Riego de la Vega - Leon

Escrito por: Cordura el 27 Ago 2011 - URL Permanente

De unos años acá, recibimos un palo tras otro. Bárbaros macroatentados, extrañas pandemias, catástrofes “naturales”, falaces pretextos para las guerras de agresión... Y, naturalmente, los zarpazos del capitalismo salvaje disfrazados de “crisis económica”. (Por cierto, ya están convocadas las próximas movilizaciones).

“Otro mundo es posible”, proclama(ba) un lema popularizado desde los años noventa.

Cuando queramos darnos cuenta, otro mundo será, no ya posible, sino un hecho. Pero no tendrá nada que ver con el del lema.

Será aún peor, mucho peor, que el mundo que ya teníamos cuando algunos creían posible un mundo mejor. ¿Paradojas de la historia?


Lecciones policiales

La semana pasada hubo una brutal represión policial al término de una marcha legal. En los días siguientes se convocaron protestas contra esa violencia. Reprimidas, en muchos casos, de manera similar.

El gobierno “socialista” bendijo la actuación policial. Luego salió el candidato Rubalcaba con su electorera petición de que se investigasen los “posibles excesos policiales”. A los pocos días, tras una avalancha de denuncias, se abrieron algunos expedientes. Hasta el sindicato policial más representativo admitió la existencia de abusos.

No obstante, muy poco después la policía contraatacaba presentando sus propias denuncias y autofelicitándose por su actuación. Por su parte, el ministro del Interior reafirmaba la inicial bendición gubernamental.

Entremedias, el gobierno cadáver de la nación anunció una reforma de la Constitución consistente en fijar un tope permanente al déficit público. La propuesta ya estaba pactada con el PP. Con la excusa de la situación económica, quedará así constitucionalizado un principio esencial de la ideología “neoliberal”, limitando drásticamente el gasto público fuesen cuales fuesen las necesidades sociales (y con escasas excepciones en ciertas situaciones extremas). Aunque la medida, se nos dijo, no entrará en vigor hasta finales de la década, el cambio constitucional estará listo en menos de un mes y sin consulta popular... salvo que una masiva reacción del pueblo lo impida.

En otras palabras, por algún motivo se ha decidido no esperar al nuevo gobierno que surja de las elecciones del 20-N. No incluir el tope en los programas electorales, sino imponerlo desde ya a pesar de lo atípicas que son en este país las reformas constitucionales. El partido PPSOE, seguramente con el apoyo de alguna de sus comparsas, decreta el fin objetivo del estado del bienestar consagrándolo en la carta magna. Ya tienen el texto preparado. Da igual que se trate de una exigencia de claro espíritu anticonstitucional, a poco que se piense en los artículos 27, 35, 43 y 47 (derecho a la educación, trabajo, sanidad y vivienda) y en las implicaciones sociales que tendrá el techo de gasto público.


Indicios de un plan muy avanzado

El proceso se remonta al menos al 12 de mayo del año pasado, cuando Zapatero anunciaba el primer golpe del ajuste antisocial para “calmar a los mercados”. Desde entonces nos han llovido unos cuantos más, como ocurrió ayer mismo en el último Consejo de Ministros. Y, ya que la filosofía de este proceso viene impuesta desde la Unión Europea –aunque no sólo–, se apela a nuestro europeísmo para que lo apoyemos sin rechistar.

Todo ello, pese a que desde hace más de tres meses un relevante movimiento social, nacido el pasado 15 de mayo, viene denunciando la sumisión de nuestro estado a poderes internacionales y la ausencia de democracia real en las decisiones de nuestros políticos. Éstos dijeron que tomarían nota, pero ya vemos cuál es su respuesta.

El mensaje está claro: “Os preguntaréis que por qué tanta prisa en meteros este puro 'constitucional'. Pero es que queremos que no tengáis la menor duda de cuál va a ser nuestra filosofía a partir de ahora. Vamos a por todas con la más resuelta determinación. Sabemos que os quejaréis un poco, lo damos por descontado. Es algo que llevamos tiempo preparando. Prueba de ello es nuestra inquebrantable disposición a reprimir vuestras protestas, si es preciso con 'excesos' e infiltrados en vuestras filas. Y esto no ha hecho más que empezar...”

Por eso, lejos de retroceder en su agresión al pueblo, la profundizan cada día. Y por eso, en lugar de proceder a una drástica depuración de los cuerpos policiales, bendicen globalmente su conducta.

Que nadie se engañe, esto es lo que hay. Aunque, gracias a Dios, no sea todo, pues llegará el día en que toda esa arrogancia hija de la codicia y del afán de poder se topará con la ira más santa.

Así sea.