Saelices del Payuelo - León

Ja, ja ja, y... donde esta Sahelices de arriba..?

bueno... yo os lo he escuchado a vosotros, mucho se escribió al respecto de la plaza marcelo,... "frontera" entre "los dos sahelices"... pero vamos, he aquí tu petición:

https://www.foro-ciudad.com/leon/saelices-del-payuelo/fotos/302019-sahelices-de-arribaabr12-flixfilms.html

salut

Oye, la plaza Marcelo no es una frontera sino mas bien un nudo de union donde se juntan todas las calles y todos los viejos a charlas, incluso los cacharreros, en sus dias, ponian tienda alli.

hablando de cacharreros, recuerdo más de una vez, estar en casa de "la trigueña", hace ya taitantos años atrás y ver llegar un paisanin boina sobre sesera, calle era abajo alante, empujando su bicicleta de pies en suelo, de aquellas de ruedonas grandonas y con varillas de transmisión entre las manetas de freno y las zapatas de las ruedas, con una caja de madera en el portabultos trasero de la cual y previo seguro aparcamiento, sacaba toda clase de cachivachines en múltiples compartimentos, al cual más menudo y curioso, botones, agujas, tornillos, navajas, dedales, que se yo que más... las vecinas, Másima, Leonor, Felicísima, Sofía, acudian a por algún enser o solo para ver la nueva mercancía...

salut

El paisanin ese que tu viste, creo fuera Gabriel el hilero. Era de natural y vecino de Sahechores pero casado en Sahelices con una hermana de Urbano. Este Gabriel recorria en bici los pueblos de la comarca con su mini-tienda ambulante.
En el momento que tu le vistes, vendria de hacer el recorrido Villamizar, Villamuñio, Villamarco y quizas Reliegos. En ese momento haria Sahelices, la Aldea y los pueblos de la carretera hasta Sahechores.

Yo le conocí como Gabriel el Flamenco (había un cantaor del mismo nombre, por eso se lo pondrían).

Creo que era los lunes cuando iba por Sahelices. Llevaba una turuta con forma de cuerno, de sonido inconfundible, con la que convocaba a las vecinas. La bicicleta llevaba dos cajones, uno delante y otro detrás. Además de todas las menudencias para coser y remendar, betún para los zapatos, jabón, peines y un sinfín de objetos tan minúsculos como necesarios, también vendía material escolar: cuadernos, lápices, gomas de borrar, plumines....

Era todo un acontecimiento. Mientras despachaba, colgaba la turuta del manillar y siempre había algún chiquillo esperando un despiste para soplarla.

Como bien dice JP, hay un cantaor gitano aflamencado. Su nombre, Gabriel Moreno.
Gabriel El Flamenco era el de todos conocido marido de Vitoria Malagón, saludos.
Este hombre sin duda fue merecedor de un monumento al trabajo.

Yo recuerdo que tocaba su trompeta y se anunciaba: ¡El Flamenco! Este hombre se ganaba la vida ambulando por los pueblos a golpe de pedal vendiendo su mercancía, que trasportaba en aquel extensible cajón. Contemplarlo abierto resultaba todo un espectáculo. Ver como todo estaba clasificado como por orden alfabético, aquella variedad de pequeñas cosas que resultaban muy útiles para coser, recoser, bordar, reformar.
Había un dicho muy común: mi madre me ha hecho un pantalón nuevo de uno viejo de mi padre. También se utilizaban para tejer con lana toda clase de prendas que luego se teñían con los famosos tintes Iberia, él de calle en calle iba pregonando sus productos.

Jabones lagarto, jabones la Toja, champú al huevo Sindo, cuchillas de afeitar gillette, tintes Iberia, pasta dentífrica, bobinas de hilo,de torzal hiladilo, botones, horquillas para el pelo,y ¡MUCHOOOOOOO…… más.

Preciosa descripción, Sopas.

Gracias, salada.

Yo (como casi todos) salía con mi madre al HILERO y alucinaba de la cantidad de cosas que cabían en aquel cajón extensible-para mí, desde luego se queda corta la magia del actúal Harry Potter; era todo un mito y se le esperaba con mucho cariño.Como bien dice Sopas, con su presencia, se solucionaban tantas rotos y descosidos...

¿No hacía también de casamentero?

Otros no menos famosos los cacharreros.

Recordaréis todos los de mi añada y un poco más acá, cuando venía un cacharero. Su modo de transporte era un carro por el que tiraba una mula y algunas veces dos, una que tiraba de la otra.
Traían la mula con dos canastas, una de cada lao, llenas de pajas pa hacer buena mullida y que no se rompieran los cacharros. Los esparcían por el suelo en la plaza de Marcelo, allí junto a la ventanina de Maniqueto, y daban la vuelta por el puablo: ¡¡el cacharrero!!, ¡venga señoras, preparen hierros, cuernos, huesos, trapos viejos y morralla! Y a la que se la hubiera roto el puchero de los garbanzos, la cazuela de hacer la sopas o la barrila, si era en el verano, tenía oportunidad de "renovarlos".
Llevaban de toda esa mercancía y casi nunca corría el dinero, ¡al trueque, toma pinreles y dame cacharros!
Algunos traían manadas de regaliz, allí nos verían a los chavales na más salir de la escuela por los muradales alante, al rebusco del "tesoro escondido" y poder participar en el trueque. Siempre caía algo, aunque sólo fuese un cuarto del palistroque, aunque si era entero mejor...,según el valor del género que le llevásemos.

Un recuerdo pa aquellos cacharreros que nos servían a domicilio.

Buenooooo!!!!!!... Estas secuencias hay que vivirlas para meterte de lleno, a mí se me iban los ojos al manojo de regaliz, pero mi género al cambio solo me daba para un pizarrin.

Cuatropuntas: seguro que también recuerdas que vendían espejos, un cacharrero les colocaba en la parte de fuera con una doble intención, su posible venta y la satisfacción de poder ver alguna pantorrilla o, mas allá.