La mentira interminable que tanto daña a León - En la Historia Medieval de España encontramos manipulaciones tan grotescas que parece increíble que alguien las puede tomar como ciertas. En este artículo voy a relatar sólo algunas de ellas. La primera sucedió con la llegada de Fernando I al trono de León. Era yo casi un niño y en los libros de texto se estudiaba esto: primera unión de los reinos de León y de Castilla con Fernando I. Pero no es verdad, porque era conde de Castilla. Estaba casado con la infanta doña Sancha, hija de Alfonso V y hermana de Bermudo III. Al morir este, hereda el trono de León doña Sancha. Como en esa época las mujeres no reinaban, Fernando fue ungido rey de León. Al morir, dividió el Reino de León en tres partes: Galicia, Castilla y León. A su hijo García le dejó Galicia, conocido como García I. Había habido otro García I, primer rey de León. A su hijo Alfonso le dejó León, conocido como Alfonso VI, número ordinal correcto. A su hijo Sancho le dejó Castilla, conocido como Sancho II. Si Sancho fue el primer rey de Castilla ¿por qué los historiadores le han puesto el número ordinal segundo? Sancho I fue rey de León. El rey de León Alfonso VII, después de concederle la independencia a Portugal, dividió el resto del Reino de León en tres territorios independientes entre si: Castilla, León y Toledo. A su hijo Sancho le concedió Castilla y Toledo y es conocido como Sancho III, debiendo ser el segundo. A su hijo Fernando le concedió León, siendo conocido como Fernando II. Sancho III murió muy pronto, sucediéndole su hijo Alfonso. Aquí viene la gran mentira. Portugal y Castilla eran territorios del Reino de León. El rey de Portugal se llamaba Alfonso y es conocido como Alfonso I, número ordinal correcto. Alfonso de Castilla es conocido como Alfonso VIII. Si ese rey fue el primer rey de Castilla llamado Alfonso ¿por qué los historiadores le han puesto el ordinal octavo? Luego lo veremos. El año 1188 el rey Alfonso VIII de León, conocido como IX, convocó el primer parlamento democrático del mundo, conviene no olvidarlo. Alfonso VIII de León murió en 1230 y le sucedió en el trono su hijo Fernando, que ya era también rey de Castilla. Éste, conocido como Fernando III, debiera llamarse Fernando III de León y I de Castilla. Y aquí encontramos la mentira interminable, la guinda del pastel. La totalidad de los historiadores, salvo raras y honestas excepciones, afirman que el año 1230 el Reino de León desapareció de la Historia, integrándose en el Reino de Castilla. Ningún historiador aporta dato alguno que demuestre la veracidad de tal afirmación. Todos ellos están convencidos de que esa afirmación es una verdad como un templo de grande. En la Edad Media había personas que estaban convencidas de que la Tierra era cuadrada. El físico Galileo Galilei, por decir que la Tierra era redonda, corrió el riesgo de ser quemado vivo. En mi libro León en la época más confusa de la Historia de España incluyo docenas de datos sacados de los cronistas medievales que demuestran la falsedad de la integración del Reino de León en el de Castilla. He aquí algunos. A partir de 1188 el Reino de León convocaba sus Cortes en solitario. Durante más de un siglo las Cortes de León y las de Castilla se convocaban separadamente y, casi siempre, en localidades diferentes. El año 1297 fueron convocadas Cortes de Castilla en Cuéllar, Segovia. El año 1299 fueron convocadas Cortes de León en Valladolid. El año 1301 fueron convocadas Cortes de Castilla en Burgos. En estas Cortes, algunos procuradores pidieron al rey que, en adelante, fueran convocadas las Cortes de León y las de Castilla juntas, a lo que el rey no accede. Algunos historiadores afirman que dicha negativa era motivada porque los castellanos temían que los procuradores leoneses, más numerosos que los castellanos, consiguieran que los alcaldes y los jueces de los ayuntamientos castellanos fueran ocupados por leoneses. El mismo año 1301 fueron convocadas Cortes de León en Zamora. Se puede decir que hasta 1348 no hubo reunión de Cortes conjuntas. Ese año hubo convocatoria de ambas en Alcalá de Henares, las conocidas como ‘Ordenamiento de Alcalá’. En éstas es estableció un plan para el desarrollo jurídico vigente de ‘Las Siete Partidas’. En este código jurídico estaban incluídos los cuatro Reinos: 1) León, que se componía de Galicia, Asturias, León y Extremadura. 2) Castilla, que se componía de Castilla, el País Vasco y la actual provincia de Guadalajara. 3) Toledo, que se componía de la Meseta de la Mancha. Y 4) Andalucía, que se componía de las actuales provincias de Murcia, Jaén, Córdoba y Sevilla. De estas Cortes existen tres actas escritas en gallego para Galicia, en leonés para León y en castellano para Castilla. Uno de los actos más clarificadores, que está aún hoy en vigor, sucedió en 1388 durante el reinado de Juan I. Este rey sabía que en el pasado había habido problemas para nombrar heredero al trono. Para evitarlos hizo lo siguiente: con motivo de la boda del infante Enrique, hijo de Juan I, le concedió el título de Príncipe de Asturias como sucesor al trono. ¿Por qué no le puso Príncipe de Castilla si, como afirman los historiadores, ya no existía el Reino de León? Todos conocían el prestigio de Asturias como inicio de la Monarquía Asturleonesa, inicio de la Reconquista. Algunos historiadores han escrito mentiras hasta límites increíbles. El prestigioso historiador Modesto Lafuente dijo que los Alfonsos, los Ordoños, los Ramiros habían sido reyes de Castilla. Esto quiere decir, según él, que todo era Castilla, que la Reconquista se inició en Castilla. Increíble porque Castilla nació dos siglos después. El vallisoletano Julián Marías dejó escrito una frase sorprendente por no decir dantesca: Castilla se hizo España. Todo este cúmulo de mentiras es decepcionante, pero más decepcionante es el silencio de los leoneses, que ha traído trágicas consecuencias que han desembocado en la mayor decadencia de León en toda su gloriosa Historia milenaria y que no terminará con la integración de León en esta autonomía, sino con la desaparición de León como pueblo. JOAQUÍN CUEVAS ALLER ESCRITOR |