Saelices del Payuelo - Leon

Allá por 1375 vivía en Mansilla de las Mulas un anciano con fama de sabio. Dicen que su principal ocio consistía en sentarse cerca de la puerta que había en el actual Arco de la Concepción, o en otras puertas de la muralla, para observar a los campesinos de la región que entraban al mercado de la ciudad o a los caminantes de lejanas tierras que recorrían el Camino de Santiago. Un día se le acercó un viajero y preguntó al anciano sin más preámbulos:
-¿Qué tal son las gentes de Mansilla?
El anciano miró al forastero y le devolvió la pregunta:
-¿Qué tal son las gentes en la ciudad de la que vienes?
-Mezquinas y arrogantes. Nadie te ayuda porque son egoístas y, además, embusteros. Por eso la abandoné.
-Mucho me temo, forastero, que, si te quedas en Mansilla, vas a encontrar principalmente gente mezquina, arrogante, egoísta y embustera.
Cuentan que al día siguiente otro caminante diferente se dirigió al anciano para recabar información sobre las gentes de aquella ciudad amurallada.
-¿Qué tal son las gentes en la ciudad de la que tu vienes, forastero? –volvió a preguntar el anciano.
-Son amigos y fieles. Dispuestos a ayudarte porque son generosos y amables.
-¡Bienvenido seas a Mansilla, amigo mío! –dijo el anciano-. Estoy seguro de que en ella vas a encontrar principalmente amigos fieles, generosos y amables.

Da la impresión, Espigadora, que esta historia no convenció a los foreros. Pero no te desanimes y sigue con tus espigas. Dicen que "el camino más recto hacia la verdad es generalmente un cuento" y a mí me parece que en éste hay tanta 'sabiduría' como en algunos sesudos tratados sociológicos. O más.Un beso.

Excelente historia Espigadora.
Saludos, y, muchos besos.