El retorno de Julio Anguita Julio Anguita, barnizado y ´mágos´, ha vuelto para quedarse. Montó el Frente Cívico como una forma de resistencia y de ocupación de una ideología, la de la izquierda internacionalista, con el objetivo de ir depurando poco a poco a los poderes fácticos ocasionantes de esta crisis moral y económica que está ahogando hasta el personaje de Ofelia. Anguita empezó a dar conferencias y a ponerse intenso por estas Españas que hoy están ofuscadas por el caudal de un neoliberalismo que Europa nos ha traído como un mensaje de conceptos ingratos y por consecuencia como una obligación a la que aceptar estricto sensu como fórmula de salida del caos. Julio Anguita es el Barón Rojo de la Gran Guerra, un disparadero de bombas contra una geografía lastimada por una globalización económica que nos ha conducido a este chupano en donde nos encontramos los españoles de a pie. Frente al Antiguo Régimen Anguita propone un eurocomunismo capaz de remodelar los errores cometidos desde la Transición hasta el momento presente. El Frente Cívico fue un movimiento social más que en sus principios se tomó como garantía para derrocar, desde la resistencia, al neoconservadurismo. Pero dados los acontecimientos, y formuladas las propuestas de partidos como Podemos, en estos momentos Anguita se ha activado y no tiene ningún complejo a la hora de realizar entrevistas con Pablo Iglesias en su programa on line cuyo título es “Otra vuelta de tuerca”. He visto la entrevista y allí me he dado cuenta que Anguita sigue siendo el comunista in corpore a quien nadie puede doblegar. Le gusta la gnosis de Podemos y a tal estado se ha vestido para defenderla. Anguita ha sido el único político español que, tras su marcha de la adivinación presente de la política -motivada por los infartos y un cierto aburrimiento- no se ha aprovechado de su rango de politólogo para introducirse en el amalgama de un cargo millonario en una empresa privada -las famosas puertas giratorias-, sino que siguió en Córdoba explicando a Pericles, a Napoleón y al Dragón Rojo. Anguita es un político de una pieza. Sus discursos, siempre serenos hasta que en un momento dado se exaltan hasta la cubrición del mensaje, continúan siendo de hemeroteca para los tiempos venideros. Anguita, Julio y manía, resuelve su ideología a partir de la convocatoria de todos los españoles para que actuemos en consecuencia así como el neoliberalismo nos vaya apelmazando dentro de una barra de pan. Julio Anguita, moruno e infartado, perdió un hijo en una guerra. Sin embargo, su estudio y su visión de la política española continúan siendo lúcidas y aplausantes. Jamás ningún político ha dicho verdades como en la poesía épica, puesto que todo lo que sale de su boca puede barcinar las gavillas que quedan por ahí esturriadas por las tierras de estas Españas que hoy sufren el cansancio de una democracia adulterada por el arsénico y por el parlamentarismo. Según lo escucho en los vídeos de Youtube me doy cuenta que el profesor cordobés sigue alimentándose de su comunismo con la esperanza de que algún día el sueño devorador de las masas conciba una patria acorde con esta situación socio-económica tan lastrada y tan vulnerada. Anguita vive en la cusca española con el objetivo de que la izquierda española se deje de concubinatos y aplique su programa a todas luces práctico y europeo. Julio, como digo, ha encontrado en Podemos ese ajedrez capaz de derribar las geografías malditas del presente y otorga al futuro una conciencia visceral capaz de enturbiar a unos políticos que vienen de la Transición y que han hecho morada en estas tierras tormentosas que son Hispania. Anguita tiene el corazón dañado, pero no su voz, la cual resuena por el iberismo como una forma de ir convenciendo a los ciudadanos que debe ser la izquierda la que reformule una nueva transición y una nueva etapa en relación al abismo en que estamos bragados. Julio Anguita, alcalde y ex secretario general de IU, ahora regresa con toda su artillería revolucionaria con la razón que le asiste y que no tiene otra lectura más que las revoluciones sangrientas ocasionadas en el siglo XX. La revolución de Anguita es pacífica, vocinglera, de larga carretera y abrigada con taparrón. Yo veo vídeos de la Revolución Francesa y me estoy dando cuenta que en estos momentos quizá esté fumando demasiado. EMILIO ARNAO |