a sus santos, una imperfección, como la crueldad; o negarle un estado perfecto, como la justicia. Las blasfemias más ordinarias son las maldiciones ("decir mal"), contra el dios; o las expresiones soeces o irreverentes contra él o sus santos. En todos los pueblos, en todas las culturas, y en todas la religiones, la blasfemia está contemplada como un pecado capital. Y su castigo ha sido, en tiempos pasados e imperfectos, tambíen la pena capital. Entre los hebreos el blasfemo debía ser lapidado. El mismo Jesús fue condenado a muerte por blasfemo. En el mundo musulmán, impermeable aún a los tiempos modernos y a los valores democráticos de occidente (?), tan solo el hecho de querer representar a su dios, es algo irreverente. Y si algún infiel, encima, se atreve a figurarlo con una inocente chanza, la blasfemia sube al infinito, y se eleva a imperdonable. Y en esas estamos. Pero no hablemos ahora de religión, mal entendida. Bajemos a los criterios humanos de nuestro mundo democrático e imperfecto, adorador de dioses como el dinero, el poder, la politica... Y descubriremos que todos somos blasfemos (qué contradicción más execrable: blasfemamos, adorando y alabando a los dioses mencionados): = decimos palabrotas = tenemos lengua de carreteros = echamos por la boca sapos y culebras = echamos juramentos = juramos en hebreo = ultrajamos los símbolos = somos groseros = renegamos de ideas y de personas = injuriamos a los hombres Tendríamos que terminar todos "decapitados"... A. García/03.02.2006
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