Saelices del Payuelo - Leon

Un día fuimos unos chicos de Sahelices a conejos y nidos a la Mata y cuando mas entretenidos estábamos escarbando en las madrigueras de la Vallejina, oimos cercanos unos aullidos de lobo, nos sorpredieron y nos miramos unos a otros y uno dijo: No corrais, pero al momento todos estábamos corriendo, saltábamos las matas de tomillo de dos en dos y de tres en tres el último decía que le esperáramos, pero imperó el sálvese quien pueda hasta vernos seguros en las tierras de los Villares. Allí uno dijo haber visto las vacas del Tío Leonardo pastando al Chopo la Mata, sin pensarlo fuimos hacia allí y éste que estaba tronchándose de risa, luego nos contó varias historias que le habían pasado en la Mata y despues marchamos por el Campo las Viñas para el Pradillo a terminar de pasar el susto
Saludos

ja ja ja... esta bueno eso. Asi que nada mas llegar a casa, pues a cambiarse los canzoncillos... no..? Si, eso parece tipico de las que hacia el tio Leonardo.

Yo tambien me las pase buras en la Mata. Un año fuimos a cojer perucos a un peral que habia de la laguna Carros para adentro unos trescientos metros. Levabamos un fardel y cuando a penas tenia una docena en el fardel vimos el guarda venir a caballo. Ali nos verias esconfullirnos por entre los matorrales. A mi me cogio la vereda, me corrio y me atrapo cerca de la laguna Carros. Era el hijo del guarda, Pencho (el que despues abrio la Estrella en Mansilla). Me venia corriendo con el caballo que le llegaba el hocico a mi cuello, hasta que yo ya no pude correr mas y me rendi. Me hizo enseñarle los perucos y que para que los queria. Depues de varias preguntas, se ablando y termino por darme permiso para venir a cojer todos los que quisiera. Al dia siguiente fui con el burro y me traje unas medias alforjadas. Los puse a madurar encima del grano y tuve perucos para toda la sementera, casi hasta Navidad. Pero me costaron un buen susto y una carrera. Tu sabes el pavor que da oir el respirar del caballo detras de tus orejas..?,

A falta de otra fruta, estaban buenos estos perucos. A mi gustaban bien maduros, de color casi negro. Consecuencias: una semana sin tirar de pantalón.

Esto me lo cuentan, yo no tuve la suerte de disfrutar de estos parajes:

Con cercar la Mata nos hicieron la puñeta y nos partieron por el eje. Allí teníamos muchas papeletas resueltas como bien dice Mafern: perucos, bellotas, setas, flores pa llevar a la Virgen en Mayo, también había algo de leña pa pasar el invierno (ahora la dejan allí pudrir y no se la dan a nadie).

Los chicos en la primavera, si tenían algún rato libre, a romper pantalones resguilando a los nidos, y de paso, si podían enzarzar algún conejillo ¡mejor que mejor! En el invierno había un jornal pa to'l que quisiera ir a cortar sardón pa la cisquera con los carboneros.

En la fuente que había a la entrada del valle ¡cuántos cascos de cebolla se tiraron!, y alguna que otra pelleja de chorozo (éstas menos...), en cuanto a latas ninguna ya que no se estilaban todavía. Allí estaba la merienda mu rica.

Aunque entonces nadie hablaba de colesterol, era el paseo más cómodo y concurrido que tenían los pocos que salían a dar una vuelta. Si hacía frío a la abrigada de las sardoneras; si hacía calor a la sombra de las encinas.

¡¡¡Bendita Mata, cuántos buenos recuerdos nos dejó!!!