Sabero - Leon

En casa del tío Vicente ya no quedaba casi nadie. Quizás porque la canción no se entonó bien en su momento o porque el orujillo mañanero aún no había sido capaz de dominar los cuerpos y mentes de quienes se preparaban para el evento anual por excelencia: El cordero de San Isidro.
Aquel que siempre tocaba y nunca se entregaba al afortunado, quien lo donaba en generosa manifestación de solidaridad al pueblo para que fuera degustado en compaña y algarabía de vecinos y algún allegado.
Y van subiendo los mozos con el cordero en canal hacia la mesona del monte Llaneces. Esa mesona que ya en tiempos pasados mereció más de un verso cuya lectura empaña mis ojos en el recuerdo de aquellos amigos, muchos de los cuales nos han dejado.

Mesa de sudor y ganas
de Jacinto, Tato y Chano.
superior a las ruedonas
al caballo de Espartero
Y hasta al mismo Vaticano

Reuniones plenas de alegría endulzada por cánticos y relatos de sucedidos, bajo la sombra poderosa del hayedo. Ese hayedo refrescante que honra la presencia de quienes disfrutan del acto.Ese hayedo protector del limpio hule que el bueno de Nanci se trajo desde la frontera para cubrir cada tabla.

Cúbrete de fuertes hayas
mesa de roble y nogal
que ni Nete, ni Gelete
ni el Chapas con el soplete
te consigan desguazar

que decía el bardo del barrio de Abajo.

Mesa que por su importancia fué deseo de la hornada bereber en los tiempos en que nuestros antepasados defendieron el valle desde Regaceos a Quemadas. Añoranza del emir musulmán a quién se le privó de su posesión en uno de los actos más valientes, junto con Covadonga, que se llevaron a cabo en nuestros montes. Así reza el poema en otros de sus versos:
Fué a tí a quien D. Pelayo
para que no te robaran
ordenó quitar las ruedas
y a hombros de mil moriscos
llevarlas a la montaña

Fiestina curiosa la del cordero. Buen vino de Crescencio, fresca agua de la fuente y comunión exquisita de gentes de todas las condiciones.
Y si no, veamos más poemas del romancero:

Mesa del roble más duro
pesebre de vecindad
que albergas todos los años
más payos y más gitanos
que la cantina Vidal

Y ahora me voy, que empieza el pintxo-pote. (continuará)