Saelices del Payuelo - León

¿Tierra desequilibrada dices?.

Todo lo contrario. Con la tierra que falta, se hicieron muchas tapias que aún guardan el equilibrio de unas cuantas casas del pueblo.

Yo mismo participé en la construcción de una pared que se mantiene vertical. Por cierto, me salieron varias bojas con el mazo de pisar la tierra.

Me refiero a lo "extremista" del clima, llueve hasta que la tierra no sume más o no cae una gota en 6 meses; hace un frio que pela en invierno con heladas y nieve, pero un calor de justicia que derrite en verano. Un clima que curte el semblante.

Queda lejos de mares que atemperan el clima en similares latitudes...

salut

Tienes razón: el clima continental que nos ha tocado va de extremo a extremo. Estamos lejos del Mediterráneo y del Cantábrico nos separa un muro montañoso.

Por si sirve de consuelo, no tenemos plagas de medusas.

Después de la avería que me preparó un gato el martes, cualquiera se atreve a decir cuántos litros de agua han caído desde octubre.
Yo insistía en las conversaciones: ”Han caído 270 litros, más los que se hayan podido evaporar”.
- “Ha llovido bastante más, como el doble”, decían los contertulios.
Yo evitaba la discusión porque había observado ciertas anomalías en mis cálculos.
Ahora ya veo que tienen razón los contertulios.

Como me río del tropezón propio, os cuento la escena.
Sobre el brocal del pozo hay dos envases grandes de plástico. Uno es de una garrafa de agua, de esas de 5 litros, transparente; el otro, de una botella de lejía de esas de unos 3 litros, amarillo.
Los dos envases están cortados en horizontal a una altura de unos 30 cm. Son cilíndricos del todo y tienen puesto un canto cada uno para que no los tire el viento.
El sistema de medición no es malo; por cada cm. de agua que tengan, se supone que han caído 10 litros / metro cuadrado.

Como ambos estaban a punto de rebosar, si descontamos los pedruscos se supone que habrán caído unos 270 litros desde octubre.
Pero hete aquí que los niveles del agua habrían de coincidir en ambos envases y no se daba el caso. A veces era mayor el nivel del envase amarillo, a veces el del transparente.
Ardua cuestión técnica, ¿a que sí?.

Pues con esa duda llevamos parte del otoño, todo el invierno y un mes más.

Hasta que el martes 16 de abril, a la puesta del sol, estando el Menda de maniobras en el fregadero, apareció un gato gordote, de esos grises ’rayaos’.
Se aposentó al lado del envase transparente y la emprendió a beber agua hasta que quiso. Incluso hacía descansillos entre trago y trago.

- “¿Que si se puso las botas?”, ¿preguntáis?.
– “¡Vamos!, es que se puso hasta los pantalones …”.

Como p’a fiarse del método inventado por el Menda.

¡Así que apareció un gato gordote!.

Vaya, ya tenemos un gato con sapos en la barriga.

Mira Snoopy ¡qué risa¡ tienes experimentos y aventuras tan gráficas y elocuentes que "eres la monda" ¿pero sabes una cosa? que como yo lo veo a cada momento, aquí, en los recipientes de casa(que no doy abasto a llenar por culpa de los piensos que hacen tan sedientos a los gatos), pues se me encendió la lucecita desde el principio. Cuidadín con el gato, que lo mismo que te bebe el agua de la lluvia, te bebe un buen caldito engañoso, te fastidia la cena y luego ¡ala¡,a trabajar en ayunas y con la noche por delante;¡ostras¡, ¡qué larga¡ No quiero ni imaginármela. Pues eso: CORTA NOCHE.