Saelices del Payuelo - Leon

A finales de los años 50 todavía perduraba en Sahelices una costumbre muy sana para las economías familiares, aunque no muy acorde con las leyes sanitarias actuales: cuatro o cinco familias se reunían para matar una vaca, a veces un caballo, y repartirse la carne. Puede que la vaca fuera una que se había perniquebrado en las tareas del verano, o bien una comprada ex profeso en la feria de Mansilla. Un año tocó la matanza en casa del señor Pedrón. Además estaba Lucio y tres o cuatro más, entre ellos creo que el señor Mariano ya que recuerdo a Sindo entre la chiquillería. La gente menuda de las familias participantes, y algún advenedizo, nos habíamos reunido en el corral y nos las prometíamos muy felices cuando viéramos el “asesinato” de la pobre vaca. ¡¡Pero la señora Máxima tenía otros planes!! Cuando comprendió que llegaba el momento del sacrificio, nos reunió a los críos con una disculpa en la cuadra y, antes de darnos cuenta, nos tenía encerrados a todos con una buena tranca que echó por fuera. Supongo que la llamamos de todo excepto ‘bonita’, pero no nos soltó hasta que la agonía del animal había terminado en el corral. Años más tarde, comprendí la intención de la buena mujer: poner su granito de arena para que la violencia no se instalara en nuestras mentes infantiles.
¿Qué opinaría hoy la Señora Máxima si se enterara de que hay un juego de consola para niños y adolescentes que da puntos por asesinar a los transeúntes de una ciudad y añade un bonus si la asesinada es una mujer embarazada?
¡Gracias, tía Máxima!

Pues la buena señora se moriría de tristeza y los jugadores sumarían puntos.
La cruda realidad.

Estas son las historias que dan máximo valor a este foro gracias Sahelicense.

Al sr. Pedrón yo no lo conocí o al menos no lo recuerdo, no obstante a la sra. Máxima si que tuve ocasión de contemplar, personaje conservador donde los haya.

Recuerdo con detalle, de las pocas veces que ella salia de casa, abrir las puertonas de par en par, para dar paso al tractor de su hijo (no recuerdo ahora su nombre, el que vive hoy en San Felismo)que se disponía a entrar con el remolque al corral. Viniendo aún el tractor por la era abajo, Máxima se aseguraba y reaseguraba de que ningún niño ni nadie, estuviese a su vista en toda la calle, antes avisaba a la sra. Sofía para coordinar la delicada operación de alto riesgo...

Siempre vestida de negro, siempre con pañuelo en la cabeza, siempre encorvada, a la vista solo manos y cara, la desconfianza en persona, no había niño que se le acercase, solo obligado por sus padres para darla un beso de bienvenida o despedida ¡vaya trago!

Un recuerdo muy entrañable para esta gran sahelicense, sra. Máxima.

Enriquezcamos un poco mas el foro.El marido de la Sra Maxima el tio Pedron era el encargado de tocar el tente nube con las canpanas cuando habia tormenta.Tambien tocaban las campanas cuando habia fuego.Esas costumbres antiguas se habran perdido del pueblo lo mismo que el apellido Tegerina.Saludos.

El apellido tejerina? con jota ? para nada

No , no se ha perdido esa constumbre de tocar las campanas , pero vamos a resucitar otra constumbre que se trata de quitar los badajos los sabados por la noche .
Un saludo

hay como se nota que eres de los jovenes que vive en el pueblo y que tu casa esta cerca de la iglesia! algun dia te acostumbraras!

Yo restauraría otra costumbre: arrancar la puerta que cierra el acceso a la torre. Si sobrevivimos 300 años sin ella, ¿a cuento de qué ponerla ahora?.

pues a mi me gusta oir las campanas a la hora que sea

la sra, maxima con todos mis respetos tenia bastante del caracter cazurro